Capitulo 9

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Máximo:

Había salido de la mansión hace unas horas, estaba en uno de los restaurantes más importantes de todo Moscú, el Café Pushkin, degustando de mi platillo favorito: beef stroganoff. Eran apenas la 1:00 pm y estaba en la espera de la llamada de Rodrigo. Mientras tanto, tomé el papel que él me dio antes de irse y miré el horario de Nora. Tenía un espectáculo a las 9:00 pm, pero aún faltaba mucho para eso.

Decidí llamar a Eliot, mi otro hombre de confianza después de Rodrigo. Al contestar, le pregunté cómo iban las cosas con la señorita caos. Su respuesta fue clara: estaba alterada, más de lo normal. Me quedé en silencio por unos segundos, evaluando la situación, hasta que finalmente le dije que le diera un recado de mi parte.

—Dile a la muñeca que si no coopera y se comporta, yo mismo mandaré a que le arranquen las pelotas a su padre —dije con firmeza. Escuché su asentimiento al otro lado de la línea antes de colgar.

Respiré profundo, frustrado por lo lento que avanzaban las cosas. En ese momento, mi teléfono vibró; era un mensaje de Rodrigo que decía:

Rodrigo:

Ya estoy en Florencia.

Observé la pantalla, pensando en lo que le respondería. Tecleé rápidamente recordándole lo que debía hacer y apagué el teléfono, guardándolo en el bolsillo. Llamé al camarero y le pedí que pusiera todo a mi cuenta. Al salir del lugar, me coloqué unos lentes oscuros y me subí a mi auto BMW negro, dirigiéndome a una de las tiendas más cercanas.

Al llegar, entré y miré todo a mi alrededor. Había muchos vestidos, bragas y cosas que las mujeres deciden perder su tiempo comprando. "¿Cómo es que pueden?" pensé en voz baja.

Mientras observaba todo, noté que una chica se acercaba a mí: una rubia de ojos verdes, más baja que yo y bastante bonita por cierto.

—¿Necesita algo, señor? —me dijo sonriente. Me quité los lentes oscuros y al hacerlo noté cómo abría los ojos un poco, impresionada por mis ojos grises.

—Esto no es una tienda de ropa para mujeres —le pregunté levantando una ceja. Ella tragó grueso.

—Sí, señor —respondió nerviosa.

—Entonces se supone que necesito ropa de mujer —dije serio, y ella se quedó congelada observándome. —Busco un vestido negro corto, tipo discoteca; también necesito unas bragas, zapatos de tacon,maquillaje y sostén, ya sabes, cosas así —añadí, y ella me sonrió.

—Acompáñeme —me dijo, y la seguí.

Me mostró varios vestidos negros y cortos. No tenía buen gusto para esto, pero lo intentaría. No es que me interesara si a la muñeca le gustaba o no; ella tendría que ponerse lo que yo le comprara. Después de revisar varias opciones, decidí que empaquetara todos los vestidos y zapatos. También elegí algunas bragas y le pedí que las empaquetara todas.

Al llegar a la caja, le dije que pusiera todo a mi cuenta. Ella me ayudó a colocar las bolsas en la parte trasera del auto mientras pensaba en lo que vendría después. Me alejé del sitio con dirección a encarar a la mini bestia que tenía como prisionera. Planeaba ponerla a trabajar para mí; por eso ya maquinaría lo que le iba a decir y el trato que le iba a proponer. En el fondo sabía que no se rehusaría.

El camino hacia la granja era largo y polvoriento, rodeado de campos verdes que se extendían hasta donde alcanzaba la vista. Finalmente, llegué a la entrada de la granja, un lugar que parecía sacado de una postal. Era una construcción de madera envejecida, con un tejado a dos aguas y ventanas pequeñas que parecían observarme con curiosidad. El aire olía a heno y tierra, y el sonido de los pájaros cantando llenaba el ambiente.

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⏰ Última actualización: 18 hours ago ⏰

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Sombras del Ajedrez. +18 [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora