El dia que enamore a mi idolo

Soltar el pasado

NARRA SARA

Los días siguientes fueron una mezcla de nuevas rutinas y viejas reflexiones. Decidí sumergirme en mi trabajo y en las cosas que me hacían feliz: leer, escribir y pasar tiempo con personas que realmente me aportaban paz. Joe era una constante en mi vida, pero nunca me presionaba; siempre sabía cuándo estar cerca y cuándo darme espacio.

Una tarde, mientras caminaba sola por el centro de la ciudad, me encontré con Emily, una antigua compañera de la universidad. Era de esas personas que siempre parecían estar al tanto de todo, especialmente de los chismes más recientes.

—¡Sara! —exclamó, acercándose con entusiasmo.

—¡Emily! ¿Qué tal?

Nos pusimos al día rápidamente, hablando de temas superficiales hasta que su tono cambió repentinamente.

—¿Sabías que Nick y Priyanka están en crisis?

Me congelé un momento, intentando ocultar mi reacción.

—No, no lo sabía. En realidad, no estoy al tanto de su vida.

Ella me miró con una ceja levantada, como si no creyera del todo mi respuesta.

—Pues dicen que discutieron en público hace unos días. Al parecer, Priyanka hizo un comentario muy... hiriente sobre él frente a un grupo de amigos. Algo sobre cómo siempre está atrapado en su pasado.

Intenté que mis emociones no se reflejaran en mi rostro.

—Espero que puedan resolverlo. No sé nada de eso, pero todos tenemos nuestros propios problemas.

Emily asintió, aunque parecía decepcionada de no obtener más reacción de mí. Me despedí con una sonrisa y continué mi camino, aunque las palabras de ella resonaban en mi cabeza. ¿Nick realmente seguía atrapado en el pasado? ¿O era solo una estrategia de Priyanka para mantenerme en la narrativa de sus vidas?

NARRA NICK

Priyanka y yo apenas hablábamos después de nuestra última discusión. Había una tensión en el aire que ninguno de los dos se molestaba en disipar. Ella se dedicaba a sus propios proyectos, mientras yo pasaba más tiempo en el estudio, componiendo canciones que probablemente nunca lanzaría.

Una noche, mientras revisaba antiguos mensajes en mi teléfono, encontré una foto de Sara y yo en un parque. Era de un día cualquiera, pero había algo en su expresión que me golpeó de lleno: era feliz. Conmigo.

Priyanka entró en la habitación en ese momento, con una copa de vino en la mano. Me miró de reojo y se acercó lentamente.

—¿Sigues pensando en ella? —preguntó, su tono afilado.

—No tiene sentido hablar de esto —respondí, sin mirarla.

Ella rió amargamente.

—Eso lo dice todo, Nick. ¿Sabes? Podrías al menos intentar pretender que me amas.

Me levanté del sofá, sintiendo cómo la rabia comenzaba a hervir.

—¡He intentado! Pero tal vez tú también podrías intentar no atacar cada vez que las cosas no van como quieres.

Ella me miró con una mezcla de desafío y dolor.

—¿Y qué esperas? ¿Que sea una santa mientras tú sigues obsesionado con alguien más? No soy Sara, Nick. No voy a esperar eternamente a que decidas qué quieres.

Salió de la habitación, dejándome solo con el peso de sus palabras.

NARRA SARA

Esa noche, Joe y yo decidimos salir a cenar. Era un restaurante tranquilo, el tipo de lugar donde las conversaciones podían fluir sin interrupciones. Mientras comíamos, noté que él me observaba con una intensidad que me hizo sonreír.

—¿Qué pasa? —pregunté.

—Nada, solo pensaba en lo fuerte que eres.

Me sorprendió su respuesta.

—¿Fuerte? No siempre me siento así.

—Pero lo eres —dijo, con una firmeza que no esperaba—. Has pasado por cosas que habrían destrozado a cualquiera, pero aquí estás, construyendo algo nuevo. Eso es fuerza, Sara.

Sus palabras me tocaron más de lo que quería admitir. Tomé su mano sobre la mesa y le di un pequeño apretón.

—Gracias por decir eso.

El resto de la noche transcurrió con una ligereza que necesitaba. Por primera vez, sentí que no solo estaba dejando atrás el pasado, sino que realmente estaba comenzando a construir algo nuevo.

NARRA NICK

Esa misma noche, decidí salir a dar un paseo solo. Necesitaba despejar mi mente, pero todo me llevaba de vuelta a Sara. No pude evitarlo: tomé mi teléfono y marqué su número.

La llamada sonó una vez, dos veces...

Y luego, su voz.

—¿Hola?

Sentí un nudo en la garganta.

—Sara, soy yo.

Hubo un silencio al otro lado de la línea, pero no colgó.

—Nick, no creo que debas llamarme.

—Por favor, solo... quería decirte que lo siento. Por todo.

—Está bien. Pero ya no es necesario, Nick. Estoy bien, y tú deberías concentrarte en estar bien también.

Su voz era tranquila, pero distante, como si finalmente hubiera cerrado una puerta que yo no podía abrir.

—Sara...

—Adiós, Nick.

La llamada terminó, dejándome con una sensación de vacío que no podía ignorar. Por más que lo intentara, ya no había forma de regresar a ella. Ella había avanzado, y yo... yo seguía atrapado.