Era el día de una importante conferencia de prensa previa al Gran Premio, y Max Verstappen se encontraba rodeado de cámaras y periodistas ansiosos por obtener respuestas. Vestido con el uniforme de su equipo, el piloto intentaba mantener su habitual calma y profesionalismo, pero sabía que sería imposible evitar las preguntas sobre la reciente publicación en sus redes sociales.
Tras responder un par de preguntas técnicas sobre el auto y su estrategia para el fin de semana, finalmente llegó el momento que tanto temía.
—Max, hace unos días compartiste una publicación en tus redes sociales que dejó a todos sorprendidos. ¿Podrías hablarnos un poco más sobre tu decisión de hacerlo público? —preguntó un periodista.
Max inhaló profundamente, su postura rígida al principio.
—Fue una decisión importante y algo que Sergio y yo discutimos mucho. Queríamos establecer límites claros y, al mismo tiempo, compartir una parte de nuestras vidas de una manera que nos haga sentir cómodos.—¿Puedes confirmar si eso significa que eres padre? —insistió otro periodista.
Max asintió con seriedad.
—Sí, lo soy.El murmullo de la sala se intensificó. Las cámaras no paraban de disparar, y Max sintió cómo la atención sobre él aumentaba. Por un momento, su rostro reflejó cierta incomodidad, pero todo cambió cuando alguien preguntó directamente:
—¿Qué puedes contarnos sobre tu hijo?
Una sonrisa amplia e inesperada iluminó el rostro de Max. Era una transformación total; su expresión dejó atrás cualquier rastro de tensión o rigidez.
—Es increíble —dijo con entusiasmo, inclinándose ligeramente hacia el micrófono—. Es un niño lleno de energía, muy curioso, y tiene una sonrisa que puede iluminar cualquier habitación. Cada momento que paso con él es especial.
Los presentes en la sala quedaron atónitos por el cambio en su tono y lenguaje corporal. Algunos reporteros, acostumbrados a la imagen fría y reservada de Max, intercambiaron miradas sorprendidas al verlo hablar con tanta emoción.
—¿Dirías que ser padre ha cambiado tu perspectiva en las carreras? —preguntó un periodista más valiente.
Max rió ligeramente, asintiendo.
—Sí, definitivamente. Aunque las carreras siguen siendo una gran parte de mi vida, ahora tengo algo más grande por lo que luchar. Mi hijo me da una motivación completamente nueva.---
En el paddock, el ambiente estaba cargado de murmullos sobre la entrevista. Los pilotos no tardaron en acercarse a Max para comentar sobre sus declaraciones. Durante el almuerzo en la sala de pilotos, Carlos Sainz fue el primero en abordarlo.
—¿Así que finalmente te decidiste a hablar? —dijo Carlos, sentándose frente a Max con una sonrisa curiosa.
Max levantó la vista de su plato y asintió.
—No tenía otra opción. Era cuestión de tiempo antes de que alguien descubriera todo.—Bueno, felicidades —intervino Lando Norris, uniéndose a la conversación—. ¡Un pequeño Verstappen! ¿Cuándo lo traes al paddock?
Max rió ante la insistencia de Lando.
—No estoy seguro de si el paddock es el mejor lugar para un niño tan pequeño. Además, quiero protegerlo de todo esto por ahora.Lewis Hamilton, que había estado escuchando desde una mesa cercana, se acercó con una sonrisa cálida.
—Te entiendo perfectamente, Max. La privacidad es clave. Pero cuando estés listo, nos encantaría conocerlo.—¿Se parece a ti? —preguntó Charles Leclerc con curiosidad, apoyándose en el respaldo de una silla.
Max asintió con orgullo.
—Tiene algunos de mis rasgos, pero también mucho de Sergio.Las palabras provocaron risas y comentarios entre los pilotos, quienes no dejaron de bromear sobre cómo combinarían los rasgos de ambos. Aunque Max se mantenía reservado en algunos detalles, era evidente que disfrutaba hablando de su hijo.
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Más tarde, después de terminar sus compromisos en el circuito, Max llamó a Sergio para contarle lo sucedido.
—¿Cómo salió todo? —preguntó Sergio desde su casa, con Pato jugando en el fondo.
—Me preguntaron sobre la publicación, y terminé hablando de Pato —respondió Max, con una sonrisa audible en su voz—. No sabes lo difícil que fue contenerme para no decir más.
Sergio rió suavemente.
—Sabía que no podrías evitarlo. ¿Qué dijeron los otros pilotos?—Están emocionados. Quieren conocerlo —dijo Max—. Les expliqué que estamos siendo cuidadosos, pero creo que eventualmente será inevitable.
—Bueno, cuando llegue el momento, veremos cómo manejarlo. Por ahora, lo más importante es que Pato esté feliz y seguro.
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Esa noche, Max se recostó en la cama de su hotel, repasando las fotos que Sergio le había enviado de Pato. Cada imagen le hacía sonreír; la alegría y ternura en los ojos de su hijo le daban fuerzas para enfrentar cualquier obstáculo.
Mientras tanto, Sergio estaba en casa, observando a Pato dormir profundamente. Aunque todavía le preocupaba la atención mediática, se sentía aliviado de que Max estuviera tan comprometido con proteger a su hijo.
Ambos sabían que aún quedaba un largo camino por recorrer, pero estaban listos para enfrentarlo juntos, paso a paso. Lo que más importaba ahora era el vínculo que estaban construyendo, no solo como padres, sino también como una familia.
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Bajo las Luces de la Tentación
FanfictionEn una fiesta exclusiva, Checo Pérez, un joven doncel de 18 años con sueños de ser modelo, y Max Verstappen, un prometedor piloto de 20 años, se encuentran y se sienten atraídos de inmediato. Tras unas copas y una conversación ligera, deciden dejars...