Capítulo 4 - Aceptando donde estoy

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POV's EKKo

Poseer el cuerpo de alguien era extraño, había náuseas, mareos, dolores de cabeza y ceguera temporal.

Te ponía en una actitud agresiva por la confusión y la incomodidad corporal.

No entendía qué pasaba, ni en donde estaba, porque todo lucía igual, pero tan diferente.

Dejé caer lo que tenía en la mesa, llevando mis manos a la cabeza apretando con fuerza, tomando unos pasos para atrás, me volteé mirando al gran reloj de la habitación.

Caminé hacia él, mi reflejo, era yo... Pero diferente.

«¿Qué me pasó?»

Mi cabello peinado diferente, mi rostro  y unos aretes dorados, no era mi cuerpo real.

Me alejé asustando, tocando mi ropa desesperadamente que parecía ser bastante elegante, como un Piltoverian, como los trajes ostentosos que usan en la ciudad de Piltover.

Este no era yo, no podía serlo, un pobre chico de la ciudad más inundada y profunda en decadencia, nunca podría siquiera pensar en tener algo así puesto, ni menos robar algo así, lo descubrirían de inmediato.

Volví a acercarme al reflejo, estupefacto, impresionado, sentía un escalofrío pasar por mi cuerpo.

—Ni quién fuera a ayudarte, relájate nerviosito... —Me alejé por la sorpresa, tomando mi distancia, un pitido en mis oídos me inundó, y un sentimiento de ira se apoderó de mí.

De un movimiento me volteé tomando cualquier cosa para lanzarsela a Jinx, a quién pensaba que era Jinx, aunque lucía diferente.

Ella lo esquivó agachándose tempranamente aún con las cajas que tenía, sin pensarlo tomé un destornillador para defenderme de cualquier acercamiento.

Ella me miró sorprendida, su mirada bailaba entre mi mano y mi rostro.

—Eh... —Ella tartamudeó enfadada y fastidiada, rodando los ojos, antes de tomarse unos segundos para hablar—. ¿Te vas a poner violento?

—¡¿Quédate Atrás?! —Tartamudeé con incomodidad, caminando hacia atrás para alejarme, no quería verla, no podía entender porque ella estaba ahí, ella se había alejado, Jinx no podía estar en Piltover, era una prófuga, una revolucionaria de Zaun y ahora porque se veía así, porque Lucia diferente.

«¿Quién es ella? Luce como Jinx, pero con otra actitud».

«¿Será una imitadora?».

Mi espalda chocó con la puerta antes de darme rápidamente la vuelta para defenderme de cualquier cosa que apareciera.

Pero el agotamiento y el cansancio me atrofió la mente, otro dolor de cabeza se hizo aparición, haciendo que me queje de todo lo que sentía.

Dejé caer el destornillador al suelo, para aferrarme la cabeza con las manos, antes de elevar la mirada nuevamente, mi visión borrosa no me dejaba enfocar bien, aún tenía resentimiento por esto, podía estar bajo una alucinación causada por el núcleo Hextech.

Debía de aguantar, debía acostumbrarme a esto.

Aún con todo lo que sentía, con la confusión, con la incredulidad, con el malestar, la ira, la tristeza y el temor, traté de enfocar la mirada a lo que ingresaba por la puerta.

—¿Por los siete sumideros, por qué tanto alboroto?. —La voz que tanto llegué a conocer en mi infancia, apareció ante mí otra vez.

Pero nada pudo superar todo lo que sentí cuando volví a ver a Benzo, él fue una figura para mí, no podría decir que conocía lo que era tener un padre, pero si así lo fuera, me hubiera encantado que fuera él.

Con gusto lo hubiera llamado papá, si no hubiera sido un niño confianzudo, lo hubiera llamado papá todas las veces que fueran posibles.

Recuerdo esos días, que evitaba las miradas de todos, aprendí a ser rudo desde niño, ser áspero con cualquiera, desconfiar, pero él, aquel hombre me enseñó lo contrario, me ayudó, me cobijo cuando no tenía nada, me enseñaba, regañaba y daba regalos cuando lograba cosas, él creyó en mí cuando no era nada y desde el momento en que lo perdí lo extrañe de inmediato.

Si no hubiera sido un niño estúpido, inmaduro, crédulo y mal educado con él en varias ocasiones... Ahora me doy cuenta cuánto me quiso, cuánto me protegió y cuánto me enseñó y regaño, todo lo que soy y llegué a ser, se lo debo, era un buen hombre.

Un hombre con buen carácter y valor moral, algo extraño de conocer en mi Zaun.

Extraña sus abrazos, su calidez, su característico olor a aceite para engranajes.

—Agh... —Benzo carraspeo—. ¿Uno de esos días, no? Powder... —Benzo sonrió ampliamente a los dos.

Él fue lo más cercano para mí a tener una familia, me alimentaba cuando no encontraba qué comer y me sacaba de los problemas cuando peleaba en la pandilla que Vi lideraba.

—Ya conoces a los gemelos feos, genios y muy loquitos. —Ella lo dijo de una manera tan cariñosa y juguetona. Jinx... Powder al parecer se colocó a mi lado, recargándose hacia mi, jugando con sus manos sobre mi frente, mientras mantuve mis ojos puestos en Benzo asombrado y anhelante.

No tenía fuerza para alejar a Jinx, Powder, ni cuestionar su actitud, su forma de ser, su rostro y porque parecía igual a como cuando éramos niños.

Así que luego de casi herir a Jinx... Powder, mi corazón se congeló cuando escuché la voz de Benzo otra vez.

Benzo era mi roca, mi pilar, fue mi padre en mi corazón y lo tenía de vuelta ante mí.

Si los Dioses antiguos existen, tan solo quería seguir rezando para volver a ver a Benzo.

Caminé a tropezones hacia él, tiré sus cajas y libros hacía el suelo, lo quería a él, ahora, en ese momento era el instante para volver a abrazarlo.

No pude evitar ir a él en cuanto lo tuve cerca, era lo que siempre deseé y quise, volver a verlo otra vez.

Apreté mi cuerpo contra él, arrastrando mis manos y brazos a alrededor de su cuerpo, quería llorar, gritar, pero solo me pude aferrar a él, como cuando era un niño, buscando su consuelo en mis días tristes.

Si esto es un sueño, deseo no despertar.

Si es una ilusión, no quiero ser curado, solo deseo embriagarme en este momento, quedarme en este instante.

Todo lo que haría por ella - ¿Podemos seguir pretendiendo que es la primera vez?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora