Consecuencias de las decisiones

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Capítulo 9

POV Gala

El vuelo de regreso a Ciudad de México fue largo y me dio demasiado tiempo para pensar. Con cada hora que pasaba, la realidad de los últimos días se hacía más clara, como si mi mente estuviera procesando lo que mi corazón ya sabía: nada sería igual.

Al aterrizar, lo primero que hice fue llamar a Beba. Necesitaba hablar con ella, contarle todo, desde lo que pasó con Karime hasta mi decisión sobre Sam y lo que implicaba para mi futuro. No me sorprendió que insistiera en verme de inmediato.

Cuando llegué al café donde quedamos, Beba ya estaba ahí, sentada en la terraza y con dos cafés esperándome. Su sonrisa traviesa me recibió desde lejos, y supe que no iba a dejar pasar ningún detalle.

Cuando llegué al café, Beba ya estaba ahí, moviendo impaciente la cucharita de su capuchino mientras miraba la pantalla de su celular. Apenas me vio, su rostro se iluminó con esa mezcla de complicidad y curiosidad que la caracterizaba.

—Cuéntamelo todo, ya —dijo, casi antes de que me sentara.

Respiré hondo, tratando de ordenar mis pensamientos. Había tantas cosas que quería decirle, pero no sabía por dónde empezar. Por suerte, Beba era Beba: sabía que no me iba a dejar escapar sin cada detalle.

—Estuve con Karime. —Solté las palabras de golpe, como arrancarme un vendaje, mientras el nudo en mi pecho se deshacía un poco.

Sus ojos se abrieron de par en par, reflejando sorpresa y, de inmediato, una risa nerviosa brotó de ella.

—¡Sabía que algo iba a pasar entre ustedes! —dijo, agitando las manos como si estuviera celebrando una victoria personal—. A ver, detalla. ¿Qué fue? ¿Un beso? ¿Un abrazo? ¿Una de esas conversaciones intensas que ustedes tienen?

No supe si reír o esconderme debajo de la mesa.

—No fue una conversación, Beba. —Bajé la mirada al café que ella había pedido para mí, todavía humeante, buscando fuerzas para seguir—. Fue... mucho más que eso.

Ella se quedó en silencio por un segundo, algo poco común. Ladeó la cabeza, tratando de procesar lo que le acababa de decir. Luego, sus ojos se abrieron aún más, y dejó escapar un grito ahogado que casi hizo que la gente en la terraza se volviera a vernos.

—¡¿Qué?! ¡No! ¿Karime y tú? ¿De verdad? ¿Así... en ese sentido? —preguntó, haciendo un gesto con las manos que me hizo rodar los ojos, aunque mi cara probablemente ya estaba roja como un tomate.

—Baja la voz, ¿quieres? —susurré, mirando a mi alrededor para asegurarme de que nadie estuviera demasiado cerca.

—¡Ay, no puedo con esto! —dijo, riendo mientras daba un pequeño golpe en la mesa—. ¡Esto es todo lo que necesitaba escuchar para que mi día fuera perfecto!

—Beba, por favor. — Suspiré, aunque no pude evitar que se me escapara una sonrisa. Su entusiasmo era contagioso, aunque yo todavía estaba tratando de procesar mis propios sentimientos.

—Es que, perdón, pero estoy en shock. ¡Sabía que en este reencuentro pasaría algo entre ustedes! Pero nunca creí que se atrevieran a cruzar esa línea. Y ahora que lo hicieron, necesito detalles.

Me llevé una mano a la cara, completamente avergonzada.

—No voy a contarte cada detalle, Beba.

—Oh, vamos. —Puso los ojos en blanco, pero luego me miró con más atención—. ¿Y cómo te sentiste? Porque, siendo honesta, esto no es cualquier cosa, Gala.

Suspiré profundamente, dejando que las palabras salieran despacio.

—Me sentí... viva. Como si algo dentro de mí hubiera despertado después de mucho tiempo. —Tomé un sorbo de café, buscando calmarme antes de seguir—. Pero también estoy confundida, porque para Karime creo que solo fue algo de una vez. Y yo... no sé. No puedo dejar de pensar en lo que significó para mí.

El Precio de los SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora