Si Te Pierdo

Si te pierdo... me arrepentiría

De verdad que no lo soporto.

Adoraba a mi novio, pero cuando se ponía de terco ni quien lo aguante. Normalmente teniamos largos debates sobre un tema pero nunca nos separabamos estando enojados y excepción de una... Estábamos en un break y comente algo que habíamos hablado en mi clase de ese día, él dio su punto de vista e inmediatamente y comenzamos a debatir nuestros puntos, pero no llegamos a ningún veredicto, la conversación se agrandó al grado de que se puso rojo y quiso gritarme; él se detuvo pero se fue sin siquiera recoger sus libros.
Respiré profundo, tomé la mitad de mi botella de agua, tomé los libros y me había ido a mi siguiente clase; pasó el resto de la tarde y no apareció para recoger sus libros.
Cuando salí de la última clase estaba a punto de llamarlo cuando apareció por el pasillo.
-¿Ya saliste?-preguntó cortadamente-.
-Sí, fue la última clase.
-Es hora de irnos entonces.

Caminamos peor que desconocidos hasta el estacionamiento, estaba por darle sus libros cuando me tomó de los brazos.
-Estuve pensando sobre la discusión y tenías razón, aunque algunos puntos estuviste errada pero la idea de tu veredicto es correcta. Me deje llevar por la terquedad. Siento no haberte contestado el mensaje y por no comer contigo hoy.
-No te preocupes, sé mis errores y sé que no supe reconocerlos porque quería tener la razón. Pero sólo quiero que sepas que quiero que estemos bien, mi amor.

Nos abrazamos y le besé el cuello para sentirlo más cerca.
-Te quiero mi amor-le dije-.
-¿Creí que me adorabas?-fingió cara de pánico-.
-Jaa te adoro, te quiero, todo multiplicado por dos millones.
-¿Ah sí? Pues yo te amo.

Y esa la primera vez que me dijo un te amo, el primero de muchos después de ese día.
Yo estaba anonadada, de un tirón rebasaba mi multiplicación por dos millones con una sola frase. Pero la verdad es que hacía mucho que yo sentía que mis palabras se quedaban cortas de todo lo que sentía, vivía y respiraba a su lado.
-No, yo te amo más-respondí y se le iluminó la cara-.
-Eso es mentira, nadie puede amar más que yo.
-¿Quieres debatir sobre eso?
-No, prefiero dejarte en la mentira de que tu amas más.