14.

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Al día siguiente, Shisui despertó con una energía inusitada. Estaba ansioso por el día que se avecinaba, sin saber aún qué sorpresas le deparaba. Al salir de su habitación, se acercó rápidamente a la cocina, donde encontró a sus padres ya despiertos. Con una sonrisa radiante, los saludó con entusiasmo.

—¡Buenos días, mamá! ¡Buenos días, papá! —dijo, saltando alrededor de ellos.

Sakura sonrió al ver la energía de su hijo, mientras Itachi, más sereno, le dijo:

—Hoy vamos a dar un paseo. Quiero hablarles de algo importante.

Shisui lo miró intrigado, pero confiado, ya que siempre era un momento especial cuando su padre les decía que había algo importante que compartir. Sakura asintió con una sonrisa, aunque no podía evitar sentir curiosidad por lo que Itachi quería anunciar.

Después de un rato caminando por las calles de Konoha, el aire fresco de la mañana envolviendo a la familia, Itachi los condujo hacia un parque tranquilo donde todos pudieron sentarse. Shisui no dejaba de mirar a su alrededor, disfrutando de los pequeños detalles de su aldea, mientras Sakura intentaba adivinar de qué se trataba la noticia.

Itachi, al notar la expectación de su familia, respiró profundamente y finalmente habló:

—Quiero que sepan que he sido seleccionado para ser el octavo Hokage. Es una responsabilidad que no tomo a la ligera, pero después de pensarlo detenidamente, creo que es lo mejor para nuestra aldea.

Sakura se quedó en silencio por un momento, procesando las palabras de su esposo. Sabía que este momento llegaría, pero no esperaba que fuera tan pronto. Ser el Hokage significaba no solo un cambio en la vida de Itachi, sino también en la vida de toda la familia. Sabía que tendría que ser aún más comprensiva con las responsabilidades de su esposo, que le robarían más tiempo, pero también sabía que estaba preparado para ello.

Shisui, por su parte, se levantó de inmediato, lleno de orgullo. Los ojos del pequeño Uchiha brillaban con admiración mientras miraba a su padre.

—¡Papá, eso es increíble! ¡Eres el mejor! —exclamó, abrazando a Itachi con fuerza.

Itachi le acarició la cabeza, sintiendo un leve pero cálido orgullo por la reacción de su hijo. Había algo profundamente satisfactorio en saber que Shisui lo veía como un héroe, aunque fuera el héroe en su propia casa.

Sakura, al ver la interacción entre padre e hijo, sintió una mezcla de orgullo y ansiedad. Sabía que Itachi sería un gran Hokage, pero también que las dificultades que vendrían con ese título no serían fáciles de llevar. Aun así, estaba lista para apoyarlo, tal como siempre lo había hecho.

—Lo harás muy bien, Cariño —dijo, dándole una sonrisa cálida, su voz llena de confianza—. Estaré a tu lado, como siempre.

El grupo permaneció allí un rato, disfrutando de la compañía del otro. Shisui no dejaba de hablar sobre las posibilidades de tener un padre Hokage, imaginando todo lo que podrían hacer como familia, mientras Sakura y Itachi compartían miradas cómplices.

Ese día, más que nunca, Itachi sintió que tenía una razón poderosa para hacer todo lo posible por proteger a su aldea y a su familia. Sabía que, sin importar los desafíos que se presentaran, siempre tendría el apoyo de Sakura y Shisui, y eso era lo que realmente importaba.

𝐄𝐥 𝐬𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐒𝐡𝐢𝐬𝐮𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora