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--Pero Yoonnie, que omega más bonito te has conseguido – La mujer apretó con fuerza las blancas mejillas del muchacho de cabellos rubios, el mismo que hizo una mueca de dolor e incomodidad – Y dime muchacho ¿Cuántos cachorros le piensas dar a mi alfita bonito? – aquella pregunta dejó un silencio doloroso en el apartamento, más por el gesto de tristeza que se formó en el rostro del omega cuando miró de reojo a Min.

El blanquecino al notar la situación, decidió intervenir. Llevando así a su madre hasta la cocina, dejando al menor en la sala con fuerte dolor en el pecho.

"¿Por qué no pudimos ser como los otros omegas?"

Aquellas palabras sonaron llenas de dolor, ocasionando que el lobito se escondiera tristemente entre la oscuridad hasta poder superar aquella noticia.

–Disculpa a mi madre. Ella lo dijo sin pensar... – hablo apenado, al mismo tiempo que le entregaba un pañuelo – Si no te sientes bien, puedes ir a mi habitación y descansar hasta que esté el almuerzo. – Jimin asintió — Ji...Park...– el nombrado detiene sus pasos – En el primer cajón de la cómoda está un aromatizante, puedes esparcirlo en la habitación, puede que mi aroma te hostigue.

–Yoonnie, ven y ayúdame con las verduras, cariño – llamó con urgencia la madre.

Los pasos de Jimin eran lentos y estaban siendo guiados por un extraño aroma a leche caliente y galletas, pero era percibido en poca intensidad, muy diferente a cuando el omega abrió la puerta de la habitación, haciendo que su cuerpo sienta una fuerte ola de calor ante la delicia que sentía al olfatear el aroma dulce – Me siento extraño...– Se dijo a sí mismo en un balbuceo, mientras tomaba asiento en la cómoda cama, en la misma que se acostó y abrazo la almohada del cual emanaba con más fuerza aquel aroma, haciéndolo embriagar hasta el punto de dormirse en ese instante.

Mientras tanto Yoongi y su madre estaban en la cocina pensando en que más colocar en la cena de hoy, pues para la mujer hoy era un día de celebración, su lindo niño ya era todo un hombrecito con responsabilidad de pareja, y que más que con un lindo chico omega que de seguro no tardarán en darle nietos.

La noche había caído, ya era hora de cenar. Sacando al fin las delicias del horno que tanto esfuerzo les costó a ambos preparar.

Por otro lado, en la habitación del castaño alfa, un chico adormilado se levantaba completamente satisfecho por el relajante sueño que había tenido, estando un poco sorprendido al no notar al instante en el lugar que se encontraba, olvidándose por completo en la condición en la que estaba.

En rut/celo

- ¿Jimin? – aquella voz suave y tentadora hicieron reaccionar un instinto en el rubio. Causando una leve desesperación por querer tocar esa bonita cintura que se movía con seducción mientras el bonito chico se acercaba al armario. – Toma un baño antes de salir a cenar. Te ves un poco sudado.

- Lindo... - susurro apenas con ese sonido ronco que hizo temblar el cuerpo del alfa. El mismo que tiró el conjunto de pijama sobre el cuerpo del omega para así salir rápido de la habitación ante la agitación que tuvo de repente al percibir un olor a vino demasiado fuerte.

[Tengo supresores en mi cajon. Tómalos antes que salgas]

Cuando el lobo (que ahora era el que actuaba en lugar de Jimin) miro el mensaje del alfa, sintió una leve desperacion por no tener aún el consentimiento de tocar ese suavecito cuerpo del alfa, que desde que lo vio deseo poder tenerlo.

Se pasó las manos por la cara, ante la caliente imaginación que tuvo del castaño arrodillado frente suyo mientras sobaba su carita de niño inocente sobre su dura intimidad entre sus ajustados pantalones negros.

"Mierda"

Renegó por su imaginación, aquella que le dejó un doloroso problema que solucionaría en el transcurso del baño de agua fría que tomara.

- Se está demorando ese muchacho. Anda a ver porque no sale. – Al momento en el que Yoongi dejó el plato en la mesa para ir a buscar al omega. Este mismo apareció con los cabellos húmedos y una sonrisa burlona. Como si por su cabeza estuviera pasando algún plan malévolo.

- Déjeme ayudarla señora.

- ¿Señora? – la mujer río – Dime madre o suegra. Señora me hace sentir muy vieja. – Jimin aceptó la propuesta, comenzando a llamarla «madre» al instante.

Por parte de Yoongi. Él lo observa con curiosidad ante el cambio repentino que tuvo, a penas en la tarde estaba avergonzado e incómodo con su madre, pero ahora le hablaba con tanta confianza que se sentía como personas conocidas con anterioridad.

- Ji... Park ¿Estas bien? – pregunto dejando los últimos cubiertos sobre su sitio.

- Perfectamente, cariño – El sistema nervioso de Yoongi sintió colapsar con aquel apodo inesperado del rubio. Aquel que sonrió con dulzura, siendo observados por una risueña mujer que presenciaba todo de cerca.

- ¿Tienes fiebre? – tocó su frente.

- No tengo fiebre bomboncito, pero verte así de lindo se me calienta el cuerpo al instante – sin descaro lo dijo enfrente de su madre.

- Estás sobreactuando, Park. – hablo entre susurros para que la mujer mayor no lo oyera, pero al rubio no le importo nada.

Jimin seguía en con el papel de coqueto sin dejar de apodar al castaño con sobre nombres adorables y graciosos que hacían reír a la mayor de los tres en el comedor. Yoongi no lograba descifrar lo que le pasaba al omega, no hasta que sus miradas se conectaron por unos segundos y se diera cuenta que todo este teatro era causado por el lobo de Jimin.

Esos ojos azules claros que lo observaba de vez en cuando como si tuviera la intención de lanzarse a él. Y prácticamente estaba en lo cierto, pero la presencia de la madre lo impedía.

Cuando la cena terminó, los tres se sentaron un rato en la sala para observar una película mientras hablaban de la supuesta boda que habría. Siendo la más emocionada, la madre, ella que describe con lujos y detalles como quisiera que fuera. Yoongi tan solo miraba la pantalla del televisor sin hacer caso mínimo a la plática, puesto que Jimin era el que estaba de acuerdo con todo lo que la mujer decía.

- ¡Dios! Ya es muy tarde, me debo de ir. – dijo con apuro la madre, tomando rápidamente su cartera y su abrigo.

- Mamá, no sé porque te tienes que ir a la casa de tu amiga cuando te puedes quedar conmigo. – Regaño a su madre mientras le entregaba un tapér con una parte del postre sobrante.

- Lo se cariño, pero es mejor que tengas privacidad con tu ahora pareja. Sería muy incómodo tenerme aquí todos los días y tal vez a Jimin no le guste. – Se despidió de los dos antes de cruzar la puerta – volveré a visitarte mañana a la misma hora.

 – Se despidió de los dos antes de cruzar la puerta – volveré a visitarte mañana a la misma hora

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