29. Descubrimiento

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Izuku observó a Eijiro y los demás alejarse con su tío en brazos, sentía algo extraño en su interior que no sabía como identificar, sus recuerdos de la infancia llegaron a su mente en ese momento, recordaba como el Alfa llegaba con obsequios para él y su hermano, era enorme para él en ese momento, musculoso con una gran sonrisa y carisma, pero esa imagen era totalmente diferente a la actual, ver al hombre encadenado solo era la sombra de lo que alguna vez fue, su tío estaba destrozado, reducido ser un cuerpo frágil y quien sabe si pueda sobrevivir, realmente se veía mal, parecía que su voluntad era lo único que le aferraba a la vida.

Avanzaron hacia el patio trasero, Izuku iba ligeramente atrás dejando que sus pensamientos lo distrajeran, en un pequeño momento recordó como Yagi lo levantaba con facilidad mientras reían, para colocarlo sobre sus hombros, lo hacía sentir invencible.

Katsuki lo observaba de reojo mientras avanzaban, el aroma de su omega era agrio y notaba como tomaba inhalaciones profundas intentando controlar aquellas emociones que estaban a flote, pero aun así no dijo nada conocía lo suficiente a Izuku como para saber que necesitaba tiempo para procesar lo que estaba pasando.

Finalmente, llegaron al patio trasero, el lugar era un espacio amplio, aunque estaba descuidado, con la hierba crecida y escombros, en otros tiempos el lugar debía lucir increíble, hoy parecían más ruinas que nada, no tardaron en encontrar la pequeña bodega que Yagi habia mencionado, era una estructura de concreto que igual que el resto de todo lo que estaba en la parte de atrás descuidado y abandonado.

—Aquí debe ser —murmuró Katsuki, empujando la vieja puerta oxidada, pero estaba cerrada.

Izuku levantó su Colt Python y disparó a la cerradura, haciendo que la puerta se abriera de golpe. El aroma a humedad y polvo llegaron a sus fosas nasales, Katsuki vio el apagador y se sorprendieron de que este funcionara, el espacio se iluminó, había cajas viejas, herramientas y otras cosas abandonadas.

—Busquemos la marca —indicó Izuku.

Revisaron el suelo, las paredes hasta que encontraron un curioso símbolo grabado en el concreto, muy apenas y se notaba con la capa de polvo, Izuku reconoció ese símbolo, era uno que su madre solía dibujar en sus cuadernos cuando era pequeño, era un símbolo de infinito.

Ver la marca hizo que su corazón se detuviera un momento, era un recuerdo casi tangible de su madre.

—Es aquí —confirmó Izuku, arrodillándose frente a la marca. Su mano tembló al pasar sus dedos por el grabado, era un símbolo muy simple, pero era como el eco del recuerdo de su madre.

Katsuki no dijo nada, buscó entre las herramientas algo con que poder golpear el concreto, regresó con mazo y comenzó a golpear el lugar con fuerza. Después de varios minutos, la pared cedió y encontraron una caja de metal, parecida a una caja fuerte, Izuku lo tomó con y con otro disparo rompió la cerradura, en el interior encontró lo que buscaban, el testamento de su madre, y también un par de sobres sellados con un sello de cera y una tenía el nombre de Izuku y el otro el de Yami, escrito a mano.

—Es de mi madre —susurró, sosteniéndolo como si fuera lo más frágil del mundo.

Katsuki por primera vez no sabía que decir, dejó a Izuku contemplar el sobre con la caligrafía de su madre, y comenzó a buscar en el fondo del lugar, para encontrar los restos de la madre de su omega y su hermano.

Encontró una trampilla en el suelo debajo de algunas cajas, las movió y abrió la trampilla, revelando una escalera, un fuerte olor emanaba del lugar, se cubrió la nariz y con una linterna bajo con cuidado, ahí en el fondo estaban lo que buscaban.

En el fondo, en lo que parecía una cama de piedra, descansaban los restos de dos cuerpos, envueltos en sábanas desgastadas. Aunque no había duda de quiénes eran, Izuku entró poco después de Katsuki, verlos ahí sintió que su pecho se comprimía al verlos y no pudo evitar derramar lágrimas al ver lo que quedaba de ellos.


Katsuki se acercó y colocó una mano en su espalda, buscando brindarle el apoyo que su omega necesitaba, Izuku no pudo más y se abrazó a él, necesitaba sentirse seguro, anclado a algo que era real y que estaba vivo, algo que él deseaba que estuviera con él, deseando que él no desapareciera como lo habían hecho su madre y su hermano.

—Los sacaremos de aquí, Izuku. Les daremos el descanso que merecen — comentó Katsuki dejando salir su aroma para ayudar a tranquilizar a su omega.

Izuku solo asintió llorando dejándose consolar por el Alfa idiota que era su alfa. Después de unos minutos Izuku se separó y se secó las lágrimas con el dorso de su mano, Katsuki pudo ver la tristeza que se formaba en sus ojos, pero también la fuerza que necesitaba para seguir adelante.

—Gracias —murmuró, Katsuki solo asintió en silencio y lo dejó recobrar la compostura.

—Vamos salgamos de aquí, le diré a Red que los transporte de vuelta y los enterraremos en el cementerio familiar — propuso Katsuki.

Izuku asintió y ambos salieron hasta el patio, Izuku llevaba los documentos en su mano, mientras que Katsuki estaba al teléfono solicitando al equipo forense para que pudieran llevarse los restos con el debido cuidado que se requerían.

Mientras esperaban, Izuku se quedó mirando las ruinas del lugar, su corazón dolía.

—Ellos merecían más que esto —comentó Izuku en voz baja.

Katsuki, que estaba revisando las armas y vigilando el área, lo miró de reojo y bufó.

—No empieces con eso, nerd, esto no es tu culpa

—Lo sé, fue culpa de ese bastardo, debí hacerlo sufrir aún más — confesó con los puños apretados.

Katsuki se acercó y por primera vez se atrevió a algo más que solo besos robados o ligeras caricias, lo estrecho contra él y lo beso con pasión, Izuku no se opuso fue un beso intenso, casi desesperado, cuando finalmente se separaron, sus respiraciones estaban agitadas.

—Siempre estás cargando con todo, Deku —murmuró Katsuki, sus manos todavía sujetando a Izuku por la cintura — Pero no tienes que hacerlo solo. Yo estoy aquí, siempre lo estaré, aunque no te guste, después de todo soy tu alfa idiota.

—Kacchan... —susurró — gracias.

Katsuki sonrió ante las palabras del omega, levantó su mentón con una mano — Ahora levanta la cabeza, Izuku. Tu familia merece justicia, y tú mereces la paz que les vas a dar.

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Creo que finalmente acepto a Katsuki, ¿ustedes que opinan?


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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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