Nunca pensé que literalmente una persona pudiera resistir teniendo sexo toda una noche, pero sí, es posible, porque Tom y yo lo hicimos durante más de ocho horas, descansando en momentos cortos, obviamente, pero ni siquiera eso calmaba nuestras ganas de ser uno solo. Después de la sección de BDSM, Tom y yo hicimos el amor. Tal vez se haga de la misma forma, pero créanme, es diferente. Totalmente diferente.El sol ya se asomaba por la ventana, aunque las nubes grises anunciaban una nueva lluvia. Nuestros cuerpos terminaban de experimentar otro orgasmo, uno de tantos de esa noche. Ahora solo estábamos acariciando nuestros cuerpos desnudos bajo las sábanas. Creo que a estas alturas estábamos satisfechos y yo solo quería poder dormir. La respiración pausada de Tom me hizo entrecerrar los ojos para poder descansar, pero la fuerte brisa entró por la ventana y con ella, una nueva tormenta llena de rayos y truenos que me hacían estremecer. Me refugié en los brazos de Tom, que me abrazó fuertemente para disipar mi temor. Era lo único que me mantenía sereno y calmado.
Los truenos y rayos se incrementaron, y yo prácticamente estaba encima de mi bebé, aplastándolo un poco. Entre juegos y risas, me entretuvo hasta que la tormenta pasó y por fin pude levantarme porque tenía unas ganas de orinar tremenda. El solo se rió cuando fui corriendo y me encerré en el baño. Cuando salí, esperaba aún por mí bajo las sábanas. Me apoyé en su pecho y sus caricias eran mi tranquilidad, pero la pregunta que tanto temía salió por su boca, y era momento de hablar con la verdad.
-Ah-. Hice como si no hubiera escuchado, así que la repitió de nuevo.
-¿Por qué le temes tanto a los rayos?-
-Es una historia larga-. Me acomodé a su lado.
-Escucho-. Se sentó en la cama y me puso atención.
Suspiré y comencé. -Mis padres no querían ir a una reunión familiar en Magdeburgo, pero yo estaba encantado con Devon, era un vecino de mis abuelos, así que insistí tanto en ir que finalmente mis padres accedieron. Muy temprano salimos en el auto y el viaje estuvo tranquilo y sin contratiempos.
«Llegamos a la reunión, nos divertimos, comimos y todo lo demás. Mi padre no pudo descansar muy bien, así que al finalizar la reunión decidieron que era mejor devolvernos a Berlín. Teníamos obligaciones que cumplir al día siguiente, así que no le vimos problema en tomar la carretera a esa hora.
«El trayecto era de dos horas más o menos, y cuando estábamos más cerca de Berlín, mi padre invadió el carril contrario, chocando de costado a un auto que también venía una familia. Mi padre reaccionó maniobrando el auto, pero fue imposible frenar.
«No sé cómo hizo mi madre, pero me dio a Axel y me dijo que protegiera su cabeza con mi cuerpo. Así lo hice. Abrió mi puerta y me lanzó por ella. Como me lo pidió. Protegí a Axel. Saliendo ilesos, solo vi cuando los dos autos cayeron por el acantilado sin poder hacer nada.
«Comenzó a llover fuerte con rayos y truenos, y tuve que aferrarme a Axel para consolarlo. Él era un bebé de dos años, pero sabía perfectamente lo que había pasado. El lugar se llenó de policía y rescatistas, pero mis padres murieron allí con la otra familia.
«No es miedo a los rayos en sí, es al agua y a la lluvia... Después de eso, tuve que pelear por la custodia de Axel, pero yo aún no cumplía la mayoría de edad. El estado nos entregó a mis abuelos. No quise quedarme y me fui a Berlín.
«Cuando cumplí la mayoría de edad, busqué a Axel, lo traje a vivir conmigo, pero fue lo peor que hice. Lo descuidé por mi trabajo, y cuando conoció a Nick y éste le contaba lo que te hacía, me odio. Pidió a mis abuelos vivir con ellos, y desde entonces está en Alemania.
«No he sido un buen hijo, ni un buen hermano, ni buen nieto, tampoco buen esposo. Es por eso que no había querido tener hijos... Por qué no seré un buen papá-. Tragué con esfuerzo mi nudo para no llorar, pero fue imposible.
Él no dijo nada, solo me consoló hasta que quedamos dormidos de nuevo. No sé cuánto tiempo pasó, pero los toquecitos en la puerta nos hicieron levantar muy perezosamente. Lo hice, recordando la confesión que le había hecho anteriormente.
No sabía por qué me sentía así, pero fue muy extraño confesarlo porque surgió de nuevo la inseguridad que tenía de volver a lastimarlo.
¿Qué me aseguraba a mí que cuando volviéramos a nuestra rutina, yo sería el hombre que él necesita y merece? Él volvería a su trabajo. ¿Acaso estaba dispuesto a dejarlo trabajar o tan siquiera que estuviera cerca de esa profesora? De solo pensarlo, se me revolvía el estómago. Yo creé un sentimiento de posesión sobre Tom y muy difícilmente podía cambiar eso.
Cuando estuvimos listos, salimos en completo silencio hacia nuestra habitación.
-¿Qué te parece ir al sauna de nuevo?- Tom besó mi cuello con segundas intenciones.
-¿Qué haremos?-
-Tú sabes... -
-Aun quieres más, ¿no te bastó hacerlo toda una noche?- pregunté asombrado.
-Sabes que tengo aguante-
-Eso lo sé, pero realmente estoy cansado. Solo quiero comer y subir a dormir-
-Es nuestra última noche aquí-
-De acuerdo, vamos al sauna, pero solo a tomar baños de calor-
-Está bien, tendremos mucho tiempo cuando regresemos a Los Ángeles. Por cierto, ¿dónde vamos a vivir, porque la casa ya está vendida?-
El rostro de Tom era de esperanza. Él quería volver a vivir juntos, y aún yo no sabía qué hacer. Solo sonreí como respuesta. Gracias a los dioses que no dijo más nada y se alistó para bajar al sauna.
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𝑵𝒐 𝑷𝒖𝒆𝒅𝒐 𝑫𝒆𝒋𝒂𝒓𝒕𝒆 𝑰𝒓 ⟬ᵗʷᶜⁿʳ⟭
Romancesιᥱmρrᥱ hᥲbrá υᥒᥲ sᥱgυᥒdᥲ oρortυᥒιdᥲd ᥱᥒ ᥱᥣ ᥲmor. ¿tom ᥣᥲ dᥲrá.? ¿bιᥣᥣ ᥣᥲ ᥲρrovᥱᥴhᥲrá? ⟥𝙵𝚎𝚌𝙷𝙰 𝙳𝚎 𝚒𝚗𝙸𝙲𝚒𝙾: 10-junio-2024. ⟥𝚏𝚎𝙲𝙷𝙰 𝙵𝚒𝙽𝚊𝙻 :