Habían pasado dos días desde que noté algo diferente en Alma. Estaba más nerviosa de lo normal, como si algo le rondara la cabeza constantemente. No era típico de ella. Podía leer su lenguaje corporal como un libro abierto, y esta vez había algo que me estaba ocultando.
Esta noche estaba en el salón, sentado en el sofá con mis papeles de negocios desparramados sobre la mesa. Había tenido reuniones agotadoras durante todo el día, y sinceramente, esperaba un momento tranquilo antes de que Alma llegara.
Entonces, escuché el ruido de la puerta principal y el suave eco de sus pasos al entrar. Levanté la mirada y me congelé al verla.
Llevaba un vestido largo, elegante, de un rojo profundo que parecía hecho a medida para resaltar cada curva de su cuerpo. Su cabello estaba recogido con delicadeza, dejando su cuello expuesto. Pero lo que realmente capturó mi atención fue la expresión en su rostro: una mezcla de nerviosismo y determinación que no podía descifrar del todo.
-Hola, Dante -dijo, acercándose con una sonrisa tímida que no era típica de ella.
-Hola, Alma. -Dejé los papeles a un lado, observándola mientras se acercaba. Me senté más derecho, intrigado-. ¿De dónde vienes tan elegante?
-Es una larga historia -dijo, mordiéndose el labio inferior. Se sentó a mi lado, sus manos jugueteando con algo dentro de su bolso-. Necesitamos hablar. Es importante.
Mi cuerpo se tensó de inmediato. Esas palabras nunca significaban algo sencillo. Me incliné hacia ella, dejando descansar mis codos sobre mis rodillas.
-Estoy escuchando.
Ella tragó saliva, sacando algo de su bolso. Al principio, no pude identificarlo. Era una hoja impresa en blanco y negro con una imagen borrosa en el centro. Mi mirada se clavó en ella mientras Alma la sostenía frente a mí, sus manos ligeramente temblorosas.
-¿Qué es esto? -pregunté, mi voz baja pero cargada de curiosidad.
Alma respiró hondo antes de soltarlo.
-Es una ecografía, Dante. Estoy... estoy embarazada.Mis ojos se ampliaron, pero antes de que pudiera decir algo, ella añadió:
-Son tres. Trillizos. Tres varones.Por un momento, sentí como si el tiempo se detuviera. Mi cerebro intentaba procesar lo que acababa de escuchar, pero mis emociones iban un paso adelante. Mi mirada alternaba entre la ecografía y el rostro de Alma, buscando confirmación de que no era un sueño.
Cuando finalmente reaccioné, la agarré con firmeza por la cintura y la levanté, sentándola sobre mis piernas en un solo movimiento. Mis labios buscaron los suyos en un beso que fue a la vez intenso y suave, como si todas las palabras que no podía decir estuvieran contenidas en ese momento.
-Eres la mejor mujer del mundo, Alma -murmuré contra sus labios, con mi voz cargada de emoción-. No puedo creerlo. Tres... Tres hijos. -Bajé la mano hasta su vientre aún plano, acariciándolo con reverencia-. Te amo. Te amo a ti, y los amo a ellos.
Ella dejó escapar una risa suave, sus ojos brillando con lágrimas que no dejaban de caer.
-¿No estás molesto? ¿Sorprendido?-Molesto, jamás. Sorprendido, claro que sí. -La miré con seriedad y luego sonreí, dejando que mi pulgar rozara su mejilla para atrapar una lágrima-. Esto es lo mejor que me ha pasado, Alma.
-¿De verdad lo piensas? -preguntó, sus labios temblando.
-Claro que sí. Quiero darte todo, Alma. -Besé su frente, bajando después a su nariz, y finalmente a sus labios una vez más-. Quiero cuidar de ti y de ellos.
Ella dejó escapar un suspiro aliviado, inclinándose para descansar su frente contra la mía.
-No sabía cómo ibas a reaccionar.-¿Reaccionar? -Me reí, mirándola a los ojos-. Princesa, no sé cómo he podido tener la suerte de que estés en mi vida. Ahora, tres pequeños van a completarla.
Nos quedamos así durante un rato, sus manos sobre las mías, ambas descansando sobre su abdomen. Finalmente, ella habló, con un tono juguetón.
-Parece que tienes un ejército en camino.-Un ejército de nosotros dos -respondí con una sonrisa maliciosa-. Espero que tengan tu temperamento.
-Oh, Dante, si tienen tu terquedad, no me lo perdonaré jamás.
Nos reímos juntos, dejando que el peso de la noticia se asentara entre nosotros. En ese momento, supe que nada en el mundo sería más importante que proteger a Alma y a esos tres pequeños milagros. Mi familia. Nuestro futuro.
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Susurros en Llamas
RomanceAlma y Dante son dos almas intensas, unidas por un amor que arde tanto como destruye. Atrapados en un juego de pasión y orgullo, sus constantes enfrentamientos y reconciliaciones se vuelven el combustible de una relación llena de altibajos. Pero cua...