Capítulo 31

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Alek.

Miro por el enorme ventanal de mi habitación como las gotas de agua hacen un lento recorrido por el pulcro cristal, una sonrisa ladina aparece en mis labios cuando veo la hora y me percato de que todos deben estar durmiendo en este momento. Hace horas me encerré en mi habitación sabiendo que si pasaba un minuto más en presencia de mi mujer no me iba a importar que mis padres estuvieran presentes a la hora de abalanzarme sobre ella y encerrarla en mi cuarto por horas.

Aún sigo conteniéndome.

El solo recordar cómo se siente tener su cuerpo contra el mío, su aroma inundando mi auto de forma adictiva, su rostro sonrojado, muerdo mi labio inferior soltando un gruñido de fastidio cuando siento como mi polla se endurece, dirijo mi mirada a esa dirección topándome con mi polla apunto de reventar el bóxer lista para salir y recibir la atención de su dueña.

Mi Barbie.

Sonrió de lado antes de dirigirme a uno de los sofás que tiene la habitación, me dejo caer luego de despojarme de mi bóxer, mi polla no tarda en descansar sobre mi vientre, suspiro cuando siento como mis venas palpitan y la dureza solo incrementa con el pasar de los segundo, cierro mis ojos recostandome del sofá, tomó mi polla con mi mano repleta de anillos, el contraste de mi palma fría junto a los anillos con la piel caliente de mi polla me hace estremecer, pasó lentamente mi pulgar por mi glande hinchado esparciendo mi líquido preseminal.

Recorro lentamente mi polla con mi mano, sonrió de lado mientras subo y bajo en lentos movimientos, mi cabeza se va hacia atrás cuando aprieto mi polla imaginando que es su pequeño coño aferrándose a toda mi longitud con frenesí, un gruñido escapa de mi garganta, relamo mis labios entreabiertos dejando que la sonrisa oscura que estaba ocultando aparezca.

Alek: ¿Por qué no entras y me dejas darte un espectáculo, Barbie?

Suelto con voz ronca, sostengo mi polla mordiendo mi labio inferior mientras abro mis ojos topándome con la vista más maravillosa de este puto mundo, gruñó moviendo lentamente mis manos cuando veo a mi mujer con las pupilas dilatadas mirando con deseo mi polla, sonrió ladino cuando la veo tragar grueso, siento mis venas palpitar cuando recorro con mi vista su cuerpo deteniéndome en sus piernas desnudas, una maldición escapa de mis labios cuando veo sus pezones erectos marcarse sobre la tela de la camisa de uno de los chicos.

Artemisa: Yo... estaba buscando el baño...

Suelta con voz ligeramente ronca, me levanto de mi lugar sintiendo como la excitación incrementa al ver la enorme diferencia de estatura entre nosotros, mi polla descansa sobre mi vientre llamando la atención de mi mujer, me acerco a paso lento hasta su lugar, cuando llego hasta donde ella levantó su mentón para que me observe a los ojos, tomó uno de los mechones de su cabello llevándolo hasta mi nariz sonriendo como un puto demente cuando su fragancia llega a mis fosas nasales.

Alek: ¿Te excita ver cómo tú hombre se masturba pensando en ti?— baja su mirada avergonzada, relamo mis labios agachándome hasta su altura, con mis dedos en su mentón me encargo de exponer su cuello, pasó mi lengua lentamente por el mismo hasta llegar al lóbulo de su oreja— te hice una pregunta, Barbie— sus manos van a mi pecho pero de sus labios no salen más que pequeños jadeos al sentir como una de mis manos aprieta su cintura fuertemente— responde, no quieres que te castigue, ¿Verdad?

Sonrió cuando la siento temblar contra mi cuerpo, traga grueso antes de mirarme a los ojos de forma retadora, una sonrisa ladeada aparece en su rostro y yo siento que desfallezco al verla de esa manera.

Artemisa: Me excito mucho ver cómo se tocaba, señor— me mira con inocencia antes de jugar con sus manos, siento como mi polla está apunto de reventar cuando un puchero aparece en sus labios— ¿Hará algo al respecto?

La tomo en mis brazos sin que lo vea venir, camino hasta la cama y la lanzó sobre ella no perdiendo el tiempo a la hora de abalanzarme sobre su boca, la devoró como un jodido animal hambriento, no tengo piedad cuando mi boca descubre el mejor manjar que haya probado jamás, muerdo su labio inferior con una sonrisa siniestra en mis labios cuando siento el sabor metálico de su sangre en mi boca, desgarró la tela de su camisa dejando sus pechos al descubierto, me prendo como un poseso de sus pezones rosados y erectos, sus manos tiran de mis cabellos haciendo que muerda su pezón mientras pellizco el otro, un glorioso gemido escapa de sus labios y me pierdo, jodidamente me pierdo al escuchar ese sonido.

La miro a los ojos antes de incorporarme en la cama, rompo sus bragas sin ningún miramiento y tomando mi polla entre mis manos la masajeo ante sus ojos, intenta cerrar sus piernas pero no la dejo privarme de la vista de su coño húmedo por mi, palpitante por mi, jodidamente necesitado por mi.

Artemisa: ¿Qué vas a hacerme?

Abro sus piernas de par en par deleitándome con su flexibilidad, jadea cuando golpeó su clítoris con mi polla.

Alek: Quiero que te toques, Barbie.

Con sus mejillas sonrojadas a más no poder, me mira a los ojos, la inocencia que veo en los mismos me calienta aún más.

Artemisa: No sé cómo hacerlo.

Suelto una pequeña risa, muerdo mi labio inferior mientras me inclinó encargándome de que mi polla roce la piel caliente de su vientre, siento como su piel se eriza mientras su cuerpo tiembla bajo el mío, muerdo su cuello encargándome de dejar mis dientes marcados en su piel, pasó mi lengua por su mentón y cuando llegó a su boca muerdo su labio inferior fuertemente sacándole un gemido lastimero.

Alek: Tu hombre te enseñará— guió mi mano hasta tomar una de las suyas, mi lado sádico y perverso solo desea verla atragantarse con mi polla en su pequeña boquita mientras sus manos intentan cubrir mi longitud— pero antes creo que debo castigarte, no has sido una buena niña al exponerte de esa forma hoy.

Con un lento recorrido llevó su mano hasta su pequeño coño palpitante, suelta un gemido que me eriza la piel y hace que el deseo incremente aún más.

Artemisa: ¿Vas a castigarme?

Pregunta con voz inocente contar mis labios, sonrió ladino antes de sujetar su cuello.

Alek: Voy a jodidamente castigarte, Barbie.

Gime cuando mis dedos se aprietan alrededor de su cuello, sus dedos comienzan a moverse torpemente por sí solos sobre sus pliegues cuando siente que el deseo la sobrepasa, ver su rostro comprimido ante el placer y el deseo es la imagen más jodidamente perfecta que he visto en mi  puta vida.

Y es mía, nuestra.

Y es mía, nuestra

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Alas De Seducción [+21]Where stories live. Discover now