Being left behind [Ace/Deuce]

Poco a poco

—Bueno, ya hemos llegado—dijo Deuce mientras se acercaba a la puerta principal de Heartslabyul—. Gracias por acompañarme, Epel.

—No ha sido nada. Te he estado acaparando durante casi toda la tarde, así que es lo menos que puedo hacer—respondió el estudiante de Pomefiore—. Dales un saludo de mi parte a Yû y a Grim, y a Ace, que se ha ido nada más terminar las clases.

—Sí, ¿qué mosca le habrá picado esta mañana?—se preguntó Deuce, ladeando la cabeza—. Ah, perdón. Sí, los saludaré de tu parte. Hasta mañana, Epel.

Deuce sonrió al mismo tiempo que agitaba su mano para despedirse, y acto seguido, entró en el edificio del dormitorio y se dirigió al salón principal, donde Cater jugaba contra un doble suyo al ajedrez, Trey servía el té con ayuda de Yûken y Grim protestaba ante unos ejercicios prácticos que Riddle le había puesto para ayudarlo a repasar.

—Buenas tardes—dijo Deuce al mismo tiempo que caminaba hacia los demás y dejaba su bolsa al lado de la pata de una silla—. ¿Ace no está con vosotros?

—Pensábamos que estaba conti- ¡Hijo de perra!—exclamó Cater al ver cómo su doble amenazaba con hacerle jaque mate—. ¡Te he dado la vida! ¿Por qué me haces esto?

Trey miró a su compañero, parpadeó, y suspiró antes de mirar a Deuce y decirle:

—Creo que ha salido al jardín; me ha parecido que estaba practicando.

—¿Está practicando sin permiso del rector? Uh, ese jovencito se va a meter en un lío—dijo Riddle mientras fruncía el ceño y dejaba sobre su plato la taza de té que acababa de tomar de manos de Trey.

—Riddle, déjalo—Yûken le dio se nuevo la taza de té antes de añadir—: Creo que no estaba muy contento esta mañana: ha salido de clase hecho un basilisco, y no lo he visto en toda la tarde más que para entrar en la cocina, coger una manzana, e irse de nuevo.

Deuce hizo una mueca antes de tomar una de las pastas de té que había junto a las tazas, morderla y contestar:

—Iré al jardín a buscarlo, a ver si está ahí. Ahora nos vemos, chicos.

El chico salió del edificio hacia el jardín donde celebraban las fiestas de los no-cumpleaños. Deuce se sorprendió al ver varias sillas tiradas por el suelo, dianas fallidas y rosas caídas; si Ace no era el responsable, estaba seguro de que Riddle haría que todos los estudiantes de Heartslabyul recitaran las leyes de la Reina de Corazones hasta encontrar al culpable.

Deuce escuchó un ruido de un poco más allá, lejos de la entrada del laberinto de rosas, por lo que se dirigió hacia aquella zona con rapidez.

—¡Ghah! ¡Quería que te levantaras, no que estallaras!—la voz rasposa de Ace se podía escuchar desde bastante lejos, por lo que Deuce alzó una ceja al escucharla. Sin embargo, se aproximó más a la zona donde se encontraba su amigo, de espaldas a él, y decirle que qué hacía practicando—. ¡A este paso yo me...! Yo... ¡Estúpido!—chilló hacia el muñeco de prácticas que acababa de destrozar.

—¿Ace?—preguntó Deuce, pues ni entendía a qué venía el vocerío de su amigo, quien, de pronto, alzó su mano derecha, dejando ver su bolígrafo mágico.

Sin embargo, al avanzar un poco más, sus ojos se abrieron como platos al ver una mancha negra que se iba extendiendo por la piedra rojiza del bolígrafo. Al mismo tiempo, una especie de tinta negra comenzó a deslizarse desde la muñeca de Ace hasta la manga de la chaqueta de su uniforme.

—¡Que te levantes, joder! ¡Obedece...!—antes de poder seguir hablando, Ace soltó un suspiro ahogado al ser derribado por Deuce, quien rápidamente le birló el bolígrafo, haciendo que la tinta desapareciera—. ¿¡Pero qué haces!? ¡Suéltame!