Jennie, una modelo y abogada argen-coreana de 25 años, desempleada y con una gran lista de deseos, decide abandonar su país natal, Corea del Sur, para encontrar una nueva oportunidad en Francia y vivir allí, donde conocerá a una joven, con muchísima...
¡Buenas! 🌙 Acá vuelvo a actualizar de nuevo ah jsjs. Espero que les guste el capítulo, ¡hasta la próxima! ______________________________________
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Me quedé mirando fijamente el caminar de Lisa mientras se alejaba y se perdía en las cuadras.
No le había mentido, yo sí estaba embarazada y no me creyó. Lo primero que vino a mi mente fue ir hacia la mansión de mi padre a contarle lo sucedido y buscar alguna forma para que él me creyera de una vez.
—¿Y si la amenazo de nuevo?—propuso con naturalidad.
—Depende, ¿qué tipo de amenaza propones?—me recosté sobre el sillón acariciando mi vientre.
—Ya verás, no tendrá otra opción que creerte.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Aquella mañana de lunes desperté junto a la mujer que quería en mi cama, recostada sin ninguna prenda de ropa, con su cabeza en mi pecho y mi brazo por sus hombros.
—¿Ya tienes que irte?—preguntó acariciando mi abdomen.
—Son casi las 7 de la mañana, mandu, debemos ir a trabajar—besé su frente y me levanté para vestirme, mientras ella me seguía con la mirada aún acostada—. ¿No irás al estudio hoy?
—No, pasaré el día en Victoria, hace tiempo no permanecemos más de 10 minutos ahí y alguien tiene que asegurarse de que hagan su trabajo correctamente—rió.
—Lo sé, si tengo tiempo iré a acompañarte también.
—Hoy tienes esa reunión con tu jefe, ¿verdad?—se levantó para ayudarme a acomodar mi camisa.
—Sí, probablemente sea por trabajo esta vez—pase mi mano por su piel desnuda.
—¿Ésta vez?
—Sí, ésta vez—aclaré repitiendo—. Nos vemos luego, mandu—besé sus labios y me dirigí a la escribania.
El cielo estaba nublado, pero no habían pronosticado lluvia para ese día, aunque de las dos maneras me deprimía de la misma manera.
Llegué a la escribana y entré con una mala sensación en el cuerpo. Dejé mis cosas en mi oficina y me adelanté a la recepción a esperar a que me llamen.