LA NOCHE

480 16 3
                                    

"...Así que, a pesar de todo, no hizo caso a las advertencias, simplemente continuó su camino, decidida y dispuesta a enfrentarse a quien haga falta.

 Después de mucho tiempo en su vida, había algo en lo que creía firmemente y estaba segura como el mismísimo diablo que no iba a dejar que se le escapase de las manos, jamás había estado tan segura de algo. 

Ella no lo quería,no. Querer es una palabra demasiado simple y común para lo que sentía. Ella lo amaba, lo amaba y no tenía miedo de gritarlo a los cuatro vientos si era necesario, porque por fin, comprendió lo que todo este tiempo se negó a creer, y ahora más que nunca, mientras corría, mientras sus pulmones empezaban a arder y su respiración se dificultaba. Era cuando las sabias palabras de aquella simpática mujer le rebotaban en la cabeza una y otra vez diciendo:

  <<Sólo espera, el amor, el amor verdadero, ese que hace que el corazón se acelere tanto que parece que va a salirse del pecho, ese que te confunde, te deprime y a veces te desilusiona; pero, a la vez te alegra el alma, para ese amor hay que esperar. Quizás tarde en llegar o quizás llegue demasiado pronto. Pero déjame decirte algo, cuando llega, se nota. Es algo inconfundible y asombroso, algo que aunque quieras, no podrás olvidar, por lo menos, no tan fácilmente...>>

Y ella lo había notado, había tardado en asumirlo, pero al final, después de haber sufrido tanto y de haber llorado hasta no poder más, supo que por primera vez en su vida, quería a alguien, completa e incondicionalmente, y por muy egoísta que sonara, no lo dejaría escapar, porque él la había salvado, sin su permiso, pero lo había hecho, la había arrancado de el profundo foso en el que se encontraba y la había expuesto a algo que nunca antes había visto..."

   Una lágrima rebelde cae en lo alto de mi libro, los ojos se me empañan y no puedo ver bien, tengo la nariz helada debido al frío y apuesto lo que sea a que está, al igual que mis mejillas, adquiriendo un tono rojo.Cojo como puedo la manga de mi sudadera estirándola más, si se puede, para que llegue a taparme la mano entera y mientras sujeto el libro con la otra mano, me quito las lágrimas que están amenazando con escaparse, pero aunque las quito, mi vista sigue nublada y  esta vez vuelvo a pasar la sudadera sobre mis ojos pero con más fuerza. Levanto la vista y miro a mi alrededor, todo el mundo esta congelado, al igual que yo. Mi mirada se centra en las parejas acarameladas que hay en el parque, transmitiéndose todo su amor sin despegar sus labios el uno del otro, a veces me pregunto que hacen para respirar. Quiera o  no, les tengo un poco de envidia, es ahora, en este tiempo de frío y aire, en el que me gustaría tener a alguien a mi lado, no por deseo o amor, si no por los abrazos.En esta época del año, nada sienta mejor que un abrazo calentito. Siempre he querido sentarme en el regazo de un chico sexy, que me abrace, y al hacerlo me transmita su calor corporal, mientras yo, simplemente leo. Sabiendo que él entiende que esa es la mejor forma de hacerme feliz. 

Pero todos podemos soñar.

 Mi mirada cambia de objetivo, es incomodo ver como dos personas intentan aspirarse el uno al otro, a veces creo que están tan ocupados comiéndose la boca el uno al otro, que se olvidan de toda la gente que estamos a su alrededor. Pero poniéndome a pensar, si yo estuviera en su situación, acompañada de un chico tremendamente sexy, supongo que tampoco me importaría tener tanta gente alrededor.

Todo el mundo esta centrado en algo, puedo ver como una chica morena, mueve sus manos exageradamente mientras habla, o más bien grita, porque incluso desde aquí puedo escuchar parte de su conversación, al parecer tuvo una noche movida con un chico rubio. Que novedad.

Dejo de observar a la chica morena, y me centro en tres chicas, puedo ver como sus ojos recorren todo el lugar, hasta que se centran en mi. Mientras las tres se acercan muy decididas, yo aprovecho el tiempo para ponerle el marca páginas a mi libro y cerrarlo cuidadosamente. Parece que tienen algo muy importante que decirme porque las veo andar mas rápido de lo normal, pero al parecer, la rubia que estaba en el centro no aguanta más la espera, por lo que sin importar las miradas que le echan algunos, sale corriendo directamente hacia mi. Sin cuidado alguno me agarra del brazo y me levanta de un tirón del banco en el que estaba sentada, dejándome el tiempo justo para dejar el libro a salvo en el banco.

Perfectamente ImperfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora