La puerta de la que será mi habitación por unos días durante el viaje se abre de manera automática, quizás podría acostumbrarme a los lujos del capitolio, ¿Pero ser una marioneta más? En sus putos sueños. La habitación es espaciosa, una cama enorme, ventanales que ocupan toda la pared y demás muebles de aspecto lujoso, nadie pensaría que estaba en un tren y no en un lujoso hotel. Esta habitación es casi del mismo tamaño que toda mi casa en el distrito 4.
Tengo incluso mi propio baño, hay un espejo enorme y por un momento paro para observar mi imagen. Mi pelo ha aguantado peinado todo este tiempo, parezco cansado y la verdad es que lo estoy. Reviso los cajones y estos están cargados de productos de higiene personal. El armario de mi habitación también tiene ropa limpia y de mi talla. La verdad, no mentían cuando decían lo de vivir rodeados de lujo antes de que nos llevaran a una muerte segura.
Mientras sigo cotilleando, la puerta de mi habitación se abre, la figura alta de Kai se distingue en el marco de la puerta automática. El silencio tenso que se forma entre nosotros mientras nos miramos es roto por la dulce voz de Perla, la cual surge de detrás de Kai, habiendo estado todo este tiempo escondida tras su imponente figura.
-¡Neptune!- Grita Perla acercándose a mí-¿Por qué te has ido tan rápido?, Rojan quería hablar también contigo- me pregunta confundida
Por un momento quiero decirle la verdad, contarle como ese inútil no nos será de ninguna ayuda, pero ahora mismo lo último que necesita ella es oír eso, así que me callo.
-Yo solo estoy cansado Perla... ha sido un día complicado.- Le conteste, el cansancio en mi voz más evidente que nunca
-De todas formas, mañana deberías hablar con el- Interrumpió Kai mientras él también se acercaba- Aunque sea por ella- Dijo mirando a Perla
Asiento con la cabeza y esa es mi última interacción con el antes de que salga por la puerta. Perla me abraza y luego repite la misma acción de Kai. Una vez más, estoy solo con mis pensamientos. A pesar de estar agotado, aún es muy pronto para irme a la cama, si me acuesto ahora me despertare en la madrugada, y lo último que quiero es lidiar con mi propia cabeza solo en la oscuridad.
Vuelvo al baño y me quedo mirando la ducha, confuso, mi intención es darme una ducha caliente, pero no entiendo para que sirven todos estos botones. Me lleva 15 minutos averiguarlo pero al fin consigo poner el agua caliente. Me desnudo completamente y me pongo bajo la alcachofa de ducha, el agua está ardiendo, quizás me pase con la temperatura, o quizás es que nunca he tenido una ducha caliente. Después de poco, comienzo a acostumbrarme a la temperatura y esta se vuelve agradable.
El baño está lleno de vapor, el espejo está completamente empañado, así como la mampara de la ducha. A mi derecha tengo una pequeña balda con diferentes jabones y geles de baño. Desde botes que ponen "Aroma a vainilla" hasta olores que suenan tan bizarros como "Bosque tras la lluvia en el distrito 7" o "Champan sabor mora importado del capitolio". Prefiero algo más sencillo, así que cojo un bote morado sin siquiera leerlo, asumiendo que es de lavanda. Abrirlo confirma mi teoría, pues el olor no tarda en invadir toda la habitación. El contraste del jabón frio con mi mano caliente por el agua hace que un pequeño escalofrió me recorra, apaciguado rápidamente por el constante goteo de agua caliente.
Enjabono bien mi pelo y mi cuerpo, creo que la última vez que use un jabón que no fuera en barra fue cuando tenía 7 años. En mi casa el aceite se utilizaba todo lo posible antes de tener que desecharlo, pero cuando ya le llegaba su hora, mi madre lo utilizaba para hacer jabón. La ducha termina durando más de lo que esperaba, por un momento me he sentido relajado. Salgo de la ducha con cuidado, intentando no resbalarme y caer, debería haber puesto una toalla en el suelo.
Cojo el albornoz que está colgado en el perchero de la puerta y me envuelvo en él. Salgo del baño mientras me seco el pello con una toalla pequeña, el tono anaranjado que baña la habitación me indica que ya está anocheciendo. Al mirar el sol ponerse a través de mi ventana la nostalgia me invade. Recuerdo ver el anochecer con Perla casi todos los días mientras estábamos sentados en la playa. Si algo bueno teníamos en el distrito 4, eran unas puestas de sol increíbles. Es una pena que seguramente no podre disfrutar de eso nunca más. Y aunque salga vivo de esa arena, no sería lo mismo, me faltaría lo más importante, faltaría Perla. Me quedo observando hasta que el sol termina completamente de esconderse por el horizonte, el agradable tono anaranjado se sustituye lentamente por la oscuridad de la noche y el brillo de las estrellas sobre el cielo.
Siento el frio invadir mi cuerpo una vez vuelvo a poner los pies en la tierra. Al abrir el armario, busco la ropa de dormir que recuerdo haber visto antes y me cambio rápidamente, es muy cómoda. Salgo de mi habitación cuando oigo a Kai llamándome desde el vagón principal del tren, la cena estaba siendo servida. Lo primero que veo es una mesa de madera tallada con todo tipo de detalles, rodeada por sillas que siguen la misma estética. En una de ellas esta Perla sentada, también vestida con su propio pijama y con su pelo envuelto en una toalla.
-¿Quién te ha anudado la toalla?- Le pregunto curioso
-Ha sido Kai, le pedí ayuda porque no conseguía que me quedara bien
Mis ojos se dirigen automáticamente hacia donde él está sentado. El solo observa con una pequeña sonrisa amable dibujada en su rostro. Quizás él no sea tan malo como yo pienso, quizás no todos los del capitolio son malos. Busco con la mirada también a Rojan pero no logro verlo por ningún lado, mejor la verdad.
Cuando me siento a la mesa, nos sirven la comida. Nunca había visto tanta variedad y cantidad junta, es incluso un poco abrumador. Miro de reojo a Perla y ella se encuentra en la misma situación, aunque ella parece más emocionada e indecisa que otra cosa. En el centro de la mesa hay lo que creo que es un pavo enorme, rodeado de verduras como decoración. Sin poder decir ni una palabra, los avox nos sirven a todos un plato que incluye un poco de todo. La cena es agradable y reconfortante, Perla y yo comemos más rápido de lo normal, mientras Kai solo nos mira y se ríe ligeramente de vez en cuando.
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Los juegos del Hambre: La senda del Sacrificio
ActionEn un universo donde el ataque rebelde fallo, los juegos del Hambre nunca dejaron de celebrase. Siguiendo la tradicion de escoger a 1 chico y 1 chica de cada uno de los 12 distritos para enfrentarlos en la arena, siendo el ganador colmado de honor y...