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HOGWARTS, A PESAR DE SER UN CASTILLO ENORME, era fácil que todos se conocieran entre todos, a Hannah desde su primer año había conocido a muchos chicos y chicas, al ser ella alguien tan extrovertida se le hacía fácil hablar con los demás. Claro, eso si no hablaban de Shivani Morgan, la Slytherin sangre pura que todos temían.

Shivani era del mismo año que Cédric Diggory y a la única persona que se le acercaba era a Avelina Ravenshade, una Ravenclaw de su mismo año, sangre pura y muy inteligente.

—No lo entiendo—habló Hannah con Génesis, las chicas compartían algunas clases y aprovechaban a sentarse juntas.

—¿Qué no entiendes? —preguntó a Ravenclaw mientras terminaba un dibujo.

—Shivani, ¿por qué nadie le habla?

—Ella no es muy agradable—dejó su lápiz de dibujo y prestó más atención a su amiga—, una vez tuve que convivir con ella, no es nada linda al tratar a otras personas.

—Pero es amiga de Avelina.

—Mira, ¿por qué te da tanta curiosidad?

—Solo estoy aburrida—echó su cabeza para atrás—, sabes que odio historia de la magia.

La Ravenclaw se rio de ella y procedió a seguir con su dibujo. Hannah la mayoría de veces cuando estaba en historia de la magia decidía que era buena idea meterse en donde no la llamaban aunque eso la mayoría de veces le salía totalmente mal.

Era su última clase del día antes de tener que ir con Snape para su castigo y por más que odiara esa clase deseaba que no terminara nunca para no tener que ir con Snape y el chico Malfoy.

Unos asientos más adelante se encontraban su hermano junto a sus amigos, ¿era buena idea pedirle a su hermano que la fuera a dejar al aula del castigo? ¿O sería mucha molestia para él?

—Señorita Potter—la chica salió de sus pensamientos al ser llamada por el profesor.

—¿Si, señor?

—El profesor Lupin la espera afuera, puede llevarse sus cosas.

La chica asintió y se despidió de su amiga mientras recogía sus pertenencias, vió como Harry se hacía una seña de "¿pasó algo?" y ella le respondió con una seña de "no sé". Salió del salón y vió a su padrino esperando en la puerta.

—¿Me puedes decir cómo en tu primer día ya estás castigada? —le preguntó el mayor mientras ambos comenzaban a caminar hacía las mazmorras.

—Bueno, llegué tarde y Snape es un exagerado.

—Le prometí a tu madre cuidarte desde el primer año, cuando se de cuenta que Snape te castigó primero me mata a mi, después a Snape y de última a ti.

—No se tiene que enterar...

El mayor suspiro, su ahijada era un caso un tanto especial.

—Hannah, no puedes ocultar cosas a tu madre.

Claro, él tenía razón como siempre, pero ella no quería escuchar a su mamá regañarla por ser castigada una vez más.

—Esta será la última vez, te lo prometo.

—Me encantaría creerte—suspiro su padrino al hablar—, pero sabemos que no es verdad, ya mandaron una carta a tu casa y es probable que mañana haya respuesta de tu padre.

Fue ahora el turno de la chica de suspirar.

—Perdón, padrino, de verdad intenté que Snape no me castigara pero me fue imposible esta vez.

—No es sólo Snape—él se detuvo, ocasionando que ella también parara—, no puedes pasar de castigo en castigo, ¿qué pasó con la Hannah buena que siempre regañaba a Harry?

Esa no era yo.

Hannah quiso decir eso, gritarlo, no, esa no era ella esa era la que los demás quisieran que fuera, las demás personas no están satisfechas con nada y desean que los demás llenen los espacios vacíos de su alma. Pero no le diría eso a su padrino.

—Ella ya cambió, padrino, y no me puedes culpar por eso.

—Sí, sé que no te puedo culpar, todos cambian.

—Sí... Todos cambian—le chica soltó una pequeña sonrisa nerviosa, aunque Lupin fuera la persona en la que más confiaba Hannah ella no era capaz de abrirse emocionalmente en su totalidad con él, con nadie de hecho, ni siquiera con Harry.

Amaba a su hermano y si él necesitara un corazón ella le daría el propio, pero le era imposible no guardarse alguna cosa para ella misma.

Siguieron caminando hasta llegar a la oficina de Snape donde cierto rubio ya se encontraba esperando con cara de pocos amigos.

—Joven Malfoy—lo saludó Lupin.

—Profesor Lupin—el chico después volteó a ver a Hannah, quien se sintió intimidada inmediatamente por la mirada penetrante del chico—, Potter.

—Malfoy.

—Por fin no llegaste tarde a algo.

—Tranquilo, a mis castigos aprendí a llegar temprano.

—Menos mal.

Antes que alguno pudiera decir algo más la puerta de la oficina de Snape fue abierta, dejando ver al profesor con su expresión de "odio a todos" que era normal de él.

—Puntuales, ¿qué haces aquí, Lupin?

—Solo pasaba caminando—el mencionado sonrió sarcásticamente.

—Tu aula está muy lejos.

—Hogwarts es un espacio libre, Severus—el profesor mencionado solo sonrió aguantando las muchas cosas que deseaba decirle, los dos estudiantes solo se quedaron completamente quietos viendo como sus padrinos en cualquier momento comenzaban a pelear.

—Potter, Malfoy, entren—Hannah casi voló al escuchar eso, no pensaba hacer enojar de más a Snape.

Unos minutos después, que para la castaña se le parecieron horas, Snape entró con su peor cara.

—Van a limpiar todos los calderos y acomodar cada uno de los ingredientes de la bodega sin magia, en una hora vuelvo y espero me hagan caso.

Sin decir nada más se acercó pidiendo las varitas de ambos, Hannah casi enojada se la entregó, luego de esto el mayor salió dejando a ambos chicos con los más de 20 calderos totalmente sucios.

Hannah comenzó a limpiar sin más, en su casa era normal limpiar sin magia ya que su mamá insistía en mantener ciertas costumbres muggles en la casa.

—Esto es tu culpa—la voz del chico salió con todo el veneno del mundo, digno de cualquier Slytherin.

—Que mal.

Hubo otro silencio hasta que el chico volvió a hablar.

—¿No te molesta hacer esto?

—No.

Otro silencio.

—¿Por qué eres tan rara?

—¿Y tu tan molesto? Ya cállate.

Draco, totalmente indignado por como le habló la chica, decidió quedarse callado y comenzar a limpiar los calderos.

Una hora después llegó Snape y vió que Hannah había limpiado 5 calderos mientras que Draco llevaba apenas 3, puso las varitas en las mesas en las que estaban sentados cada uno y decidió dejarlos ir.

Hannah salió corriendo al gran comedor esperando no haberse perdido la entrada de las escuelas invitadas, aunque, para su gran desgracia, sí se lo había perdido.

Llegó a la mesa de Gryffindor y se sentó entre Rachel y Harry, quienes comían tranquilamente.

—¡Me lo perdí! —y se desplomó en la mesa.

—Ya será la próxima—Rachel puso la mano en la espalda de su amiga y comenzó a acariciarla lentamente, tratando de consolarla.

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⏰ Última actualización: Jan 31 ⏰

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