CAPITULO 23

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UN MES ATRÁS ( Como liberaron a Gary)

Nancy: (con el rostro sombrío) Logré localizarlo. Sé dónde está Gael.

Sol: (con urgencia) ¿Dónde? Dime, vamos por él.

Nancy: (detenida, mirándola con seriedad) Está en una prisión en alta mar. No es cualquier prisión, Sol. Es un lugar diseñado para los monstruos, los que el mundo teme... y Gael está entre ellos. ¿Estás segura de que quieres liberarlo?

Sol: (con una sonrisa siniestra) ¿Segura? Nancy, Gael es más que importante. Lo necesitamos, aunque el mundo diga lo contrario.

Un día después

El helicóptero desciende lentamente, sus hélices levantan un remolino de agua y viento en la plataforma flotante. La prisión emerge del océano como una fortaleza infernal, sus muros de acero negro reflejan la luz como un abismo sin fondo. Nancy y Sol son escoltadas por un grupo de guardias armados hasta los dientes, sus movimientos tensos y calculados, como si supieran que algo en ese lugar está a punto de despertar.

En el interior, los pasillos están llenos de ecos: gritos, risas maníacas, el estrépito de cadenas arrastrándose. Cada paso resuena como un presagio. Llegan a una zona aislada, donde una reja reforzada con múltiples candados y campos eléctricos separa a Gael del resto del mundo.

Guardia: (con voz firme) ¿Están seguras de que quieren acercarse? Este omega... no es como los demás.

Nancy: (mirándolo de reojo) No preguntes cosas que no te incumben.

Dentro de la celda, Gael está de pie, apoyado contra la pared con los brazos cruzados. Su cabello está impecable, sus ojos brillan como un abismo verde venenoso, y su presencia es tan perturbadora como magnética. Aunque no dice nada, su sonrisa es suficiente para congelar la sangre.

Gael: (con un tono bajo y afilado) Sol... viniste. Supongo que el mundo está más caótico de lo que imaginé.

Sol: (con una sonrisa torcida) Lo está. Y tú vas a ayudarme a empeorarlo.

Los guardias retroceden un paso cuando Gael da un paso al frente. Las cadenas en sus muñecas tintinean, pero su aura de peligro es tan palpable que incluso el aire parece volverse más pesado.

Nancy: (murmurando a Sol) No puedo creer que quieras liberarlo. Es un arma de doble filo.

Sol: (sin apartar la mirada de Gael) No, Nancy. Él es el filo.

De repente, Gael se mueve con una velocidad inhumana, las cadenas que lo sujetaban caen al suelo como si fueran de papel. Su sonrisa se ensancha, un gesto que no transmite felicidad, sino una amenaza visceral. Los guardias, al otro lado de la celda, retroceden instintivamente, incapaces de procesar lo que acaban de presenciar. Antes de que alguien pueda reaccionar, Gael ya está de pie frente a Sol, sus ojos oscuros brillando con una locura contenida.

Gael: (voz grave, un susurro que eriza la piel) Entonces... ¿a quién destruimos primero?

Sol: (firme, pero con una chispa de placer oscuro en la mirada) Primero debemos salir de aquí.

Gael: Y dime, ¿sigue viva Jazmín? La última vez la dejé agonizando, su cuello apenas se sostenía.

Sol: (con una sonrisa tensa) Lamentablemente, esa perra está viva y causando más problemas de los que valen.

TRAVESURAS DE MEDIANOCHE (VEGAS Y PETE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora