Capítulo 25: Un ataque nocturno

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Esa noche, después de cenar nos dispusimos a dormir en el campamento que ahí mismo montamos.

Un rato mas tarde yo fui el primero en oírlo. Unos ruidos entre los arbustos cercanos me despertaron. Alguien o algo, estaba asechando detrás.

Koyara y Minoris también despertaron atraídas por aquellos ruidos y por el ruido que yo hice al levantarme.

─¿Qué sucede? ─preguntó aun somnolienta la princesa.

─Hay algo ahí ─señalé─. Entre los arbustos.

─También pude oírlo ─murmuró la chica albina─. Vamos con cuidado.

Los tres nos acercamos lentamente hacia los arbustos. Aunque estaba oscuro, podíamos ver un poco por la luz de la luna, más bien, de Zelen, que se filtraba por las copas de los árboles y llegaba hasta nosotros.

Los ruidos seguían oyéndose cada vez mas fuerte porque nos acercábamos cada vez más.

─Al parecer está comiendo ─comentó Koyara al oír los ruidos característicos─. Quizá sí sea un animal.

─Miren ─Minoris señaló a nuestro lado, algunos envoltorios, basura y demás cosas que nos pertenecían.

─Nos robó nuestra comida ─sentencié.

─Hay que atraparlo ─exclamó la princesa sonriendo─. Quizá Lucius pueda cocinarlo para nosotros.

─Vamos a rodearlo.

Las dos chicas se separaron de mí y tomaron posiciones opuestas, de modo que teníamos al arbusto rodeado. Hice señas a las otras dos para que, a la cuenta de tres, nos lanzáramos sobre aquel animal.

Y a las tres, caímos sobre él.

─¡Ahhh! ¡Yo no hice nada, lo juro!

─¿Qué? ¿El animal habló?

─No es un animal ─respondió Koyara revelando al intruso─. Es otra vez este niño sucio.

─¿Otra vez? ─preguntó Minoris─. ¿Lo conoces?

─Me llamo Sin Nombre ─se presentó aquel muchacho sonriendo. Vestía unos harapos color café de tanta suciedad que acumulaban, su cabello parecía como hecho de piedra justamente por esa misma suciedad y, además, apestaba horrible.

Ese aspecto me recordó cierto relato que leí una vez en internet, y les juro que pensé que en cualquier momento ese cabrón se sacaría una rata muerta y la empaparía con thinner.

─Entonces aquí es donde estás ahora ─le dijo a Koyara al tiempo que daba un vistazo a nuestro campamento─. Mucho más acogedor que mi cueva.

─¿Cómo es que conoces a este tipo? ─le preguntamos a la chica albina.

─Lo conocimos cuando fui con Lucius a cazar ─respondió Koyara─. Él nos escondió de...

Y se quedó en silencio, como si hubiera recordado algo.

─¿Por qué te quedaste callada?

─¿Por qué no les dices que los ayudé para escapar de los...

─¡Cállate, cállate! ─Koyara tapó la boca del muchacho rápidamente para que no hablara, pero luego desistió porque le dio asco.

─¿Qué sucede Koyara?.

─Bueno... es que...

Koyara terminó confesando que cuando fue con Lucius a cazar, se encontraron con Karelia, la morra que está obsesionada con Larissa, y también aparecieron unos Savants que estaban por ahí, cosa que nos dejó sorprendidos porque se supone que esos pendejos no deberían estar en esta nación neutral. El punto es que atacaron a los tres, Koyara y Karelia trabajaron temporalmente juntas para evadirlos y con ayuda de ese mocoso pulguiento lograron escapar.

Qualia (o la Decepcionante Realidad del Género Isekai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora