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Al día siguiente, Shisui estaba en la cocina, luchando contra el cansancio y las ojeras evidentes en su rostro. Había pasado toda la noche pensando en lo que había escuchado, y a pesar de que intentaba concentrarse en sus pensamientos, no podía evitar recordar lo que había sucedido en la habitación de sus padres.

Sakura, aún con el rostro rosado y algo nerviosa por lo ocurrido la noche anterior, intentaba preparar el desayuno con una sonrisa nerviosa, pero las palabras no salían tan fácilmente como solían hacerlo. Cada vez que miraba a Itachi, se sonrojaba aún más, como si los recuerdos de esa "romántica noche" se repitieran en su mente.

Itachi, por otro lado, estaba demasiado tranquilo, incluso con una pequeña sonrisa en su rostro, como si se estuviera divirtiendo con la incomodidad de Sakura. Había notado cómo se sonrojaba y cómo evitaba mirarlo directamente.

—¿Qué pasa, Sakura? —preguntó Itachi en tono suave, sabiendo muy bien por qué su esposa estaba tan avergonzada.

Sakura levantó la mirada, intentando mantener la compostura, pero sus mejillas seguían completamente sonrojadas.

—No es nada, Cariño —respondió rápidamente, sin atreverse a mirarlo más de lo necesario.

Shisui, al ver la escena, no pudo evitar soltar un suspiro de frustración. "¿Por qué tuve que escuchar eso? ¡Ya No soy un bebé!" Pensó, tomando un sorbo de su bebida mientras evitaba mirar a sus padres. Sabía que la relación de ellos era especial, pero no esperaba que cambiara tanto la dinámica cuando se trataba de algo tan... íntimo.

Al ver que Shisui no decía nada, Itachi bromeó de nuevo, con un tono relajado.

—Parece que nuestro pequeño Shisui tiene ojeras, ¿eh? Que sucedió?.

Sakura le lanzó una mirada fulminante, pero al mismo tiempo no podía evitar sentirse avergonzada por las palabras de Itachi.

—¡Cariño, por favor! —exclamó, cubriéndose la cara con ambas manos.

Shisui solo suspiró profundamente, resignado. "¿Qué se supone que debo hacer con estos dos?" Se preguntó a sí mismo, aunque una pequeña sonrisa se asomó a sus labios por lo adorables que eran, a pesar de todo.

Itachi, al ver la situación, no pudo evitar reírse suavemente y se acercó a su hijo para darle una palmada en la cabeza.

—Vamos, Shisui, no te preocupes por nosotros. Estás creciendo demasiado rápido.

Sakura, aún sonrojada, solo pudo mirar a su hijo y suspirar con un leve sonrisa. "A veces, estos dos me sorprenden."

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Shisui se despidió de sus padres con una sonrisa tranquila, como era costumbre en su familia, antes de salir hacia la misión con su equipo. Sakura le dio un beso en la frente y un consejo cariñoso, mientras Itachi simplemente le lanzó una mirada de comprensión, sabiendo que su hijo estaba creciendo a pasos agigantados.

Cuando Shisui llegó al campo de entrenamiento, Boruto estaba esperando con una sonrisa competitiva, claramente con la intención de desafiarlo.

—¡Shisui! —exclamó Boruto, acercándose rápidamente—. ¡Vamos a ver quién es más rápido en el campo de batalla!

Shisui lo miró por un momento, sin mostrar signos de incomodidad, pero con una leve sonrisa. A pesar de que tenía la misma calma que su padre, la pequeña arrogancia de su madre también estaba presente.

𝐄𝐥 𝐬𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐒𝐡𝐢𝐬𝐮𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora