CAP 35

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Mi buen amor

NADIA

La luz cálida del sol me despertó lentamente, filtrándose suavemente entre las cortinas blancas de lino que cubrían las grandes ventanas de la villa. A mi lado, Christopher seguía profundamente dormido, su respiración tranquila, su brazo aún alrededor de mi cintura. Me quedé unos segundos más en la cama, disfrutando de la sensación de su cercanía, de cómo su cuerpo se ajustaba al mío, como si siempre hubiéramos sido uno solo.

Me moví con cuidado, deslizándome lentamente hacia un costado para no despertarlo. No me importaba si el día comenzaba temprano o tarde, todo lo que quería era seguir en este instante de tranquilidad. Cuando logré apartarme lo suficiente, tomé la sábana que cubría mi cuerpo y la dejé caer sobre el suelo. La villa era hermosa, un lugar donde la paz parecía envolver todo. Las paredes de madera y vidrio se fusionaban con la naturaleza afuera, el mar cristalino y las montañas al fondo, creando una atmósfera casi mágica.

Me senté en la cama un momento, observando a Christopher. Qué suerte la mía. Durante tanto tiempo había creído que no merecía algo como esto, y ahora estaba aquí, en este lugar hermoso, con él.

Decidí levantarme para explorar un poco más. Mientras me dirigía al vestidor, algo resbaló por debajo de la puerta. Curiosa, me acerqué y vi que se trataba de un folleto. Lo recogí, frunciendo el ceño al verlo. En letras doradas y elegantes, decía: "Actividades del día en Bora Bora".

"Vaya, esto está interesante," pensé mientras deslizaba los dedos sobre las imágenes del folleto. Parecían sacadas de un sueño: tours en bote sobre el agua turquesa, paseos a caballo por la playa, cenas románticas en la orilla con velas encendidas. Todo lo que Christopher había planeado para nosotros, o al menos lo que parecía ser parte de sus planes.

Me quedé mirando el folleto por unos segundos, pensando en lo increíble que había sido llegar hasta aquí. El sonido del agua rompiendo suavemente contra la orilla llegaba a mis oídos, trayéndome una sensación de calma. Fue entonces cuando escuché la voz de Christopher detrás de mí.

—¿Qué tienes allí, princesa? —preguntó él, con esa voz grave que siempre me hacía sonreír.

Me di la vuelta rápidamente, encontrándome con su mirada aún somnolienta, pero llena de una calidez que solo él podía transmitir. Me acerqué a él con el folleto en las manos.

—Un folleto de actividades. Parece que hay un montón de cosas para hacer hoy.

Él se acercó con una sonrisa ladeada, mientras me tomaba de la cintura y me guiaba de vuelta a la cama.

—¿Y qué opinas, entonces? —preguntó, su voz sedosa, mientras acariciaba mi brazo desnudo.

Fruncí el ceño juguetonamente, aunque me sentía totalmente atraída por su cercanía.

—¿Por qué no te olvidas de todo eso y te quedas aquí conmigo?

Christopher soltó una pequeña risa y me dio un beso en la frente.

—Sé que te gustaría eso, pero he planeado un día entero para ti, Nadia. Un día que nunca olvidarás.

Mi corazón dio un vuelco al escuchar esas palabras. Había algo en su tono, algo en su actitud, que me hacía sentir especial, como si todo estuviera planeado para mí. Me senté en la cama, tomé un sorbo de aire y miré el folleto una vez más.

—Está bien. Haré lo que digas, pero no prometo no quejarme si terminamos atrapados en una excursión aburrida.

Christopher sonrió ampliamente, esa sonrisa que siempre me derretía por dentro.

VENGANZA DESEADA [#1 MUJERES INFERNALES: SAGA]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora