Capítulo XVII: Cita doble

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La magia de los sábados en la mañana es poder despertar tarde sin que nadie te moleste, dejando que el señor de los sueños te siga acunando entre sus brazos. Es ese maravilloso día en el que te levantas a comer y luego seguir durmiendo, ya que es como si cada vez que te levantas tu cama te susurra con amor para que vuelvas. Abrazar tu almohada resulta ser algo tan placentero e irremplazable, que no quieres que nada te interrumpa. Pero como todos sabemos, hay ocasiones en las que, por lo que más desees, hay cosas que no se pueden cumplir, ahí uno puede llamarlo de muchas maneras; destino, consecuencias, efectos o simplemente una chica con un balde con agua bien fría para despertarte.

–¡KYAAAAAAAAA! –gritó la azabache levantándose de golpe totalmente mojada. Miró a su costado y vio a su amiga con el balde en las manos –Sango... tenías que ser tú.

–Te llamé a tu celular y no contestabas pensé que estabas muerta –excusándose.

–Pero sango mira como me dejaste toda mojada, mira la cama y todo –enojada.

–No es para tanto después le dices a Fuyu que lo seque, así de simple –hablaba relajadamente.

–Claro –tono sarcástico –como pasó la última vez que me lanzaste agua y le pedimos a Fuyu que secara las cosas con su poder.

–Por poco y el fuego se extiende por todo el edificio. Esa vez tuviste que usar tus poderes para apagar el fuego –se ponía nerviosa con sólo recordar lo ocurrido en el pasado

–Exacto –suspiró.

–Pero eso fue una vez, yo jamás te he lanzado agua mientras duermes –poniendo cara e inocente.

–¿Estás segura? –arqueó una ceja.

–Por supuesto, debería sentirme indignada ante tus acusaciones –se cruzó de brazos.

–Mmm... veamos, –ahora ella se cruzó de brazos –recuerdas cuando ¿te emocionaste cuando conseguiste tu primer trabajo? Me lazaste agua.

–Es que no podía con la emoción –haciendo pucheros.

–Cuando ganaste dos entradas a un concierto y luego te dijeron que sólo fue un error..., agua otra vez –movía sus brazos en forma de ola.

–Pero es que en ese momento estaba triste –seguía con sus pucheros.

–¿Y para el examen de química?

–Deberías agradecerme por poco llegas tarde –ofendida.

–¿Y esa vez que querías ir de compras?

–Etto... –ya no tenía excusas.

–Y esa... –no alcanzó a terminar.

–Ya, ya, ya entendí, fueron muchas veces –finalmente lo aceptó.

–Fue suerte que no haya agarrado un resfrío, sabes cómo me pongo cuando me enfermo –puso su cabello mojado a un costado.

–Insoportable, ya lo sé –suspiró y se sentó en la cama de Ayame.

–No te discutiré eso porque es cierto, me iré a duchar y así prepararme mentalmente para ser tu Frankenstein –hizo muecas de disgusto.

–Ve a ducharte o realmente te volverás un Frankenstein –cara y aura malvada.

Velozmente se duchó y una vez que salió su amiga ya tenía listo el conjunto que obligadamente debería vestirse. Se trataba de un vestido sencillo con franjas negras y blancas en la zona del busto y luego caía la tela negra hasta la mitad de sus muslos. Trató de reprochar respecto al atuendo pero, Sango, con solamente ver abrir la boca de la azabache la amenazaba con volverla Frankenstein. Por el bien de sí misma se mantendría en silencio. Una vez vestida la castaña comenzó a secar el cabello de su amiga, puesto que hasta el peinado que le haría estaba fríamente calculado. De la nada se sorprendió.

I just feel the cold [InuYasha] *PAUSADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora