Qualia - Fase 1

Capítulo 41: Sobre Santos y rebeliones

Bueno, esto definitivamente cancela el banquete. Al cabo que ni quería comer. Y, después de ver cómo trataron a mi dríada linda, menos.

Mientras Sin Nombre y la princesa Carintia regresaban al salón, vimos acercarse a toda prisa al rey Arumas hacia nosotros, concretamente hacia mí.

─Por favor Héroe ─el rey, un poco paranoico, empezó a agitarme de los hombros─. Ve a sofocar la rebelión de Sven. Te recompensaré por ello.

─¿Eh?

¿Ahora ya soy su mandadero?

─Antes que nada Su Majestad ─intervino Koyara─. ¿Nos pueden explicar lo que sucede? ¿Quién es ese tal Sven?

─No hay tiempo para eso ─replicó el rey─. Por favor, vayan a detenerlo.

─¿Este Sven es tan fuerte como para que tu ejército no pueda detenerlo? ─murmuró Larissa.

─No es eso, es solo que...

─Sven es el líder del archipiélago de Sekei ─intervino Carinthia, la cual sí estaba dispuesta a contarnos el chisme completo─. Sekei es una colonia que le pertenece al reino de Habin. Una nación de dríadas. Es de ahí de donde proceden casi todos los esclavos que ven aquí.

─Un momento. ¿Es decir que en realidad esta es una rebelión de esclavos?

─Básicamente ─respondió.

─Entonces no lo haré.

─¿Eh?

─No me sorprende que las dríadas se hayan levantado en armas considerando que las tratan como esclavas ─respondí─. Siendo así, estaría dispuesto incluso a ayudarlas.

─No diga eso por favor Héroe ─rogó la reina Midala─. Sabemos de sus grandes hazañas, y de su reputación como Héroe. Todos dicen que usted extiende su mano a quien lo necesite. No dejamos de admirarlo desde su hazaña en Parikka.

─Han dicho muchas cosas de mi ─bromeé─. No hagan caso a esa jugada, son rumores, son rumores.

─De hecho ─habló de nuevo aquel soldado mensajero─. Yo sí consideraría que deberían detenerlo.

─¿Por qué?

─Verán ─respondió─. Oímos rumores que dicen que Sven posee la Entela que la princesa Denyen había robado antes.

─¿Cómo? ─La familia real exclamó sorprendida.

─¿Eh? ─murmuré─. ¿Qué es una Entela?

Sin Nombre intervino y nos explicó lo que él y la princesa estaban platicando en los jardines. También hablaron sobre la Entela que Denyen, su hermana mayor, robó, y cómo después la desterraron por eso.

─No puede ser ─exclamó Carinthia después de contarnos─. ¿Acaso mi hermana se la entregó?

─Ahora lo entiendes ¿verdad? ─dijo el rey─. Por eso la desterramos. No podemos confiar en una traidora como esa.

─No ─exclamó la princesa─. Debe de haber algún motivo o algo. Quizá él se la pudo haber robado.

─Lo dudo ─respondió─. Recuerda que tu hermana es una Santa, así que es más poderosa. No creo que se haya dejado ganar, seguramente están trabajando juntos.

─¿Santa? ─uy, este capítulo viene cargado de lore─. ¿Qué es eso?

─Una Santa, o Santo es un maji que ha recibido la bendición de una de las diosas o sus cuatro hijas ─explicó Carinthia─. A esta bendición se le conoce como Providencia y se otorga a cinco personas al azar cada ciertas generaciones. Cuando un maji recibe esa Providencia, su potencial se dispara hasta alcanzar niveles casi similares a los de un maji de Nivel 5 o hasta de un usuario de Qualia. Sin embargo, todavía tienen que usar un kuromino para manipular su telesma.

─¡Ay cabrón! ─exclamé─. Si había una persona así de poderosa, ¿Por qué no le pidieron a ella que detuviera el despertar del Rey Demonio?

─Porque Denyen recibió su Providencia hace unas pocas semanas ─respondió la princesa─. Todavía no la domina completamente. Además, las Providencias se otorgan más o menos cada 500 años.

─Y aparte de eso ─intervino Minoris─. Lo del Rey Demonio es nuestra responsabilidad.

─A Denyen se le otorgó la Providencia del aire, la de la Diosa Vaui ─siguió explicando Carinthia─. Y es justo por eso que sabe más sobre la Entela, ya que, al ser una Santa, solo ella puede manejar su enorme poder. También en teoría un usuario de Qualia o un maji de Nivel 5 podrían hacerlo. El punto es que no tiene sentido que se la haya entregado a Sven porque para empezar él no podría manejarla. Si lo intenta, la propia Entela lo destruiría.

─¿O sea que yo también podría manejar esa cosa? ─y me puse pensar en todas las posibilidades.

─¡Hay que recuperar esa Entela! ─replicó Minoris─. Si de verdad los Savants las están recolectando, entonces no debemos permitir que la obtengan. Creo que esto del Rey Demonio tendrá que esperar un poco, solo espero que no nos quite mucho tiempo.

Dice eso la morra, pero en nuestro camino para detener al Rey Demonio, ya hasta nos chingamos a un pendejo del Alto Concilio, nomás porque sí.

─Está bien Su Majestad ─respondí─. Le ayudaremos a detener a Sven, pero esto solo lo hago por lo que está en juego con la Entela, no por sus mamadas esclavistas. Puede que después ayude a las dríadas a conseguir su independencia.

─Bien... supongo ─suspiró aliviado el Rey─. Un pequeño ejército los acompañará para asistirlos y para indicarles el camino. Pueden salir esta misma noche.

─¡Yo también iré! ─anunció Carinthia muy decidida, lo que contrastaba bastante con el hecho de que aún estaba en pijama.

─Esa no es tu responsabilidad ─intervino su madre─. Tú eres la heredera al trono y tienes otras obligaciones. Debes quedarte en el Palacio real.

─Esto nos concierne a mi hermana y a mí ─exclamó─. Tengo que saber por qué ella perdió la Entela o qué es lo que está pensando hacer.

─¡Ya te dije que tú te quedarás en el Palacio!

─¡Y yo ya les dije que me iré de todos modos! ─replicó─. Hago esto también porque me preocupa mi reino, y no puedo permitir que la Entela caiga en manos equivocadas.

─Su Majestad, si le preocupa su seguridad ─intervino Sin Nombre─. Yo me haré responsable de ella. La cuidaré en todo momento.

─¿Qué haces? ─preguntó Carinthia.

─Cumplimos nuestra promesa ─respondió.

La princesa se puso colorada después de oír aquello.

─De acuerdo ─anunció el rey─. Pero esto no cambiará nada. Tu hermana es una traidora y no recuperará su derecho al trono.

Con una nueva misión en camino, nos preparamos rápidamente.