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Parte 2

Lian creía firmemente que las cosas se estaban complicando, y a él no le gustaban mucho todos esos cambios. Los odiaba. Era mejor que todo se mantuviera igual, ¿no es así? Cuando las cosas se mantenían sin cambio alguno, entonces Lian no debía preocuparse del futuro ni de lo que fuera a ocurrir el día de mañana. Él prefería tener siempre el control de las cosas, por muy maniático que sonara.

Sin embargo, lo peor no era aquella sensación de descontrol que tanto le disgustaba, sino ver que, al parecer, al resto de su familia no parecía molestarle demasiado. Bueno, mamá estaba un poco distraído y callado, pero era normal, pues mamá tenía esa tonta postura de guardarse todo para sí. Él estaba acostumbrado a eso.

Pero no le parecía que sus hermanos se pusieran en otro plan, viéndose tan entusiastas, tan felices, tan cómodos con el regreso de papá. Le parecía... ¡le parecía que se burlaban de él! Como si Lian fuera el único sufriendo, el único con los pies bien puestos en la tierra. La injusticia se hacía más grande hacia él cada día.

—Cambia la cara, por dios —iba diciendo Kuea cuando iban en el bus escolar hacia el colegio, el lunes en la mañana—, de verdad, esa expresión de odio...

—Siento mucho odio —dijo Lian—, no estoy de acuerdo con que ese hombre los venga a buscar.

—Pues te puedes quedar adentro si no quieres verlo —dijo Nat, encogiéndose de hombros.

Un gruñido bajo ante esas palabras, aunque lo que más le molestaba de toda la estúpida situación en la que estaban, era que él mismo tenía una pequeña parte que se moría por ver a papá. Zee.

Cuando lo vio a lo lejos, sólo un par de días atrás... Fue muy extraño, con su alfa revolviéndose para ir con él. Sus manos habían temblado de manera inevitable cuando lo vio allí, de pie y con Yeji abrazándolo, y mamá le hablaba con total tranquilidad. Hubo un breve pensamiento de ir hacia él, con algo tirando para gritarle lo que pensaba por lo que les hizo, a pesar de que también quería...

Algo en Lian quiso ir a abrazarlo también. ¿Cómo podía sentirse de esa manera tan contradictoria? A él no le agradaba ni un poquito lo que estaba ocurriendo ni la forma en que se sentía.

Una vez llegaron a la escuela, fue al salón de Química, la primera asignatura que tenía, junto con Kuea. Mientras su hermano parecía aburrirse en lo que llegaba el profesor y se ponía a conversar con algunos compañeros, Lian sacó un cuaderno, fue a la última página y anotó algo.

Lunes 27 de marzo: mañana, me siento frustrado al pensar en Zee. 

No me agrada para nada, porque es como si lo extrañara, 

y no quiero extrañarlo. Es molesto sentirse así.

Antes de que su sesión terminara con Charles, el psicólogo le había sugerido una pequeña tarea de anotar las emociones qué sentía y el motivo de ellas, pues así las podían conversar cuando volvieran a verse el siguiente fin de semana. Lian no estuvo muy de acuerdo con verse tan seguido, pero el hombre lo sugirió y mamá lo aceptó casi de inmediato.

La profesora no tardó en llegar, así que guardó el cuaderno y se obligó a prestar atención, esperanzado de tener un poco de paz mental por el resto del día, así podía prepararse para el momento en que viera a Zee fuera.

No tuvo mucha suerte, no cuando la hora de almuerzo estaba acabando y Ghislaine se le acercó. Parecía... parecía muy demacrada, como si no hubiera dormido los últimos días, y la culpabilidad golpeó a Lian.

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