CAP 33

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La boda

NADIA

La imagen que me devolvió el espejo no era precisamente alentadora. Vestida de negro, con un sombrero y un velo que apenas dejaba entrever mi rostro, parecía más lista para un funeral que para lo que estaba por hacer. Aunque, pensándolo bien, quizá esto sí era un funeral: el de los últimos restos de humanidad que Christopher podía tener.

Hoy era su boda.
El hombre que había marcado mi vida con fuego, el que había transformado mi existencia en un juego de poder, se casaría con Makala. Ella, la modelo perfecta, la mujer que él había elegido. Todo esto era un recordatorio cruel de que Christopher nunca jugaba a perder.

Bryan estaba a mi lado, como siempre, listo para cualquier cosa. Él y Alyssa eran las únicas personas que aún me mantenían en pie, aunque el peso de mis decisiones me carcomiera.

—¿Nos vamos, mi reina? —preguntó Bryan, sonriendo. Su tono ligero intentaba aliviar la tensión que flotaba en el aire.

—Todo saldrá bien, eres genial, Nad —añadió Alyssa, sujetándome la mano antes de que pudiera responder.

Sonreí ligeramente, más por cortesía que por convicción. Revisé que mi arma estuviera en su lugar, dentro del bolso.

—Gracias, esclavo —respondí, mirando a Bryan con complicidad antes de salir de la mansión.

El calor de Barranquilla golpeó mi rostro apenas crucé la puerta. No entendía por qué alguien como Makala, con todo su glamour y dinero, había elegido esta ciudad para casarse. Luego lo entendí: Adeline estaba aquí, con Christopher y con Kristian, el supuesto "tío" que parecía una copia del mismo hombre al que estaba a punto de enfrentar.

El trayecto en auto hacia la iglesia fue breve pero incómodo.

—Todo saldrá bien, capitana —dijo Alyssa desde el asiento trasero, con una confianza que no sabía si era real o fingida.

—Gracias, Aly. ¿Por qué viniste?

—Hay algo que debes saber acerca de nuestra relación —respondió, mirándome fijamente.

—¿Qué relación? —pregunté, confundida.

—No solo es profesional. Soy tu hermana, Nadia.

Antes de que pudiera procesar lo que acababa de decir, el auto se detuvo frente a la iglesia. Alyssa bajó primero, seguida de Bryan, ambos con una actitud casi militar, como si supieran exactamente lo que iba a pasar.

Entré a la iglesia con paso firme, el velo cubriendo mi rostro. Sostuve el arma dentro de mi bolso, lista para cualquier cosa. Adeline corrió hacia mí, pero Kristian la detuvo justo a tiempo.

Al fondo, el sacerdote continuaba con la ceremonia, ajeno a mi llegada. Christopher estaba de pie junto a Makala, ambos luciendo perfectos. Perfectos y detestables.

—Si alguien se opone a esta unión, que hable ahora o calle para siempre —dijo el sacerdote, con una solemnidad que me pareció absurda.

—¡Yo me opongo! —grité, sacando el arma y disparando al techo. El estruendo hizo eco en las paredes de la iglesia, y todos los invitados comenzaron a murmurar nerviosamente.

Makala dio un paso atrás, claramente asustada.

—¡Saquen a esta perra de aquí! —ordenó, pero nadie se movió.

Bryan se colocó a mi izquierda, y Alyssa a mi derecha, protegiendo mis flancos.

—Nadia... —susurró Christopher, su rostro endurecido por la sorpresa—, ¿qué estás haciendo aquí?

VENGANZA DESEADA [#1 MUJERES INFERNALES: SAGA]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora