Entre risas y secretos 2/2

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Gala, Emmanuel y Krista se levantaron de la mesa del restaurante después de terminar sus hamburguesas. Krista todavía se reía por lo que acababa de pasar.
"De verdad, Gala, no sé cómo alguien tan guapa puede ser tan despistada. Es como si tuvieras un escudo anti-ligue," comentó, sacudiendo la cabeza.

Gala, con la misma calma de siempre, se ajustó la chaqueta de cuero mientras salían. "No entiendo por qué tanta complicación. Si alguien quiere algo, que lo diga. No tengo tiempo para juegos."

Emmanuel, que caminaba a su lado, soltó una risita. "Es que no es solo lo que dicen, también es cómo lo dicen. A veces tienes que leer entre líneas."

"Leer entre líneas..." murmuró Gala, como si estuviera considerando una idea absurda.

Antes de que pudieran seguir con el tema, Krista vio a un grupo de chicos pasar y notó cómo una chica del grupo miraba descaradamente a su hermana. Krista se inclinó hacia Emmanuel y susurró, "Ahí vamos otra vez. ¿Crees que lo notará esta vez?"

Gala, ajena al intercambio, estaba ocupada encendiendo su moto Triumph. La chica del grupo se acercó, aparentemente buscando una excusa para hablarle.
"¿Esa es tu moto? Se ve imponente."

Gala asintió mientras se ajustaba el casco. "Sí, es una Triumph Thruxton. ¿Te interesa?"

La chica sonrió, encantada de que Gala respondiera. "Podría interesarme si el piloto es tan impresionante como la máquina."

Gala frunció el ceño. "No entiendo qué tiene que ver una cosa con la otra."

Krista, apoyada en un poste cercano, rompió en carcajadas, mientras Emmanuel se cubría el rostro con la mano. "¡No hay remedio contigo!"

Gala miró a ambos, desconcertada, mientras la chica se marchaba con una sonrisa de derrota. "¿Qué hice ahora?"

"Te lo explicamos más tarde," dijo Emmanuel, subiendo a la moto detrás de Krista, todavía riendo.

En el otro lado de la ciudad, Karime, Marie Claire y Fernando estaban en la terraza de un exclusivo café al aire libre. Fernando contaba alguna anécdota divertida mientras Karime revisaba su agenda en su celular. Pero Marie Claire parecía perdida en sus pensamientos nuevamente.

"¿Vas a decirnos qué pasa o te dejamos soñar despierta?" preguntó Fernando, inclinándose hacia ella con curiosidad.

Marie Claire se encogió de hombros. "Es solo que no puedo sacarme a alguien de la cabeza. Es como si... no sé, tiene una energía distinta a todo lo que he visto."

Karime alzó una ceja y sonrió. "Ah, entonces lo de ayer no era solo tu distracción habitual. Esto suena serio. ¿Cómo es esta persona?"

Marie Claire se tomó un momento, jugando con una servilleta entre los dedos. "Es... como una tormenta silenciosa. No necesita hablar mucho para llamar la atención. Tiene un aire distante, pero hay algo en su mirada que te hace querer saber más."

Fernando dejó su taza de café sobre la mesa. "¡Qué poética! Pero, ¿cuándo piensas hablarnos de su nombre? O mejor aún, ¿cuándo piensas hablarle a ella?"

Marie Claire negó con la cabeza rápidamente. "No, no puedo decirles su nombre. No todavía. Apenas estoy... tratando de entender qué siento."

Karime cruzó los brazos, claramente intrigada. "Esto está muy interesante. Aunque me molesta que no confíes en nosotros lo suficiente como para decirnos más."

Marie Claire rio. "No es falta de confianza, Karime. Es solo que aún no es el momento."

Mientras Fernando comenzaba a especular en voz alta sobre quién podría ser, Karime notó la forma en que Marie Claire evitaba cualquier pregunta directa. Por alguna razón, sentía que este enamoramiento iba a ser más complicado de lo que parecía.

Gala estacionó su moto frente a la casa de Krista, quien bajó con un salto ligero y una sonrisa en el rostro.
"En serio, hermana, necesito que empieces a entender cuando alguien quiere contigo. Si no, terminarás sola, y yo no pienso pasar mis días explicándote las intenciones de todo el mundo."

"Estar sola no suena tan mal," respondió Gala mientras apagaba la moto.

Krista puso los ojos en blanco. "No es que esté mal, pero... ¿no te gustaría al menos intentarlo? Digo, salir con alguien, tener una conexión. Algo."

"¿Para qué?" replicó Gala con calma. "Estoy bien como estoy."

Desde la puerta, Emmanuel, que había decidido acompañarlas, rio suavemente. "Gala, creo que eres la única persona en el mundo que ve el romance como un inconveniente logístico."

Gala se encogió de hombros mientras se quitaba el casco. "Tal vez. Pero no voy a perder el tiempo tratando de entender juegos que no tienen sentido."

"Es que no son juegos, hermana," dijo Krista, abriendo la puerta de la casa. "Es química, es emoción. Pero bueno, te lo explico otro día. Estoy cansada de dar clases gratis."

Ambos entraron, dejando a Gala en la entrada, observando cómo la puerta se cerraba. Sacó su teléfono para revisar mensajes, pero no había nada más que notificaciones de trabajo. Lo guardó, sintiendo que su mundo era sencillo, aunque quizá un poco... vacío.

Karime, por su parte, estaba terminando su café con Fernando y Marie Claire cuando sacó su teléfono para coordinar una fiesta que había organizado en su casa esa noche.
"Deberían venir, será algo sencillo, pero lo suficientemente divertido como para relajarnos después de esta semana."

Fernando asintió. "Cuenta conmigo. ¿Marie Claire?"

Ella parecía distraída pero respondió rápidamente. "Sí, claro. ¿A qué hora?"

"Empieza a las nueve, pero tú puedes llegar cuando quieras," dijo Karime con una sonrisa.

Mientras se despedían, Karime no pudo evitar notar que Marie Claire seguía con esa mirada perdida. Cuando Fernando se adelantó hacia su auto, Karime se quedó atrás con ella.
"¿Estás segura de que todo está bien? No te he visto tan pensativa en mucho tiempo."

Marie Claire le lanzó una sonrisa tranquilizadora. "Estoy bien. Solo es... una pequeña obsesión que espero superar pronto."

"¿Una obsesión o algo más grande?" Karime arqueó una ceja, claramente interesada.

Marie Claire rio. "Solo el tiempo lo dirá."

Karime asintió, aunque su intuición le decía que esto no era algo pasajero. Subió a su auto, lista para la fiesta, mientras Marie Claire volvía a su apartamento, pensando en cómo mantener su secreto por un poco más de tiempo.

En su habitación, Gala repasaba algunos documentos en su computadora cuando Emmanuel le envió un mensaje:
"Mañana hay un concierto en el centro. Podríamos ir, aunque solo sea para que observes cómo es la gente normal tratando de ligar."

Gala suspiró al leerlo. Respondió con un breve:
"Veré si puedo."

Apagó la computadora y se dejó caer sobre la cama. Entre las voces de Krista y Emmanuel resonando en su mente y la extraña insistencia de las personas por complicar las cosas, pensó en lo simple que era su vida... y cómo todos parecían querer que fuera diferente.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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