Apariencias

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NARRA SARA

Las semanas siguieron pasando, y aunque había días en que la tristeza me envolvía, algo dentro de mí comenzaba a cambiar. Joe se convirtió en un refugio en medio de la tormenta. Su compañía era como un bálsamo para mi alma, y aunque no tenía todas las respuestas, su presencia me daba la calma que tanto necesitaba.

Era curioso cómo las cosas empezaban a tomar un ritmo que no había anticipado. Cuando estaba con él, me olvidaba un poco del peso de mi historia con Nick. Joe nunca me presionaba, ni me pedía que lo dejara todo atrás de inmediato, pero sus acciones me demostraban que lo que él quería era mi bienestar. Eso era lo que más me sorprendía: la forma en que, sin decirlo con palabras, me hacía sentir que mi proceso de sanación era tan importante para él como lo era para mí.

En un par de ocasiones, mientras caminábamos por el parque o compartíamos una tarde tranquila en su apartamento, nos sentábamos en silencio, simplemente disfrutando de la compañía del otro. A veces me sentía casi culpable por no poder olvidar por completo a Nick, pero Joe nunca me presionaba.

—¿Estás bien? —me preguntó una tarde, mientras me observaba mirando hacia el horizonte, pensativa.

Asentí lentamente, tomando aire.

—Sí. Solo... me siento atrapada entre lo que fue y lo que podría ser. Como si, a pesar de todo, no pudiera soltar del todo el pasado.

Joe tomó mi mano y, en ese gesto tan simple, sentí una corriente de apoyo que me hacía sentir segura, como si no tuviera que cargar con el peso del mundo sola.

—No tienes que tener todas las respuestas ahora. Tienes todo el tiempo del mundo para sanar. Estoy aquí, siempre que me necesites. —Su tono era tranquilo, sin apuros, sin expectativas.

Le sonreí, agradecida, y apreté su mano, reconociendo que, en ese momento, estaba donde necesitaba estar. No sabía cómo se vería el futuro, ni si realmente sería capaz de dejar ir todo el dolor de mi relación con Nick, pero sí sabía que Joe me estaba enseñando lo que significaba la paciencia, el respeto y la compañía genuina.

NARRA NICK

Mientras tanto, mi relación con Priyanka seguía siendo una mezcla de apariencias y dudas. La gente decía que finalmente había encontrado algo serio con ella, pero cada vez que la miraba, no podía evitar sentir una desconexión, como si mi mente y mi corazón estuvieran en constante conflicto. Lo que más me atormentaba era la sensación de que había perdido algo más valioso que todo lo que Priyanka me ofrecía. Algo que nunca podría recuperar, y que ni siquiera ella podría llenar.

A menudo me encontraba pensando en Sara, especialmente cuando veíamos los artículos en línea o las fotos de ellos juntos. Ella seguía adelante, de una forma u otra, y yo no podía evitar sentir celos. No porque quisiera que me esperara, sino porque veía cómo ella estaba encontrando la paz con alguien más, con Joe, alguien que había estado allí para ella cuando yo la dejé sola. Y, por más que intentaba negarlo, me costaba aceptar que, en cierto sentido, él había sido todo lo que yo no pude ser.

Un día, mientras Priyanka y yo caminábamos por la ciudad, vi a un grupo de paparazzi tomando fotos de nosotros. Aunque todo se veía perfectamente bien en las fotos, algo en mí se sentía vacío. ¿Cuándo fue que me convertí en alguien que solo vivía para las expectativas ajenas? Las redes sociales estaban llenas de elogios sobre nuestra relación, pero ¿realmente me sentía bien con esto? No, no lo hacía.

—¿Todo bien? —me preguntó Priyanka al ver que me había quedado quieto en medio de la multitud.

—Sí —mentí, con una sonrisa que no llegaba a mis ojos.

Pero en ese momento, supe que algo dentro de mí estaba roto. No sabía qué hacer con esos sentimientos, pero los tenía, y me resultaba difícil seguir ignorándolos.

NARRA SARA

Con el tiempo, comencé a darme cuenta de algo importante: el sanar no se trataba de olvidar, sino de aprender a vivir con lo que había sucedido. Nick había sido parte de mi vida, una parte muy importante, pero ya no lo era todo. Y eso me estaba dando la fuerza para seguir adelante.

Una tarde, mientras Joe y yo caminábamos por Venice Beach, sentí que el aire fresco me daba una nueva perspectiva. La sensación de caminar juntos, sin prisas, sin expectativas, me hizo darme cuenta de que estaba lista para soltar de verdad. No solo soltar a Nick, sino soltar las heridas, los miedos, las inseguridades que aún llevaba conmigo.

—Joe —le dije, deteniéndome un momento—, creo que estoy lista para dejar ir todo lo que me ha estado frenando.

Él se detuvo a su lado y me miró con una leve sonrisa. No hizo preguntas, no necesitaba que lo hiciera. Sabía lo que estaba diciendo.

—No tienes que hacer nada que no quieras, Sara. Solo sé que, pase lo que pase, yo estaré aquí.

Sentí que mi corazón se aliviaba, como si una carga invisible comenzara a levantarse de mis hombros. No sabía qué deparaba el futuro, pero al menos ahora, podía mirar hacia él con una sensación de paz, porque Joe estaba allí para ayudarme a reconstruir, para enseñarme lo que realmente significaba sanar.

Por fin entendí que la vida no tenía que ser perfecta, pero sí podía ser mía. Y en ese momento, supe que estaba lista para dejar que lo fuera.

El dia que enamore a mi idoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora