CONTRA LAS CUERDAS

Capítulo 28. una noche demasiado rara

Juanjo estaba tan perdido en sus pensamientos que no sintió como el cuerpo de Martin se abalanzaba sobre él. Tampoco escucho nada de lo que le susurró en el oído. 

El vasco había salido corriendo en cuanto había terminado el concierto, cargando el violín a cuestas dando pequeños saltitos de ilusión mientras la funda rebotaba en su espalda. Estaba pletórico. No le importaron la gran mayoría de profesores que habían intentado pararle mientras huía para felicitarle por lo bien que lo había hecho. Trató de esquivar los comentarios condescendientes y vanidosos de gente que ni siquiera le preguntaba qué tal estaba en su día a día. Quería reunirse con sus amigos. En realidad, en especial con uno de ellos.

Nada más poner un pie en la calle, el frío helador de aquella noche de invierno le impactó en la cara. Se anudó un poco más la bufanda alrededor del cuello mientras movía las manos en los bolsillos para entrar en calor. Echó un vistazo por la plaza en la que todo el mundo esperaba a sus amigos y no tardó en encontrar a Juanjo. Llevaba puesto un jersey azul claro con un abrigo marrón a juego con la bufanda, los pantalones anchos vaqueros y las playeras culminaban su outfit. Estaba guapísimo.

 La plaza estaba a rebosar de gente que acababa de salir del concierto. Todos reían y conversaban alegremente celebrando lo bien que había salido todo, mientras brindaban con botellas de cerveza. Incluso algunos profesores también estaban reunidos en el bar de enfrente. El maño, por el contrario, estaba sentado al lado de una farola, apartado del resto con la mirada fija en el suelo. Almudena, María, Belén y Álex hablaban animadamente cuatro pasos más allá. No se lo pensó dos veces cuando salió corriendo en dirección a Juanjo.

Se tiró a sus brazos en cuanto estuvo más cerca. Se refugió en esos brazos que siempre estaban dispuestos a abrazarle de manera reconfortante, haciéndole sentir un calor en el abdomen al que hacía tiempo que no estaba acostumbrado. Pero algo diferente estaba pasando. El maño no estaba abrazándole. Estaba estático en su sitio sin agarrar su cintura. Ese lugar al que sus manos iban siempre que estaban cerca. Martin apartó el cuerpo ligeramente para verle el rostro tratando de encontrar una respuesta a su frialdad. 

-¿Qué te pasa? - susurró acariciándole la mejilla. Frunció el ceño al ver que Juanjo no le devolvía la mirada.

Juanjo tardó en reaccionar unos segundos. Por fin se encontró con los ojos preocupados de Martin. Trató de mostrar su mejor cara. Posó sus dos manos en la cintura del vasco, dejando un suave apretón sobre estas y con una sonrisa fingida habló.

- Lo has hecho genial cariño - susurró forzando una sonrisa que no llegó a mostrar sus dientes - estoy muy orgulloso de ti - añadió dejando un suave beso en su mejilla.

Martin formó un puchero en los labios. Juanjo le seguía mirando con los ojos brillantes, estaba a punto de llorar por algo que Martin no sabía. Pero se tragó las lágrimas para no preocupar a nadie. El vasco estaba tan extasiado con sus palabras que no fue capaz de darse cuenta de que algo le atormentaba.

-¿Vamos con el resto Juanji? - dijo extendiéndole la mano.

-Vamos - respondió Juanjo entrelazando sus dedos tratando de recomponerse.

Álex, Almudena, María y Belén conversaban animadamente con un botellín de cerveza a punto de acabar cuando los dos chicos se unieron a ellos.

-¡Martintxoooo! - gritó Álex tirándose a sus brazos, haciendo que Juanjo quedase un par de pasos por detrás dejándoles espacio - eres una puta estrella tío. No hay nadie mejor que tú - añadió pasando su brazo alrededor de su cuello y dejando un beso rápido en su cabellera.

-Ya será menos - contestó Martin avergonzado.

-¿Pero qué dices amore? - preguntó confundida Denna - ha sido genial, este trimestre ha salido todo por ti. Tienes que creértelo - se acercó a él abrazándole también.