Capítulo XXII: Sorpresas

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Me sentía muy nerviosa, era el primer partido del año y aunque habíamos entrenado por casi dos semanas no podía evitar sentir los nervios que me invadían. Antes de dejar mi bolso en los vestidores escuché que mi celular sonaba; era un mensaje de Inuyasha. Siendo sincera pude sentir como mis mejillas se tornaban de un carmín muy suave y una sonrisa se dibujó en mis labios. "Gana el partido, sé que puedes" decía su mensaje, realmente es bastante dulce este tonto. Dejé mi celular en el bolso y me dirigí a la cancha para calentar, ahí estaba la entrenadora dándonos ánimos con su gigantesca panza de 8 meses de embarazo. Recuerdo que el instituto le dio posibilidades de tomar unos meses de descanso para que esperara la llegada de su bebé, sin embargo, renunció a esa posibilidad, ya que quería seguir entrenándonos, creo que no se quería perder de nada de lo que ocurriera este día.

Comenzamos a calentar mientras llegaban las otras jugadoras y las chicas del equipo contrario. A lo lejos podía escuchar a la entrenadora como le daba órdenes a alguien, me volteé con curiosidad y me sorprendió mucho encontrarme con Kouga, quien al parecer era el ayudante de la entrenadora.

–Parece que esta vez tendremos público –hablo una de las chicas, Amy.

–¿Por qué Kouga está aquí? –pregunté.

–Según lo que escuché estuvo faltando a los entrenamientos de baloncesto y lo enviaron a acompañar a la entrenadora por su estado.

–El lado positivo es que es tan guapo y fuerte que siento que me da fuerza para el partido –habló Ayumi, otra compañera.

Al nombrar lo fuerte que era, lo miré y no té que traía consigo un dispensador de agua que se veía bastante pesado y sin pensarlo dos veces corrí a ayudarlo. Por un instante pensé que actuaría como el típico chico que sentiría un golpe en su masculinidad por recibir la ayuda de una chica, pero no fue así, al contrario me dio las gracias. Eso me llamó mucho la atención.

–Oye no hagas mucha fuerza puedes causar algún daño en tu musculatura y en las articulaciones –hablé mientras llevábamos el dispensador hacia la mesa.

–No te preocupes –habló con su tono muy natural –conozco mi cuerpo soy muy fuerte así que nada ocurrirá.

–De todas formas no hay nada de malo en recibir ayuda ¿o sí? –arqueé mi ceja.

–Por supuesto que no, en especial cuando la es de alguien como tú –me sonrió.

–No seas así, con tu postura y simpatía, dudo que alguien se niegue a ayudarte –crucé mi brazos.

–Creo que tienes razón –no lo dijo muy convencido, se le notaba en la voz.

–Si no me crees, pregúntale a mis compañeras que suspiran con sólo verte –apunté a las chicas con mi pulgar.

–¡HIGURASHI! –gritó la entrenadora y volteé un tanto asustada –no te distraigas y vuelve a calentar.

–Si entrenadora, lo siento –fue lo que pude emitir completamente apenada –nos vemos luego.

Corrí hasta donde estaban mis compañeras que no dejaban de mirarme. Esa mirada la conocía muy bien, mis amigas incluyendo al inútil de mi primo siempre la hacen cuando hablo con alguien, en especial cuando es alguien del sexo opuesto. Apuesto que si no les digo la verdad me miraran así durante todo el partido y definitivamente me sacaran la verdad en el vestidor. Prefiero que sea ahora así podré respirar con tranquilidad.

–Si se lo preguntan Kouga y yo sólo somos amigos ¿ok? –hablé mientras recibía el balón con mi antebrazo.

–Pero por su nivel de confianza hace que piense otra cosa –habló Eri.

I just feel the cold [InuYasha] *PAUSADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora