“También hay belleza en las olas que te arrastran y te ahogan al final del mar” Anónimo.
Llego tarde. Subo las escaleras lo más rápido posible, a pesar de que mi tobillo no me permite hacer mucho esfuerzo. Nunca odié tanto que mis clases estuvieran en el segundo piso. Llego hasta la puerta, agitada, y me dirijo directo a mi asiento, ya que el profesor Cyrus decide ignorarme. No me molesta, de hecho, lo agradezco, porque cada vez que me dice algo me pone más ansiosa. Mackenzie a lo lejos está con una media sonrisa en su rostro.
—¿Cuál es tu excusa hoy?
—¡No son excusas!
—Señorita Wilson, ya interrumpió mi clase ¿ahora va a gritar? —eleva las cejas.
Me pongo roja, creo que se estaba aguantando mucho no decirme algo, el desgraciado.
—No señor Cyrus, lo siento.
Se limita a asentir y gira al pizarrón para seguir explicando. No puedo mantener mis ojos abiertos ni sostener mi cuerpo. Me recuesto con los codos sobre la mesa, agotada.
—¿Otra vez no has dormido bien Vangie? —Se agacha para quedar a mi altura. Niego— ¿sabes que puedes venir a mi casa cuando lo desees, verdad?
—No quiero molestar —admito sin fuerzas. Frunce el ceño.
—No lo haces, lo sabes —Se enfada.
—No me grites, por favor, me duele la cabeza.
Con rapidez su rostro cambia a una expresión más amable. Pone una mano en mi cabeza con cuidado
—Lo siento, Vangie… Duerme en mi casa hoy —no respondo—. Por favor.
La súplica en su tono, hace que mi corazón se ablande.
—Está bien.
Sonríe reconfortada y la imito.
—¿Irás a la galería hoy?
—Quisiera, pero no puedo, tengo que estudiar, quizás vaya mañana.
*****
Luego de clases, bajamos hasta la cafetería.
—No entiendo como nunca tienes hambre —dice metiéndose un bocado gigante.
—Y yo no entiendo cómo te cabe tanto a las 9 de la mañana —Sonríe mostrando la comida en su boca y yo pongo una mueca de desagrado.
—Eres un caso perdido Mack-Mack —Niego con la cabeza y entrecierra los ojos.
—Ojo. Tengo un cuchillo aquí y no tengo miedo a usarlo —Me apunta con el mismo, y elevo las manos en forma de rendición.
—Ciao, preziosa.
Me quedo paralizada cuando escucho ese idioma. Es Coraline, está con una sonrisa de oreja a oreja.
—¿Cómo estás Evangeline?
—Vangie, por favor. Bien ¿y tú?
—Meh, acabo de salir de una clase muy aburrida y discutí con un profesor porque no me quiere aprobar —revolea los ojos y río.
—Sí, yo también estoy bien, gracias —dice Mackenzie en un tono irónico. Coraline se gira y le dirige otra sonrisa.
—Oh, lo siento cara —se inclina a Mackenzie y le da un beso en las mejillas—. Coraline, un gusto.
¿Qué? Mackenzie Lancaster. Mi mejor amiga acaso, ¿acaba de ruborizarse? No puedo creerlo. Abro los ojos a más no poder, tratando de contener la risa, ella solo me mira, lanzando una mirada de advertencia.
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En mil pedazos.
RomanceEvangeline en su pasado el amor oscuro la ha marcado, haciéndola temer a cualquier tipo de afecto. Ruggero, en cambio, es un joven amoroso que solo sabe dar y recibir amor. Cuando sus mundos tan opuestos se cruzan, el amor entre ellos se convierte e...