Rachel se apartó lentamente, sus ojos llenos de determinación, pero también de un vacío que no podía ocultar. Miró a Bucky, y por un segundo, sus miradas se encontraron, pero ella fue la primera en apartarla, centrada en la misión que había tenido desde el principio: encontrar a su hermana.
—No tengo tiempo para estas cosas —dijo, su voz seria, sin rastro de la vulnerabilidad que había mostrado antes. Respiró hondo, tratando de mantener el control, de recordarse a sí misma por qué estaba en este camino. —Tengo que buscar a mi hermana.
Bucky la observaba, notando cómo su rostro se endurecía, cómo sus palabras se volvían más frías. Sabía que había algo más detrás de su insistencia en mantenerse alejada, algo que ella no quería mostrar, pero él ya lo había visto: estaba huyendo, escapando de todo, incluso de lo que sentía.
Rachel dio un paso atrás, pero Bucky la detuvo con una mirada.
—Rachel... —su voz estaba suave, pero había una urgencia en ella. —Tú no tienes que hacerlo sola.
Ella negó con la cabeza y dio otro paso atrás, alejándose un poco más de él. Podía sentir el peso de sus palabras, el peso de la proximidad que estaba evitando. No quería que eso los detuviera, que los hiciera distraerse, pero más que nada, no quería que Bucky se quedara por ella. No quería que él se sintiera responsable de su misión. Su lucha era suya, y nadie más podía llevarla.
—Tú ya estás mejor —continuó ella, su tono más firme. —Deberías ir a buscar a Steve. Estar a salvo. Eso es lo que deberías hacer ahora. No hay nada más que puedas hacer aquí.
Bucky la miró en silencio, la tristeza en sus ojos evidente, pero también algo más: entendimiento. Sabía lo que Rachel estaba tratando de hacer, lo que estaba intentando evitar, y aunque le dolía, no podía hacer nada para cambiar su decisión.
—No voy a dejar que lo hagas sola —respondió con firmeza, acercándose un paso más, pero no lo suficiente como para invadir su espacio. —Y no me hables de estar a salvo. Si estuviera buscando eso, no estaría aquí. Pero lo que quiero, lo que realmente quiero, es saber que estás bien.
Rachel lo miró por un largo momento, la lucha interna visible en su rostro. Quería decir algo, algo que explicara por qué estaba tan decidida a rechazar todo, incluso a él. Pero las palabras no salían. Todo lo que tenía era una razón, una que no podía compartir. No podía permitir que se acercara más, no cuando ella misma no sabía lo que sentía, no cuando la búsqueda de su hermana era lo único que ocupaba su mente.
Finalmente, suspiró, bajando la mirada.
—Lo siento, Bucky. Pero tengo que hacerlo sola. —Dijo, casi en un susurro.
Y con eso, se dio la vuelta, dando un paso hacia adelante, alejándose más de él. Bucky se quedó quieto, sin mover un músculo, observando cómo la distancia entre ellos se alargaba.
La verdad era que Rachel no podía hacerlo sola. Pero, por alguna razón, sentía que si alguien se quedaba a su lado, si alguien la acompañaba, no lograría lo que había planeado.
Y aunque su corazón le decía que Bucky era todo lo que necesitaba, su mente insistía en que no podía arrastrarlo en esta batalla. No podía arrastrar a nadie más.
Pero algo en su interior sabía que, si alguna vez necesitaba ayuda, él estaría allí.
Cuando Rachel desapareció de la vista de Bucky, una voz familiar resonó detrás de él, haciendo que se tensara.
—Es una cabeza dura. —dijo Nat, con su tono característico de desdén, pero también con algo de preocupación.
Bucky suspiró y giró lentamente, encontrándola de pie a unos pasos, observándolo con una mezcla de comprensión y frustración.
—¿Qué haces aquí, Nat? —preguntó, su voz baja y cansada. No quería hablar de eso ahora, pero no podía evitarlo. —Pensé que habías seguido tu propio camino.
—Quise ofrecerle mi ayuda, pero ya sabes cómo es, ¿no? —Nat hizo una pausa, como si estuviera sopesando sus propias palabras. —La rechazó, igual que rechazó la tuya. Así que decidí seguirla. Me preocupa que algo le pase.
Bucky la miró en silencio, sus ojos fijos en el vacío donde Rachel había desaparecido. Sabía que Nat tenía razón, que ella era terca, que no aceptaría ayuda de nadie, pero le dolía que fuera tan solitaria, tan cerrada. Él mismo había intentado ofrecerle su apoyo, y lo mismo había sucedido: la misma indiferencia, la misma negativa.
—Ella no va a cambiar de opinión —murmuró, con una ligera tristeza en su voz. —No querrá ayuda de nadie, ni siquiera la mía.
Nat asintió lentamente, comprendiendo la frustración de Bucky, pero también sabiendo algo que él parecía estar ignorando.
—Lo sé —respondió Nat, su tono algo más suave de lo habitual. —Pero aunque no confíe ya en nosotros, nosotros aún nos preocupamos por ella. Y que esté buscando su hermana no debería hacerlo sola.
Bucky no respondió de inmediato. Sus pensamientos estaban llenos de contradicciones: quería respetar la decisión de Rachel, pero no podía evitar preocuparse por ella. Había algo en su determinación, en esa muralla invisible que levantaba, que lo hacía sentir impotente.
—¿Y qué vamos a hacer ahora? —preguntó, su voz algo más áspera.
Nat lo miró fijamente, su rostro reflejando la misma preocupación que él sentía.
—Seguimos adelante, Bucky. A veces, la gente necesita su espacio, pero no significa que no estemos ahí para ellos cuando lo necesiten. Y cuando Rachel decida que ya no puede más, sabrá dónde encontrarnos.
Bucky la miró con una mezcla de frustración y gratitud. No podía negar lo que decía Nat, aunque no le gustara. Tal vez lo único que podían hacer ahora era esperar. Pero algo dentro de él sabía que no sería tan sencillo.
—¿Y si no lo hace? —preguntó, casi en un susurro. —¿Y si nunca vuelve a pedir ayuda?
Nat no respondió de inmediato. Simplemente se encogió de hombros y dio un paso adelante, hacia el camino que Rachel había tomado.
—No lo sabremos hasta que pase. Pero mientras tanto, estaremos atentos. No la dejaremos ir tan fácilmente.
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Entré el amor y el odio
RandomEn un mundo de sombras y secretos, Rachel, una joven agente de Hydra, se encuentra con Bucky Barnes, el Soldado del Invierno. Criada para ser una arma letal, Rachel busca escapar de su pasado y encontrar la verdad sobre sí misma. A medida que se enf...