Aizawa caminó durante horas bajo la lluvia. Su cuerpo se movía de manera mecánica, como si su determinación guiara cada paso más allá del cansancio. Su mente, sin embargo, era un torbellino. No dejaba de repasar el momento en el que Hizashi lo había acorralado, el brillo furioso en sus ojos, el temblor en su mano al detenerse, el eco de sus palabras cargadas de rabia y dolor. Era como si su alma estuviera dividida: una parte aún procesaba el miedo y el desconcierto, mientras que otra se aferraba desesperadamente a lo que quedaba de su Hizashi, el Hizashi que conocía y quería.
La lluvia caía con más fuerza ahora, empapando su cabello y su abrigo hasta que el frío comenzaba a calarle los huesos. Las calles estaban casi desiertas, salvo por uno que otro transeúnte que corría para refugiarse. Aizawa, en cambio, permanecía allí, enfrentando la tormenta como si fuera una extensión de su propia lucha interna. Sabía que la ciudad de noche era un lugar peligroso, especialmente en estas circunstancias, pero su preocupación por Hizashi lo impulsaba más allá de la razón.
Finalmente, sus pasos lo llevaron a un callejón oscuro, una de las muchas rutas que Hizashi y él solían patrullar juntos en sus años como héroes. Había algo en ese lugar que lo hizo detenerse, como si los recuerdos quisieran aflorar y reclamarlo. Se apoyó contra una pared de ladrillos húmeda, inclinando la cabeza hacia atrás mientras el agua de la lluvia corría por su rostro. Cerró los ojos, permitiéndose por un momento recordar cómo era Hizashi antes de todo esto: la energía contagiosa, las bromas que siempre lograban sacarle una sonrisa, incluso en los días más oscuros. La idea de que ese hombre ahora estuviera tan lejos, tan roto, le partía el alma.
Sin darse cuenta, llevó una mano a su pecho, presionando justo sobre donde sentía el peso de su culpa y sus sentimientos. No podía negar lo que había estado tratando de ignorar durante años. Lo que sentía por Hizashi no era solo amistad, nunca lo había sido. Pero Aizawa, siendo quien era, había enterrado esos sentimientos profundamente, demasiado preocupado por las consecuencias de permitir que algo tan personal saliera a la luz. Ahora, en esta tormenta de caos, culpa y amor no correspondido, se daba cuenta de que su silencio había sido un error.
De repente, un ruido lo sacó de sus pensamientos. Un crujido, leve pero claro, provenía de más adelante en el callejón. Aizawa se tensó al instante, sus instintos de héroe tomando el control mientras su mirada escudriñaba la oscuridad. Avanzó lentamente, sus pasos apenas audibles sobre el pavimento mojado. La luz tenue de un poste cercano iluminaba parcialmente el lugar, pero no lo suficiente para disipar las sombras.
-¿Hizashi? -murmuró, sabiendo que probablemente no recibiría respuesta. Sin embargo, su voz se quebró al decir el nombre, como si la esperanza de que fuera él luchara contra el miedo de enfrentarlo de nuevo.
Lo que vio al doblar la esquina lo dejó sin aliento. Allí estaba Hizashi, empapado bajo la lluvia, apoyado contra la pared como si también estuviera luchando contra una tormenta interna. Su figura parecía más frágil ahora, a pesar de la postura que intentaba mantener. Había algo en la manera en que miraba al suelo, en la curva de sus hombros, que lo hacía parecer derrotado. Pero cuando Hizashi levantó la vista, sus ojos brillaban con esa misma mezcla de ira y dolor que Aizawa había visto antes.
Ambos permanecieron inmóviles durante un momento que pareció eterno. La lluvia caía entre ellos, creando un muro invisible que ninguno parecía dispuesto a cruzar. Aizawa sintió que su corazón se detenía por un segundo, y luego comenzó a latir con fuerza, recordándole que estaba vivo, que Hizashi estaba vivo, y que, de alguna manera, eso era suficiente para mantenerlo en pie.
Finalmente, fue Hizashi quien rompió el silencio. Su voz era baja, casi inaudible bajo la lluvia, pero cargada de una emoción que Aizawa no pudo identificar del todo.
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Sombras y Luz
AcciónEsta historia sigue a Aizawa Shouta mientras enfrenta la desaparición repentina de su amigo cercano, Hizashi Yamada. Tras un mes sin saber nada de él, Aizawa descubre una carta en la que Hizashi explica su creciente desilusión con el mundo de los hé...