🍂El viento me guío hasta ti🍂 Kaedehara x Malereader (Omegaverse)

-capítulo 14-

Los meses habían transcurrido con una velocidad inquietante. El tiempo parecía dilatarse en una mezcla de arduo trabajo y preparación, mientras el ejército de Kokomi, bajo su liderazgo, entrenaba sin descanso. Todos sabían que la batalla contra la Shogun se acercaba, y no podían permitirse ningún error. El entrenamiento era extenuante, cada miembro del ejército perfeccionaba sus habilidades y pulía sus tácticas con la mente fija en la victoria.

Kazuha y ____ no fueron la excepción. Aunque sabían que su futuro estaba marcado por una lucha que pondría a prueba sus límites, un nuevo capítulo en sus vidas había comenzado en medio de la guerra: ____ estaba esperando su primer cachorro con Kazuha. Un nuevo ser que traía consigo una mezcla de miedo y esperanza, pero sobre todo, un lazo inquebrantable entre los dos. El hecho de que ____ estuviera embarazado solo intensificaba la carga que sentía. ¿Cómo podría seguir luchando contra la Shogun, enfrentando sus propios miedos y vulnerabilidades, cuando ahora tenía una vida que proteger? Pero sabía que no podía rendirse, ni ahora ni nunca.

Kazuha, aunque profundamente emocionado por la noticia, había estado tan concentrado en los entrenamientos y preparativos que las emociones complejas del embarazo de ____ parecían quedarse en segundo plano. Aunque siempre cuidaba de él, con cada día que pasaba, ____ podía notar que su pareja se preocupaba por el bienestar de ambos: el de él, como omega, y el de su cachorro. Pero la guerra era una prioridad, y Kazuha tenía claro que su lealtad al ejército, a la causa, y a su gente no podía vacilar.

El ejército de Kokomi se mantenía firme, mientras en el campo de entrenamiento, algunos de los guerreros más poderosos de Teyvat se unían a la causa. Gorou, como siempre, estaba a la vanguardia, dirigiendo las maniobras y asegurándose de que todos comprendieran la magnitud de lo que enfrentaban. Aether, con su imponente presencia, Xiao, Yanfei, Hu Tao, Gaming, Freminet, Lyney y Lynette, se unían al esfuerzo con sus propios métodos, sus habilidades, y sus propios secretos. Cada uno tenía una razón personal para luchar, pero todos sabían que, si fallaban, las consecuencias serían devastadoras no solo para ellos, sino para todo Teyvat.

El clima era denso, cargado de tensión. Mientras el entrenamiento se intensificaba, ____ luchaba con el creciente peso de su embarazo. A pesar de las molestias y el cansancio, no quería quedarse atrás. Su cuerpo, por más que le doliera, parecía no escuchar las señales que pedían descanso. Él era fuerte. Más que nunca, sentía la presión de ser el pilar para Kazuha, el líder que todos esperaban, el omega que debía luchar no solo por él mismo, sino también por su cachorro.

Una tarde, mientras entrenaban, Kazuha se acercó a ____ con una expresión seria. Su rostro mostraba una preocupación silenciosa, y aunque no decía nada, ____ podía leer en sus ojos que su compañero estaba al límite de su paciencia.

—____, necesitas descansar. —Le dijo Kazuha con voz firme, pero cargada de preocupación—. No puedes seguir forzándote así. El entrenamiento es importante, lo sé, pero tu salud y la del cachorro son lo primero. No podemos permitir que te desgastes antes de la batalla.

____ se apartó ligeramente, cruzando los brazos sobre su pecho, como si quisiera evadir la conversación.

—Yo puedo con esto, Kazuha. —Dijo, con una sonrisa forzada que no logró ocultar la fatiga en sus ojos—. Tengo que estar listo para luchar, para pelear. No solo por mí, sino por todos nosotros.

Kazuha suspiró, sabiendo que discutir más sobre el tema solo incrementaría la tensión entre ellos. Lo que ____ no veía era que, aunque él fuera el omega más fuerte que Kazuha conocía, su cuerpo estaba llevando mucho más de lo que debería. La carga de estar embarazado en medio de todo esto, sin mencionar la batalla que se avecinaba, no era algo que debía tomar a la ligera.

—Lo sé... pero también soy consciente de lo que estás enfrentando. —Kazuha se acercó un paso más, su tono de voz más suave y sincero—. Si realmente vas a luchar contra la Shogun, lo harás con la fuerza de un Alfa a tu lado, y el amor de ambos... pero no me perderé ni a ti ni a nuestro hijo. Te necesito a ti, tal y como eres, y quiero que sigas aquí para ver ese futuro que tanto soñamos.

Esas palabras tocaron algo profundo en ____. Sabía que Kazuha tenía razón, pero la responsabilidad de la lucha le pesaba tanto. ¿Podría ganar esta guerra y mantener la vida que se gestaba dentro de él? ¿Sería capaz de ser el protector que todos esperaban y, al mismo tiempo, el padre que su cachorro necesitaría?

La respuesta no era fácil. Pero cuando miró los ojos de Kazuha, vio algo que nunca había experimentado con nadie más: confianza absoluta. Él confiaba en él. Lo aceptaba en su totalidad, con sus vulnerabilidades y fortalezas, con sus cicatrices y temores. Y ese amor, esa promesa silenciosa, era suficiente para darle la fuerza que tanto necesitaba.

—Voy a pelear, Kazuha... pero lo haré por todos nosotros. —Dijo ____ finalmente, tomando las manos de su compañero—. Y si caigo, sé que tú estarás a mi lado para levantarme.

El día de la batalla llegó mucho antes de lo que esperaban. Todos los guerreros estaban listos, preparados para enfrentar a la Shogun y su ejército, sin importar el costo. El cielo estaba gris, pesado con la sensación de lo que estaba por venir. Cada uno de los combatientes sabía que este sería el momento de poner todo lo que tenían en juego, para salvar no solo a sus seres queridos, sino a todo Teyvat.

Pero antes de que la batalla comenzara, Kazuha se detuvo un momento junto a ____ mientras ambos observaban el horizonte. Sus manos entrelazadas, un recordatorio de todo lo que habían superado y lo que aún les quedaba por enfrentar.

—Te amo. —Le dijo Kazuha, mirando a ____ con una determinación que solo él podía tener.

____ sonrió débilmente, acariciando la mejilla de Kazuha.

—Yo también te amo, Kazuha. Más de lo que las palabras pueden expresar. Vamos a salir de esta juntos.

Con esas palabras, ambos sabían lo que el futuro les deparaba. No era una certeza, pero sí una promesa. Y mientras se dirigían hacia el campo de batalla, sus corazones latían al unísono, firmes y decididos.

El futuro sería incierto, pero juntos, se enfrentarían a todo lo que viniera.