bajo el control del destino

capitulo 21

Enigma Bajo las Estrellas

La noche estaba tranquila, con una brisa fresca que acompañaba a Yuji y Makima mientras caminaban juntos hacia la esquina cercana a la casa de Yuji. La luz tenue de los postes alumbraba sus pasos, y el sonido de la ciudad ya se había calmado, dejando solo un murmullo distante.

Makima caminaba con su habitual aire elegante, su gabardina negra ondeando ligeramente con el viento. Yuji, aunque relajado, no podía evitar sentir un extraño peso en el pecho. Había algo en la presencia de Makima que lo inquietaba y lo fascinaba al mismo tiempo.

"Parece que llegamos," dijo Makima al detenerse en la esquina, girando hacia Yuji con una sonrisa sutil. "Vives cerca de aquí, ¿verdad?"

Yuji asintió, metiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta de jean. "Sí, solo un par de calles más allá. Pero no era necesario que me acompañaras hasta aquí."

Makima lo miró fijamente, sus ojos brillando con un misterioso resplandor bajo la luz del farol.

Makima: Quería asegurarme de que llegaras bien. Después de todo, hemos pasado una noche interesante, ¿no crees?"

Yuji sonrió, aunque un poco nervioso. "Sí, supongo que sí. No esperaba pasar tanto tiempo contigo, pero... fue agradable."

Makima inclinó ligeramente la cabeza, su sonrisa ensanchándose con una pizca de diversión. "¿Solo agradable? Me esforcé para que te sintieras cómodo. Deberías decir que fue excepcional."

Yuji rió suavemente, relajándose un poco más. "Está bien, lo admito. Fue una noche excepcional. Pero aún no entiendo por qué me prestas tanta atención. Apenas nos conocemos."

Makima lo observó por un momento, su mirada se volvió más suave, aunque seguía cargada de esa profundidad que Yuji aún no podía descifrar.

Yuji: "A veces no es cuestión de cuánto tiempo conoces a alguien, sino de lo que ves en ellos. Y tú, Yuji, eres... especial."

Yuji sintió cómo su corazón se aceleraba ligeramente al escuchar esas palabras, pero las dudas seguían presentes en su mente. "¿Especial? No entiendo qué ves en mí que sea tan diferente."

Makima se acercó un poco más, su voz bajando a un tono más íntimo.

Makima: "Lo entenderás a su debido tiempo. Por ahora, solo disfruta del momento. A veces es mejor no cuestionar demasiado las cosas."

El silencio se instaló entre ellos por unos instantes, y Yuji aprovechó para mirar hacia el cielo. Las estrellas brillaban con fuerza, y la luna parecía iluminar la escena como si fuera parte de algo más grande.

"Entonces, Yuji," rompió Makima el silencio, su tono volviendo a ser ligero.

Makima "¿Qué harás mañana?"

Yuji la miró, parpadeando como si volviera de sus pensamientos.

Yuji:"No lo sé. Supongo que nada especial. ¿Por qué lo preguntas?"

Makima sonrió, con ese toque de misterio que parecía ser parte de su esencia.

Makima: "Porque quiero que me acompañes. Hay un lugar que quiero mostrarte. Algo que creo que te interesará."

Yuji se cruzó de brazos, fingiendo un gesto pensativo.

Yuji:"¿Eso es una invitación o una orden?"

Makima rió suavemente, un sonido casi musical. "Llámalo una invitación... con un toque de insistencia."

Yuji no pudo evitar sonreír. "Está bien. Acepto. ¿Dónde y a qué hora nos vemos?"

"Yo paso por ti," respondió Makima sin dudar. "A las tres de la tarde. Te sorprenderá."

Yuji asintió, aunque seguía sintiendo una leve incertidumbre sobre lo que Makima planeaba. Pero había algo en ella que lo empujaba a seguir adelante, a confiar, aunque fuera solo un poco. "De acuerdo. Nos vemos mañana entonces."

Makima dio un paso hacia él, inclinándose ligeramente como si quisiera estudiar su rostro más de cerca. "Buena decisión, Yuji. Estoy segura de que no te arrepentirás."

Yuji tragó saliva, sintiendo el peso de sus palabras, pero logró mantener la calma. "Eso espero."

Makima dio un paso atrás y comenzó a caminar lentamente en dirección contraria. Antes de alejarse demasiado, giró la cabeza para mirarlo una vez más. "Descansa bien, Yuji. Mañana será un día interesante."

Yuji la observó desaparecer entre las sombras de la noche, su figura elegante desvaneciéndose bajo las luces de la calle. Se quedó ahí, parado, sintiendo una mezcla de intriga y nerviosismo.

"¿Qué es lo que realmente quiere de mí?" murmuró para sí mismo, antes de darse media vuelta y dirigirse a su casa. Una vez más, esa sensación de incertidumbre lo acompañaba, pero también una chispa de curiosidad que no podía ignorar.