10 años después....
Suzuka pov:
Las cosas no podrían estar mejor ahora, habíamos tenido baches, recaídas, peleas y todo lo esperable a la hora de superar un trauma. Nuestras vidas estaban bien, gozábamos de buena salud, estabilidad mental y emocional (bueno, casi) y éramos todo lo normal que una familia podía ser.
Con Moa estábamos felizmente casadas desde hace nueve años medio, discusiones hay y todo pero nada que no podamos arreglar con una charla y buen entender, a veces incluyendo sexo de reconciliación; ahora nuestros hijos y yo éramos todos unos Kikuchi, cinco locos que revoloteábamos alrededor de mi esposa.
Y sí, leyeron bien, cinco, a poco más de medio año de matrimonio Moa me dijo que estaba embarazada otra vez, sorpresa de nadie que fueran mellizos. Satoru y Sora eran dos pequeños revoltosos como sus hermanos, siempre curiosos por aprender y siguiendo el ejemplo de Kenji y Mayu, a veces metiéndose en problemas.
Por lo que nuestros cuatro retoños llenaban nuestros días de alegría, travesuras y peleas entre hermanos.
Kenji y Mayu ya tenían 15 años y podía decir que mis hijos habían sacado la belleza de mi esposa, siendo muy guapos y carismáticos. Mayu se dedicaba al fútbol con fervor, usando su habilidad con el balón para molestar a sus hermanos y primos; Kenji era otra historia, había decidido dedicarse al arte de la música, optando por querer hacerse DJ, practicando en su cuarto todos los días. Satoru y Sora, a los 9 años todavía seguían viendo dibujos animados y escuchando historias de parte de Moa, curiosos en nada más seguir aprendiendo.
La familia había crecido en gran medida, Kano y Momoko habían agrandado su familia, ahora tenían a Natsuki, con 16 años y recién revelada como Omega, a Minato de ya 12 y a la pequeña Yoko de 3; Yui y Miko oficializaron y mejor que nunca, con el bebé Ryu mordiendo todo.
Kenzo seguía soltero y follando como deporte, a los 46 el maldito se veía súper joven y sin apenas canas o arrugas, estaba muy activo y siempre haciendo deporte, manteniendo su cuerpo de Hulk. Seguía con su asociación, ahora controlando Tokio a la distancia, manteniendo el orden y sin ejercer medidas drásticas.
Himeka y Ayame ahora vivían con nosotros, habían llegado nada más para ayudarnos en un principio y terminó siendo permanente, formando parte de mi vida y siendo un gran apoyo después de lo sucedido.
Y así era nuestra vida desde ahora, por fin paz y felicidad, la que tanto merecíamos y gozábamos.
-¿Vas a ayudar o vas a quedarte mucho rato más mirando el culo de esa chica Kenzo?- pregunté bajando dos maletas en cada mano, las íbamos apilando en la puerta.
-¿La viste? es muy bonita- me dio una palmada cómplice, sonriendo pícaro.
-No ando mirando cuerpos ajenos, estoy fielmente casada tarado- rodé los ojos, dejando las maletas junto a las demás.
-Moa tiene lindo cuerpo, siempre se lo he dicho- siguió mientras subíamos juntos esta vez -Podría ser modelo-
-No te golpeo nada más porque te conozco- lo señalé con el ceño fruncido.
-Y porque me amas- me hizo ojitos y yo me aguanté la risa.
-En tus sueños tal vez- lo piqué y tomamos las últimas maletas que quedaban, las mías, volvimos a bajar y las dejamos -Y ya está, eso es todo-
-¿No se olvidan nada?- me rodeó los hombros -Mira que una vez que salgamos no pienso dar la vuelta-
-Nadie se olvida nada, verificamos el equipaje unas veinte veces- pasamos a la cocina, las demás estaban haciendo el desayuno y los niños estaban a la mesa charlando entre ellos.
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Feromonas y Heroína (TEMPORADA DOS)
Novela JuvenilCinco años de paz terminarán cuando el resto de la familia Nakamoto decide poner fin a la felicidad cosechada empezando por atentar contra todo lo que construyeron, lo más amado de sus vidas. ¿Serán fuertes para enfrentarse a ellos o será ganadora l...