Bajo las Luces de la Tentación

El Centro de Atención

Sergio se encontraba en la recta final de los preparativos para el desfile de modas. Era un evento de alto perfil en París, y él había sido elegido como la figura principal para cerrar el espectáculo. Desde el escándalo de las fotos en Mónaco, su nombre estaba en todos los titulares, no solo por su trabajo como modelo, sino también por las especulaciones sobre su vida personal. 

Pato se había quedado en el hotel con Carola para evitar más exposición. Sergio estaba decidido a proteger a su hijo a toda costa, pero sabía que asistir a este desfile era una oportunidad importante para su carrera. 

Mientras se probaba los últimos atuendos, escuchó el murmullo de los reporteros fuera del recinto. Sabía que, tan pronto como saliera, las preguntas lloverían sobre él. 

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Cuando Sergio apareció en la alfombra roja del evento, los flashes comenzaron a iluminarlo de inmediato. Lucía impecable en un traje negro diseñado exclusivamente para él, su rostro tranquilo, pero sus ojos atentos. 

Los reporteros no perdieron tiempo en rodearlo, empujándose entre ellos para conseguir una declaración. 

— ¡Sergio! ¡Sergio! ¿Qué puedes decirnos sobre las fotos con Max Verstappen y el niño en Mónaco? ¿Es tu hijo? 

— ¿Max es el padre del niño? 

— ¿Están en una relación? 

— ¿Puedes confirmar si estás criando a tu hijo junto a Max? 

Sergio levantó la mano con una sonrisa educada, intentando mantener la compostura mientras las preguntas seguían llegando como una avalancha. 

— Entiendo su interés, pero no voy a hacer comentarios sobre mi vida personal. Estoy aquí para hablar de mi trabajo como modelo y del desfile de esta noche —respondió con firmeza. 

Sin embargo, su respuesta no disuadió a los reporteros, quienes continuaron lanzando preguntas relacionadas con Max y Pato. 

— ¿Es cierto que Max dedicó su victoria en Mónaco a ustedes? 

— ¿Por qué no has aclarado los rumores? 

— ¿Planeas seguir manteniendo en secreto la identidad del padre de tu hijo? 

Sergio sintió que su paciencia comenzaba a desgastarse, pero antes de que pudiera responder nuevamente, un miembro del equipo de relaciones públicas de la agencia intervino para sacarlo de la situación. 

— Por favor, respeten el evento. Sergio no dará más declaraciones —dijo, guiando a Sergio hacia el interior del recinto. 

Sergio suspiró aliviado una vez dentro, pero sabía que esto solo era el comienzo de lo que sería una larga semana de especulaciones. 

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Mientras tanto, Max estaba en el paddock en Canadá, preparándose para la clasificación del Gran Premio. Aunque había intentado mantenerse concentrado en la carrera, la prensa no le daba tregua. 

Cuando salió de la reunión con su equipo, un grupo de periodistas lo interceptó. 

— Max, ¿puedes hablarnos sobre tu relación con Sergio Pérez? 

— ¿Es cierto que eres el padre del hijo de Sergio? 

— ¿Por qué han decidido mantener todo en secreto? 

Max apretó la mandíbula, sintiendo cómo su frustración crecía con cada pregunta. Desde que las fotos en Mónaco se habían filtrado, no había pasado un solo día sin que alguien lo interrogara al respecto. 

— No voy a hacer comentarios sobre mi vida personal —respondió con tono seco, antes de intentar avanzar hacia el garaje. 

Sin embargo, los periodistas no se rendían fácilmente. 

— Max, ¿qué significa ese niño para ti? 

— ¿Por qué Sergio estuvo en Mónaco durante el Gran Premio? 

— ¿Planeas hacer una declaración oficial pronto? 

Max se detuvo en seco y giró hacia ellos, manteniendo una expresión seria. 

— Mi enfoque está en la carrera de este fin de semana. No tengo nada más que agregar. 

Con esas palabras, siguió caminando, dejando a los reporteros murmurando entre ellos. 

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Esa noche, mientras Sergio se preparaba para el desfile, las redes sociales estaban inundadas de rumores y teorías sobre su relación con Max. Algunos decían que eran una pareja secreta, mientras que otros especulaban que Max era el padre de Pato y que ambos estaban tratando de encubrirlo. 

En el paddock de Canadá, Max estaba revisando las noticias en su teléfono mientras cenaba en la sala del equipo Red Bull. Cada titular parecía más exagerado que el anterior: 

- "El romance secreto de Max y Sergio: ¿una familia oculta?"
- "Max Verstappen, ¿el padre de un hijo fuera del matrimonio?"
- "El misterio del niño de Mónaco: ¿quién es el verdadero padre?"

Max dejó el teléfono a un lado, sintiendo una mezcla de irritación y cansancio. Sabía que tarde o temprano tendría que hablar con Sergio sobre cómo manejar la situación. 

Kelly, quien lo había acompañado al viaje, se sentó frente a él con una sonrisa traviesa. 

— Parece que tú y Sergio son el tema del momento. 

Max la miró con una ceja levantada. 

— No me digas. 

— Deberías relajarte un poco. Todo esto pasará eventualmente. 

— No estoy tan seguro de eso, Kelly. Mientras no aclaremos nada, la prensa seguirá insistiendo. 

Kelly se encogió de hombros. 

— Entonces, ¿por qué no haces algo al respecto? Si Sergio no quiere hablar, tú podrías dar una declaración. 

Max negó con la cabeza. 

— No voy a hacer nada sin hablar con él primero. Esto nos afecta a los dos, y no quiero empeorar las cosas. 

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El desfile fue un éxito rotundo, y Sergio recibió ovaciones por su actuación en la pasarela. Sin embargo, al finalizar el evento, los reporteros estaban esperándolo nuevamente en la salida. 

George, quien había estado viendo el desfile desde el backstage, lo ayudó a evitar a la prensa, guiándolo por una salida trasera hacia el auto que los llevaría de regreso al hotel. 

— Fue increíble, Sergio. Pero creo que la prensa no te dejará en paz por un tiempo —comentó George mientras subían al vehículo. 

Sergio suspiró, apoyando la cabeza contra el respaldo del asiento. 

— Lo sé. Pero no pienso aclarar nada, al menos no todavía. 

George lo miró con preocupación. 

— ¿Y Max? ¿Qué planean hacer? 

— No lo sé. Tenemos que hablar pronto. Esto se está saliendo de control. 

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Esa noche, mientras Sergio miraba dormir a Pato en la habitación del hotel, se preguntaba si era momento de enfrentarse a la verdad y aclarar las cosas públicamente. Sabía que no podría mantener a Pato en secreto para siempre, y Max tenía derecho a ser parte de su vida sin esconderse. 

En Canadá, Max estaba en su habitación del hotel, mirando una foto de Pato que Sergio le había enviado días atrás. A pesar de la tormenta mediática, no podía evitar sonreír al pensar en su hijo. 

Ambos sabían que el tiempo para tomar una decisión se acercaba rápidamente.

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