Un paso adelante a ser héroes. #2

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—¡Y yo luego le dije "Dulzura, ¿alcanzó esa cabezota no da pa' más?", y se quedó perplejo! ¡Jajaja, fue tan divertido!

Mi risa resonaba por la habitación mientras le contaba a Isabel mi última anécdota. Era imposible no hacerlo: adoro ser el centro de atención, y el momento había sido perfecto. Desde el rincón de mi ojo, pude ver mi reflejo en el pequeño cuadro que descansaba sobre mi escritorio. Perfecta, como siempre. Mi cabello rubio caía en rizos suaves, brillando bajo la luz del cuarto. Esa clase de brillo no se conseguía por accidente: había que trabajarlo.

Isabel, sentada en su cama, escuchaba con esa mezcla de curiosidad y paciencia que le era tan propia. Su cabello liso y oscuro como el cielo sin estrellas caía con elegancia sobre sus hombros, y aunque intentaba mantenerse reservada, sus ojos traicionaban su interés.

—Genial. ¿Ya tienes algo en mente para tu traje, Bebe? —preguntó con genuina curiosidad.

Sonreí con confianza y, sin perder tiempo, agarré mi teléfono para mostrarle mi diseño.

—¡Obvio que sí, Isabel! Mira esto.

La pantalla iluminó nuestros rostros mientras le mostraba lo que había creado en una aplicación de diseño. Lo llamaba "concepto preliminar", pero ya me veía usando algo así en la alfombra roja, porque obvio.

Isabel entrecerró los ojos mientras estudiaba la imagen.

—¿Eso es… un vestido rojo con detalles oscuros, abertura en una pierna, ajustado y con curvas abajo? —preguntó, confundida pero intrigada.

—Puff. Podré ser una súper heroína o una súper villana, pero eso no significa que no pueda ser una diva —respondí con altivez, como si fuera la cosa más obvia del mundo. Tomé una hoja en blanco y comencé a garabatear una versión de mí misma luciendo aquel traje con orgullo.

Isabel no pudo evitar soltar una risa suave.

—¿Y cómo es exactamente? —insistió Isabel, curiosa.

¡Perfecto! Ya era hora de describirlo como se merece.

—Imagínatelo: un vestido ajustado, completamente hecho a medida, que se ciñe perfectamente a mi figura —empecé, usando las manos para dibujarlo en el aire mientras Isabel me escuchaba con atención—. El color base es un rojo carmesí, fuerte, llamativo y absolutamente elegante, con detalles oscuros que resaltan en patrones sutiles a lo largo del vestido. Pero aquí viene lo mejor —añadí con emoción—: una abertura lateral en la pierna derecha que llega hasta arriba, dejando ver solo lo justo para darle un toque atrevido sin perder clase.

Isabel arqueó una ceja.

—¿Y para moverte como heroína? —preguntó con cautela.

—Oh, Isabel, querido, confía en mí. El vestido tiene tela elástica de última tecnología. Así que puedo dar patadas, saltar y hacer volteretas si quiero, todo mientras me veo impecable. Porque ser heroína no significa renunciar al estilo.

Luego proseguí con los detalles más importantes:

—El escote es elegante, en forma de corazón, pero ajustado al cuerpo para mantenerlo práctico. Llevaré unos guantes largos de seda negra, que cubran desde los dedos hasta un poco más arriba del codo, porque los detalles son todo, querida. En los pies, unas botas de tacón grueso y resistente que suben hasta las rodillas. ¡Ah! Y el toque final: una capa corta, asimétrica, que cae solo de un hombro con bordes dorados que brillan a la luz.

Internado | South parkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora