CAP 24

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Perdida, nuevo inicio.

NADIA

La puerta del apartamento se cerró tras de mí, y el sonido del silencio fue casi ensordecedor. Me quité los zapatos, dejando las botas militares junto a la entrada. La pelea con Alexa y Verónica seguía resonando en mi cabeza, pero no tenía espacio para más rabia. Solo quería comprobar que todo estuviera bien aquí.

—¡Nadia! —gritó Massimo desde la sala. Su tono era urgente.

Corrí hacia donde estaba. Lo encontré con Iris, sentados en el sofá, abrazados. Sus ojos estaban rojos de llorar.

—¿Qué pasa?

—Es mamá… —susurró Massimo, señalando hacia el pasillo—. Lleva horas en el baño y no responde.

Mi cuerpo entero se tensó. No perdí tiempo y caminé rápidamente hacia la puerta del baño. Toqué con los nudillos, primero con suavidad.

—Kristal, ¿estás bien? Soy Nadia. Abre la puerta.

Nada.

Toqué de nuevo, esta vez con más fuerza.

—¡Kristal! Responde.

El silencio era ensordecedor. Bajé la mirada y vi un pequeño charco de agua, mezclado con algo más oscuro, que se escurría por debajo de la puerta. El pánico me golpeó como un puñetazo. Me arrodillé para observar mejor y toqué con la punta de los dedos. Era sangre.

—Mierda… —susurré, llevándome una mano a la boca para contener el nudo que se formaba en mi garganta.

Me puse de pie y saqué mi teléfono, llamando de inmediato a Alexa.

—¿Qué pasa, Nadia?

—¡Vengan al apartamento ahora! Traigan a Verónica. No hay tiempo que perder. Massimo e Iris están aquí y necesito que los saquen.

—¿Qué? ¿Por qué?

—¡Solo hazlo, Alexa!

Corté la llamada antes de que pudiera seguir preguntando y volví al baño. Intenté abrir la puerta, pero estaba trabada. Sin pensarlo más, me apoyé en ella con todo mi peso y la golpeé hasta que se abrió.

La imagen me congeló.

Kristal estaba allí, colapsada en la bañera, el agua teñida de rojo por la sangre que fluía de las profundas cortadas en sus muñecas. Su rostro estaba pálido, sus ojos cerrados como si estuviera dormida, pero yo sabía que no era así.

—¡No! ¡Kristal!

Me lancé hacia ella, ignorando el agua que empapó mi ropa. Toqué su cuello, buscando desesperadamente un pulso. Apenas un débil latido respondía bajo mis dedos.

Saqué mi teléfono de nuevo, temblando, y marqué a emergencias.

—Necesito una ambulancia en el apartamento 306 de la calle Clements. Hay una mujer con heridas graves. ¡Está perdiendo mucha sangre!

La operadora me pidió que realizara algunas maniobras para intentar detener el sangrado mientras la ayuda llegaba, pero mis manos temblaban tanto que apenas podía seguir las instrucciones.

—Aguanta, Kristal… Por favor, aguanta…

Los pasos apresurados de Alexa y Verónica resonaron por el pasillo segundos después. Massimo e Iris gritaban detrás de ellas, intentando alcanzar el baño.

—¡Nadia! —Alexa entró corriendo—. ¿Qué está pasando?

—Llévense a los niños —dije sin mirar atrás, mi voz cargada de un dolor que no podía controlar—. ¡Ahora!

VENGANZA DESEADA [#1 MUJERES INFERNALES: SAGA]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora