Capítulo 24: Me gusta que estés aquí cuando despierto

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Jasper despertó antes que Dominick, sintiendo el calor de su cuerpo cerca del suyo. Estaban abrazados, sus cuerpos entrelazados en una mezcla de calma y seguridad. Los brazos de Dominick rodeaban su torso, como si no quisiera dejarlo ir, y Jasper sonrió al ver su rostro relajado, completamente ajeno a la realidad. Había algo tan perfecto, tan pacífico en ese momento, que le hizo desear que el tiempo se detuviera. El suave respiro de Dominick, sus movimientos lentos y tranquilos mientras dormía, le daban una sensación de hogar, como si todo lo que necesitaba estuviera allí, en sus brazos.

—Eres tan hermoso cuando duermes —susurró Jasper, aunque sabía que Dominick no podía escucharlo.

Dominick se movió ligeramente, ajustándose en su abrazo, y murmuró algo en sueños. Jasper acarició suavemente el cabello de Dominick, disfrutando de la sensación de estar tan cerca de él.

—No tienes idea de cuánto me gusta despertar así —continuó Jasper en voz baja, casi como si estuviera compartiendo un secreto con el amanecer.

De repente, Dominick abrió los ojos, todavía somnoliento, y lo miró con una sonrisa perezosa.

—¿Qué hora es? —preguntó Dominick con la voz ronca de recién despertado.

—Temprano. Aún podemos quedarnos aquí un rato —respondió Jasper, apretando un poco más su abrazo.

Dominick suspiró contento y apoyó su cabeza en el pecho de Jasper, dejándose envolver por la calma del momento.

—Me gusta que estés aquí cuando despierto —confesó Dominick, cerrando los ojos nuevamente.

—Y a mí me gusta estar aquí contigo —respondió Jasper, besando suavemente la frente de su novio. —No hay lugar donde prefiera estar.

Los dos se quedaron así, abrazados en silencio, disfrutando de la simple compañía del otro, sin necesidad de palabras. El respeto mutuo y el cariño que compartían hacía que cada momento juntos, incluso los más tranquilos, fueran especiales.

Ambos disfrutaron un rato más abrazados, en silencio, saboreando la tranquilidad de la mañana. Pero pronto, la realidad de sus obligaciones los alcanzó, y decidieron levantarse para preparar el desayuno juntos.

Jasper, con una sonrisa traviesa, admitió mientras se dirigían a la cocina:

—Tengo que advertirte... Mis habilidades culinarias no van mucho más allá de calentar comida enlatada o abrir paquetes.

Dominick soltó una suave risa, sacudiendo la cabeza con cariño.

—No te preocupes, amor. Aquí estoy yo para encargarme de eso. —Le guiñó un ojo mientras empezaba a reunir los ingredientes en la encimera.

A pesar de su falta de experiencia, Jasper quiso ayudar en lo que podía. Se encargó de cortar algunas frutas, aunque la mayor parte del trabajo quedó en manos de Dominick, quien se movía por la cocina con la destreza de un maestro. Cortaba, mezclaba y cocinaba con una fluidez y confianza que dejaba a Jasper admirado.

—Deberías tener tu propio programa de cocina —bromeó Jasper, observando cómo Dominick preparaba un desayuno digno de un restaurante. Dominick sonrió mientras colocaba los platos en la mesa.

—Solo intento asegurarme de que mi novio coma bien antes de irse al trabajo —respondió Dominick con una sonrisa. —Y hablando de eso, ya tengo lista tu ropa. Está en la habitación, perfectamente planchada.

Jasper se detuvo un momento, conmovido por el cuidado y la atención de Dominick.

—Gracias, Dominick. Eres increíble. —Lo abrazó por detrás, apoyando su cabeza en su hombro.

Dominick giró un poco para mirarlo y le dio un suave beso en los labios.

—Todo por ti, Jasper. Quiero que empieces el día de la mejor manera posible.

Ambos desayunaron tranquilamente, disfrutando de la deliciosa comida y de la compañía del otro. Conversaron sobre cosas simples, riendo y compartiendo miradas cómplices que hacían que la mañana se sintiera aún más especial.

Después del desayuno, Jasper se dirigió al baño para darse una ducha rápida y prepararse para el día. Dominick, mientras tanto, ordenó la cocina, satisfecho de haber podido cuidar bien de su novio.

Ya listo para salir, Jasper se acercó a Dominick, quien lo esperaba en la puerta. Sin decir una palabra, lo besó suavemente, un gesto que decía todo lo que sentían el uno por el otro.

—Nos vemos más tarde —dijo Jasper con una sonrisa mientras se separaban.

—Cuídate y que tengas un buen día —respondió Dominick, devolviéndole la sonrisa.

Ese día, Jasper salió de la casa sintiéndose renovado. Estaba bien descansado, bien desayunado y vestido impecablemente, gracias a la atención de su novio. Pero lo que más destacaba era la gran sonrisa que llevaba consigo, una que no pasó desapercibida por sus compañeros de trabajo.

—¿Qué te pasa hoy, Jasper? —le preguntó uno de ellos con curiosidad. —Pareces más feliz de lo normal.

Jasper solo sonrió aún más, recordando la mañana perfecta que había pasado con Dominick.

—Digamos que fue un buen comienzo de día —respondió con una chispa en los ojos, sin necesidad de dar más explicaciones.

One-Shots: "Nuestra Primera"  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora