Rey Secreto

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Tuve que viajar por motivos de trabajo a una ciudad del norte. Llegúe a la caída del sol y caminé en busca de alojamiento. En todas partes me decían lo mismo: no había lugar para mí. Entré en las calle màs angosta y oscura de la ciudad, confiado en que nadie màs que yo buscaría una habitación entre aquellas paredes. La dueña de una de aquellas cuevas miró con su único ojo mis monesas y aceptó darme una habitación. El precio fue alto.

-El único inconveniente es que tienes que compartirla.

No me importó: Había dormido con las peores compañías. Me tendí en un catre de madera, junto a la ventana. En el fondo de la habitación, en una cama de madera alguien dormía.

Al despertar encontré, al pie de la catre, a un hombre gigantesco. Había empezado a hablar antes de que habriera los ojos.

-Los dos somos forasteros. Este no es un buen sitio para forasteros.

Me contó el largo viaje que lo había llevado hasta allí. Lo escuché con paciencia. Después de su relato dijo:

-No sabes quién soy, sino no hubieras hablado conmigo. Soy el verdugo.

Esperaba que me alejara de un salto.

-Un oficio como cualquiera- dije.

-Aquí nadie me habla.

Buscó entre sus cosas una varilla de madera, atada a una correa de cuero.

-Cuando voy al mercadotengo que señalar los alimentos con esta vara. Nadie quiere comer una manzana que ha sido tocada por la mano del verdugo.

-Veo que es un pueblo de gente ignorante y supersticiosa- dije con desgano.

-Vienes de afuera y dices no creer en estas cosas ¿Pero acaso serías capaz de darme la mano?

Me tendío una enorme mano roja, llena de cicatrices: heridas y marcas dibujadas por el roce de la soga y el filo de las hachas.

Apreté su mano, menos fría que la mía.

-Es la primera vez que alguien le tiende la mano al verdugo ¿Quién eres, que no le tienes miedo a nada?

-Soy el nuevo verdugo- respondí- He venido a reemplazarte.


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Rey Secreto (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora