Tom

71 15 5
                                    

Durante toda la cena, Bill estuvo ausente. A pesar de que le hablaba de algún tema, solo respondía con monosílabos en susurros, mirando un punto específico en el oscuro océano que nos rodeaba. El mesero nos trajo el postre y ni siquiera lo probó; solo bebía y bebía mucho licor.

-¿Bill, me escuchaste?- Toqué su mano para llamar su atención y, por fin, me vio a los ojos.

-¿Estás bien?- le pregunté, y solo sonrió.

-Estoy cansado; mejor te espero en la habitación- se levantó y se fue sin más, dejándome allí solo.

Después de un largo rato viendo el show de los chicos, pude despedirme de ellos. Eran muy agradables, y como habían quedado encantados con nuestro baile, me pidieron el teléfono para poder contactarme y así poder enseñarles la coreografía.

Cuando decidí irme a la habitación, lo encontré dormido en la cama. Mi mente no pudo evitar recordar las veces que era grosero y me trataba mal, las veces que me dejaba solo y simplemente se iba a dormir. Pero él había cambiado y me lo estaba demostrando, aunque sinceramente, tenía mis dudas.

Entré a darme un baño y luego me tumbé a su lado. Apenas me sintió, se dio vuelta y me abrazó, colocando su cabeza en mi pecho.

-Lo siento por dejarte solo, pero me moría de sueño- me explicó en susurros y muy ininteligible por estar dormitando.

-No te preocupes, duerme, cariño- le dije.

Él asintió y su respiración se volvió tranquila. Ya se había quedado dormido, y yo lo imité después de reflexionar sobre muchas cosas.

 Ya se había quedado dormido, y yo lo imité después de reflexionar sobre muchas cosas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El sonido de la bocina del crucero me hizo pegar un bote. ¡Rayos! Era muy molesto y ruidoso. Me desperece un poco y me vi solo en la cama. No le di importancia; Bill solía pasar mucho tiempo encerrado en el baño. Pero cuando lo llamé y no respondió, me levanté para escuchar a través de la puerta, pero no oí nada. Así que entré, y el baño estaba completamente vacío. Me refiero a que sus cosas, que anteriormente estaban tiradas en el suelo y en el lavabo, ya no estaban. Me giré y noté que ni siquiera estaban sus maletas en el sofá cama. Entonces, un sentimiento de dolor se situó en mi pecho. ¿El no se habría ido sin despedirse? ¿El no me haría esto? ¿O sí?

Fui hasta la mesa y tomé mi teléfono, pero un sobre blanco estaba en su lado de la cama. Su bonita caligrafía estaba escrita allí con mi nombre. Lo abrí rápidamente y leí la carta.

Tom,

Tal vez esto no sea la forma de iniciar el último día de este crucero, y no sabes lo mal que me siento. Por un momento, quise creer que yo podría ser el hombre que tú esperabas que fuera, el hombre que estuviera a tu lado, el hombre que te quisiera y te respetara, el hombre que tú te mereces. Y lo intenté, pero fallé en ese intento.

Hay muchas cosas que quisiera decir, pero en este momento no puedo ni siquiera escribirlas. Solo te digo, o te escribo, que eres lo más hermoso que pude tener en mi vida. Agradezco que ese papel haya caído en tu pierna y que así me permitiera conocerte y ser tu esposo por cinco años.

Hoy me voy y te dejo libre. Libre para que puedas conocer a ese amor bonito que te mereces, a esa persona que te haga feliz y, sobre todo, que te dé la paz y la tranquilidad que yo te robé.

Te dejo los papeles firmados; cuando quieras, puedes seguir con el divorcio. También dejo el fideicomiso a tu nombre; tú sabrás administrar ese dinero mejor que yo.

Tom, no me busques, porque sé que lo harás. Estás tan acostumbrado a mí que pensarás que eso es lo que debes hacer, pero no, bebé. Solo ve y busca tu felicidad lejos de mí. Yo siempre te recordaré.

Bill.

Al terminar de leer la carta, mis mejillas estaban bañadas en lágrimas que habían caído sin que me diera cuenta. Mi respiración se había detenido mientras leía, y sentía un vacío en mi corazón. Arrugué la hoja y la tiré en alguna parte. La bocina sonaba de nuevo, y con ella, el anuncio de que los pasajeros debían desembarcar de inmediato. Me sequé mis lágrimas cuando la puerta fue tocada, y cuando abrí, vi a Peter, que se apresuró para entrar y ayudarme a empacar. Le dejé todo el trabajo mientras yo entraba al baño para alistarme. Una vez listo, tomé todo y vi la hoja aún tirada, así que solo la tomé y la metí en mi bolsillo, echa bolita.

-¿Listo?- me preguntó Peter, y yo asentí sin ganas. -Bueno, vamos- pronunció, jalando mis maletas. Pero era extraño que no preguntara por Bill.

-¿Ya todos bajaron del barco?- pregunté cuando íbamos por los pasillos.

-Ya Bill bajó hace mucho, fue el primero. Él me pidió que te ayudara con tus maletas.

-Ah...- suspiré y vi la salida. Hasta allí caminé a paso lento por la multitud que también bajaba. Peter me detuvo y murmuró:

-Espero que se solucione, y espero volver a verte.

Me abrazó y giró sobre sus pies para perderse de nuevo en el barco.

-¡Tom!- La voz de Geo me hizo buscarlo hasta hallarlo cerca del auto. Al llegar, me recibió con un cálido abrazo y luego me ayudó a subir las maletas. El trayecto fue incómodo porque, aunque él iba hablando, mi mente estaba en otro lado. Era difícil no pensar en por qué lo había hecho y también quería saber si aún me amaba. Ya sé que era muy estúpido pensar que sí, en primer lugar, porque si era así, no me habría dejado en ese barco solo.

-¿Puedes llevarme a la agencia de Bill?- Geo me miró con lástima, pero no se negó y condujo hasta allí. Me bajé corriendo y entré para ver a Luci sorprenderse por llegar tan agitado.

-¿Qué sucede, Tom?- Se levantó de su puesto y rodeó su escritorio para quedar junto a mí.

-Tranquila, solo quiero pedirte la dirección de la nueva casa de Bill.

-Oh... no tengo permitido eso... tú me entiendes.

-Aún soy su esposo, Luci.

-Lo sé, pero me lo prohibió.

-Por favor, Luci, esto depende de nuestro matrimonio- Luci dudó un instante, pero luego esbozó una sonrisa y comenzó a anotar algo en un papel.

-De acuerdo, pero dile que me lo robaste- me decía mientras escribía la dirección. Cuando me la entregó, le di un beso en la frente y salí de allí corriendo hasta subirme de nuevo en el auto. Geo me miraba mientras tecleaba la dirección en su GPS, y entonces condujo hacia la casa.

 Geo me miraba mientras tecleaba la dirección en su GPS, y entonces condujo hacia la casa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Se acerca el final amigues, asumo que faltan dos capítulos.

𝑵𝒐 𝑷𝒖𝒆𝒅𝒐 𝑫𝒆𝒋𝒂𝒓𝒕𝒆 𝑰𝒓  ⟬ᵗʷᶜⁿʳ⟭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora