||Capítulo 12.

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Doncaster, Reino Unido.

Harry se retiró de la habitación donde se encontraba Felicite hasta muy tarde por la madrugada, cuando estuvo cien por ciento seguro de que la chica estaba estable y bien. Ella evidentemente estaba agotada por lo cual necesitaba dormir y Harry lo sabía. Escapar de los problemas era agotador.

Jeff y Nick se habían ido cuando Harry les había asegurado que él cuidaría de la adolescente, ellos no habían protestado cuando insistió en que fueran a dormir.

—Vendré mañana en la mañana, ¿te parece? —le preguntó con amabilidad mientras se levantaba del asiento que se encontraba a un lado de la cama, mientras ella seguía sus movimientos con la mirada —. Debes dormir, estás agotada, ¿cierto? Mañana podremos hablar de todo lo que ha pasado, por ahora sólo duerme —le ordenó mientras se inclinaba hacia ella, le besó la frente y se fue de la habitación.

La chica no se había dado cuenta de lo agotada que se sentía hasta que Harry se fue de la habitación, los párpados le pesaban y su cuerpo no se encontraba en las mejores condiciones. Él le había dado unas cuantas aspirinas para que su dolor bajara y le había puesto varias pomadas en las heridas del rostro, pero aún así se sentía pésima.

Felicite creyó que estaba sola, el reloj de la pared marcaban las dos de la madrugada -ya era bastante tarde-, pero eso no le importó cuando volteó hacia la puerta y se encontró a un adolescente muy tímido, observándola con los ojos azules bien abiertos.

Fizzy ladeó la cabeza con curiosidad.

—¿Hola? —le preguntó con timidez ella, intentando hablar con él y preguntarle la razón por la cual estaba ahí.

Él respingó al ver que ella le hablaba. Fijó la vista en el suelo, sus manos estaban temblorosas y se sentía completamente apenado.

—Hola —comentó en un susurro, casi imperceptible.

Él sólo quería ver cómo estaba esa chica. Había visto en qué condiciones había llegado y le había preocupado, había estado un buen rato viendo cómo Harry la curaba y cómo se soltaba a llorar en sus brazos. Por eso él estaba ahí, porque la había visto muy triste y quería animarla. Pero se sentía demasiado nervioso. Hacía bastante tiempo que no hablaba nadie que no fueran Jeff o Harry.

—¿Sucede algo? —preguntó con curiosidad.

Niall pensó que la chica se veía tierna, como un pajarito asustado o curioso. Inmediatamente Niall dejó escapar una sonrisa inocente al pensarlo y ella sonrió al verlo, puesto que su sonrisa era contagiosa. Felicite se sintió cómoda y bien, y Niall al ver que era una persona agradable se relajó un poco.

Fizzy pudo ver el nerviosismo que reflejaba Niall, movía mucho las manos, jugaba con sus dedos torpemente, veía hacia el suelo o fruncía el ceño. Pensó que si hablaba un poco con él quizá podría hacer que tuviera confianza en ella y la viera directamente al rostro o se acercara. Parecía una persona completamente amable y linda, alguien con quien podía platicar horas y no cansarse.

—Qu-quería ver si estabas bien —dijo él en voz baja explicando el por qué estaba ahí, esta vez un poco más alto que los susurros. Estaba tartamudeando por el nerviosismo, pero ya no sentía tanto miedo como antes.

—Estoy bien, gracias por preocuparte —Felicite sonrió más anchamente—. Nunca había imaginado que todos en este lugar fueran tan comprensivos e increíbles, ¡definitivamente me encanta! —dijo con entusiasmo— Tú debes ser de aquí, ¿cierto? Es genial un lugar precioso —habló más rápido. Mi nombre es Felicite pero me puedes decir Fizzy, ¿cuál es el tuyo?

Niall vio que Felicite era una chica animada, alguien con un montón de energía. Se veía tan desprotegida ahí, en la camilla, con moratones regados sobre el cuerpo, con heridas, con la mirada triste... y aún así seguía pensando positivamente, regalando sonrisas.

Detrás del arcoíris ||L.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora