Mi excitación era superada por la suya, así lo sentí, el mundo nos dejó a solas un instante y mi mano fue subiendo por su pierna hasta llegar a sus ingles, intentaba tenerlo todo bajo control, pero era complicado y le aseguraba que nadie sabía lo que estabamos haciendo. Mi mano izquierda se enfriaba cada vez más por el contacto con la copa, mientras que la derecha ardía por momentos hasta conseguir pasarla por debajo de su slip. Pegue mi rostro al suyo y mis labios buscaron su oído mordísqueando su carne, mientras mis dedos seguían buscando en él, con rabiosa sutileza, su deseo. En unos segundos tenía la mano empapada y mi índice recorría sin pudor su esencia mientras sus gemidos resonaban en mi cabeza y aceleraban las caricias, no, no paré hasta que vi que se mordía el labio inferior y conté hasta diez, antes de girar su cabeza y besarle apasionadamente y sin control. Para que cada centímetro de piel de mi mano pudiera sentir su calidez, solté la copa en la barra del pub en el que nos encontrabamos y, contra todo pronóstico, le cogí del cuello de la camiseta y le atraje a mí, para así poder sentirle, besarle, acariciarle, tentarle y hacerle sentir la espiral de morbosidad y placer en la que yo me encontraba. Y, por su respuesta, enredando una de sus manos en mi cabello y la otra, que se encontraba en mi espalda, estrechandome más y más a él, sentía como conseguía mi objetivo.
Saboreaba sus labios y me creó la necesidad de estar dentro suya, de sentir su apretado y bonito culo chocando contra la base de mi polla. Por lo que, sin ningun atisvo de arrepentimiento, le agarre de la mano y serpenteamos entre todo el gentío que se encontraba bailando y divirtiendose, pero para él y para mi, estabamos solos en una burbuja que nadie nos sacaría, ni permitiría que se atreviesen a intentarlo. De camino al baño, le miré a los ojos y noté como vibraban por el morbo que sentía por lo que había e iba a ocurrir, así que ya nada ni nadie iba arruinar nuestro momento de placer. Al traspasar la puerta de los aseos, ví como miraba por todos lados por si alguien nos podría escuchar, pero su mirada al volver a la mía no había cambiado, asi que con decisión entre en el retrete más cercano seguido de él y escuché como se cerraba el pestillo tras de mí.
Nos encontrabamos en un lujoso aseo con una amplitud más grande de lo normal y muy limpio y cuidado, pero en ese momento lo único que pensé fue en él desnudo sobre mí, por lo que, me dí la vuelta, lleve mis manos a los bajos de su camiseta y tiré hacia arriba, al notar mi necesidad, subió los brazos para ayudarme. Una vez que la camiseta tocó el suelo, pose mi mirada en su torso, en su pecho que subia y bajaba a un ritmo frenético, eso no provocó otra cosa que mi erección fuese más dura, incluso, dolorosa. Por lo que, me quité la camiseta y al mirarle vi como empezaba a quitarse los zapatos y los pantalones, asi que le imite y me quedé desnudo y expuesto ante él. Cuando mi mirada siguió el contoneo y la contracción y relajación de los musculos de su hermoso culo, vi como se incliniba para coger del bolsillo de sus pantalones, que en ese momento estaban en el suelo, una cosa plateada. Al levantarse, posó su sensual y apetecible boca en el envase, lo rasgó y sacó el condón. Al notar que no se acercaba, dije:
-Ven.
Su mirada gritaba la necesidad de sentir mi roce en su interior, pero aún así, se hacia de rogar, algo que me encantaba, pero en ese momento no podía aguantar un segundo más sin hundirme en él, asi que me acerqué, al notar que estaba dando mi brazo a torcer y permitiendole llevar algo las riendas, se bajó los calzoncillos y se puso de rodillas en el suelo y, dejandome sorprendido, se metió el condón en la boca y agarrandome del culo con una mano y de la polla con la otra, introdujo mi longitud poco a poco en su boca. Ese momento fue como tocar el cielo con los dedos.
Cuando la punta de mi polla chocó contra el final de su garganta, la sacó, sin antes lamer la punta con un desenfreno que me dejó sin respiración. Al mirarme el miembro, ví que tenía el condón puesto perfectamente, eso me hizo pensar que él y yo lo ibamos a pasar muy bien. Una vez de pie, le cogí de las manos y con mi cuerpo le empujé contra la puerta, mientras le devoraba sus labios y nuestras lenguas danzaban entre nuestras bocas. Cuando le tenía arrinconado acerqué mi boca a su oido y con una voz llena de sensualidad le dije:
ESTÁS LEYENDO
الحب, Amor.
ContoTodo comienza en un pub de Granada, donde dos chicos comienzan a intimar y comienzan un juego que puede que no termine tan bien. ------------------------------- Si os gusta, decidmelo, porque me he planteado seguir esta historia y darle también un c...