Después de terminar el desayuno y llegar a la oficina, Amelia apenas había tenido tareas de relevancia. Estar de pie detrás de Inmaculada y servirle un té habían sido todas sus funciones. A diferencia de Luis, quien contaba con un despacho contiguo al de Inmaculada, ella no tenía ni una mesa en la cual sentarse. Solo estaba allí a la espera de recibir órdenes, sin siquiera tener autorización para sentarse en alguna de las sillas o sillones del despacho de Inmaculada.
Amelia estaba desesperada; jamás le había gustado estar de pie, y los tacones no ayudaban. Además, ella estaba preparada de sobra para hacer tareas más importantes. En solo dos años había alcanzado un puesto ejecutivo en su anterior empresa; podía gestionar equipos y manejar cuentas de cientos de millones, pero aquí estaba de pie tras dos horas en las que solo había servido un té a esa maldita perra.
Había visto cómo Luis entró con papeles para firmar y algunos informes en varias ocasiones, pero por el resto habían estado las dos solas en silencio. Amelia se moría por preguntar la razón específica del odio que Inmaculada le profesaba. Esta la ignoraba, consciente de la desesperación de Amelia a medida que pasaba el tiempo ahí parada.
De repente, el fino reloj de Amelia vibró en su muñeca. Era una alerta en su smartphone: lo sacó del bolso y revisó el mensaje. Un escalofrío recorrió su espalda. Se trataba de una reunión de Inmaculada con Jaime Villanueva, quien había sido su jefe cuando aún era Roberto.
—Señora, tiene una reunión en cinco minutos con Jaime Villanueva de Finanzas Goldstar —informó Amelia. "Con todas las empresas de finanzas existentes en la ciudad, tenía que reunirse con Goldstar. ¿Quién vendría con Jaime?", pensó Amelia. Siempre llevaba un grupo de lamebotas para causar mayor impresión al cliente. Ella, cuando aún era Roberto, había sido uno de esos lamebotas. Así había conseguido escalar rápidamente.
—Creo que lo conoces. Por favor, recíbelo, llévalo a la sala de juntas número uno y atiéndelo mientras llego yo, pero no hables de negocios con él —ordenó Inmaculada.
Inmaculada ya había tratado con Jaime anteriormente. Sabía de su actitud prepotente y condescendiente hacia las mujeres. Hacer lidiar con él a Amelia sería una buena lección, pero si trataba de negociar cualquier cosa, se la comería; además, aún no estaba preparada para actuar en su nombre.
Amelia suspiró, tomó fuerzas para enfrentarse a sus antiguos compañeros y, con un "Sí, señora", salió hacia la planta baja del edificio. El personal de recepción ya la conocía, por lo cual no llamó la atención cuando la vieron allí parada en el inmenso vestíbulo de cristal y mármol blanco decorado con algunos sillones y grandes plantas verdes, cuyo aroma no podía calmar su tensión mientras esperaba. Había sido presentada como la nueva asistente de la señora Montalbán. Miró su reloj, sintiendo cómo el aire empezaba a faltarle. ¿Cómo reaccionar cuando se encontrara con su antiguo jefe y sus compañeros? Siempre habían compartido bromas, pero ahora no la reconocerían y, por su bien, ella debía hacer como si tampoco los conociera.
Con cinco minutos de retraso, Jaime Villanueva apareció con su séquito de aduladores. Junto a él venían Fran y José Antonio, dos tipos que le caían muy bien a Roberto, pero ahora Amelia tenía sus dudas sobre cómo se portarían con ella... Con un suspiro y temblando como un flan, Amelia se acercó a Jaime con la mano extendida.
—Buenos días, señor Villanueva. Me llamo Amelia, la nueva asistente de la señora Montalbán; permítanme que los acompañe a la sala donde se celebrará la reunión.
Jaime Villanueva ignoró la mano y la abrazó para darle dos besos. Amelia lo había esperado; él siempre saludaba así a las mujeres. Amelia cerró los ojos, asqueada; sintió cómo una de las manos de Jaime se desplazaba hacia su trasero, y el segundo beso, en lugar de en su mejilla izquierda, terminó en sus labios.
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Destinada a una nueva vida
RomanceRoberto y sus amigos no imaginaron que una noche cambiaría sus vidas para siempre. Tras cometer un delito execrable, son castigados a su peor pesadilla. Los tres despiertan atrapados en un nuevo cuerpo como mujeres, sometidas a los caprichos de un m...