32.- Promesas

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Harry

En el segundo en el que mis labios tocan los suyos, creo que he vuelto a la vida. Stell enrosca los brazos alrededor de mi cuerpo y yo me aferro a ella temiendo que en algún momento pueda esfumarse.

Me aferro a ella sintiéndome aterrado de perderla otra vez.

En el segundo en el que mis labios tocan los suyos, creo que he vuelto a la vida. Todo lo que había estado roto dentro de mí parece encajar, como si ella fuese la única pieza que siempre faltaba. El mundo se desvanece: el dolor, el miedo, la culpa... todo se convierte en un murmullo lejano

Stell enrosca los brazos alrededor de mi cuerpo, y ese simple gesto me desarma por completo. Es su manera de decirme que no me ha soltado del todo, que aún hay algo que salvar. Mis manos viajan hasta su cintura, aferrándome a ella como si mi vida dependiera de ello, porque, de cierto modo, lo hace.

Mi mente grita advertencias, recordándome lo fácil que sería para ella alejarse de nuevo si vuelvo a fallar. Pero mi corazón, ese maldito órgano que ella tomó hace meses, late con la certeza de que este es mi lugar.

—Dios, te he echado tanto de menos —mi voz brota en un susurro, chocando contra sus labios.

Sus ojos se fijan en los míos, y joder, definitivamente sé que no hay otros ojos que quiera mirar por el resto de mi vida.

—Yo también te eché de menos —admite, las comisuras de sus labios se elevan, mostrándome una sonrisa genuina —mucho.

—Sé que ya lo dije, supernova, pero lo siento mucho. Sé que tengo que esforzarme para tener tu confianza de nuevo, y lo haré. Porque quiero que esto funcione.

Ella da un paso hacia atrás, me obligo a soltarla aún cuando no quiero hacerlo. Toma una inhalación, sus ojos no abandonan los míos en ningún momento.

—Entonces no me des motivos para dudar —pide —porque eras la persona en la que más confiaba, Harry. Tenías todo de mí, nunca necesité que fueses perfecto, jamás quise eso. Solo quería que confiaras en mí y cuando no lo hiciste...—la culpa me atraviesa de nuevo —no quiero que hagas algo como eso otra vez.

—Si nunca te hubieses ido, Stell, tal vez nunca me hubiese atrevido a dejar mi pasado atrás —me sincero —puede que tal vez nunca hubiese enfrentado lo que de verdad me detenía, tal vez seguiría en el mismo sitio. Perderte, o creer que lo había hecho, fue el motivo que me hizo querer dejar todo atrás para ofrecerte mi mejor versión, porque no mereces menos que eso.

Permanece en silencio, y aprovecho eso para continuar.

—Hablé con Oliver. No podía seguir posponiéndolo —tomo una inhalación — Lo enfrenté porque sabía que no podía seguir viviendo con ese peso encima. Y, joder, fue duro. Fue la conversación más difícil que he tenido en mi vida. Pero al final... creo que fue necesario.

—¿Y estás bien? —inquiere.

—No sabría como definirlo —admito — Hablamos de mamá, de todo lo que ocurrió entre nosotros después de que ella murió. Le dije que estaba cansado de vivir con rencor, de culparlo por cosas que ya no podemos cambiar. No fue la conversación más agradable, pero al menos sentí que por fin pude soltar algo de lo que llevaba arrastrando tanto tiempo. Y fue...liberador.

—A veces las conversaciones que incomodan son las más necesarias —dice con suavidad. —Merecías tener ese cierre.

—Lo sé. Y ahora no quiero tener nada más que me impida darte lo que mereces. Porque se que puedo dártelo.

—Harry...

—Sé que no hay garantías, supernova, sé que las palabras no bastan, pero estoy aquí, siendo completamente honesto contigo, porque no quiero que haya más secretos entre nosotros. No quiero que nunca más dudes de cuánto te amo.

Cuando las  estrellas colisionan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora