uno;

18 2 0
                                    

La silueta que se situaba delante de aquel espejo era yo, o eso decía todo el mundo. No conocía en absoluto a la persona que se reflejaba en ese trozo de cristal, ni sus gustos, ni sus recuerdos, ni si quiera podía entender porqué no me conocía a mí misma.

"Fue un accidente Emily"

Un accidente que no recordaba, lo único que venía a mi cabeza cuando pensaba en el pasado era haberme despertado en el hospital y no conocer ni a mi propia familia. Incluidas las personas que se hacían llamar papá y mamá eran unos completos extraños.

- Vamos a dejar que descanses. Ha sido un día duro y necesitas dormir un poco.

La mujer que se hacía llamar 'mi madre' me besó en la cabeza y me dejó sola en una habitación pintada de azul celeste, con espacios donde antes debían haber sido ocupados por cuadros debido a los agujeros en la pared. Un armario lleno de ropa y un lavabo se incorporaban a la extraña habitación.

Me senté en la cama, incómoda por la situación. Toqué los cojines y los retiré, para poder tumbarme tranquila en la cama y como había dicho Michelle, mamá, dormir un poco, quién sabe, igual despertaba y ya recordaba mis últimos 18 años.

x x x x

Estaba oscuro, muy oscuro. Dos personas estaban sentadas en un muro, un chico y una chica, a la que reconocí como el reflejo que se producía cuando me miraba en el espejo. No podía ver una clara imagen de la cara del chico, pero si cómo su mano se posaba en mi cintura y no me dejaba apartarme. Veía la imagen desde fuera, como si no fuera yo misma la que estaba ahí sentada.

- Es difícil Emily, pero tengo que intentarlo.

Mi cabeza, fuera de yo poder dar órdenes, asintió.

- Lo entiendo, de verdad lo hago. Pero te extrañaré.- No podía controlar lo que decía, yo quería preguntarle quién era pero no podía.

- Y yo a ti Emily. No estaré mucho tiempo fuera, lo prometo.

x x x x

El sudor resbalaba por mi cabeza. Me llevé una mano a la frente y me senté en la cama, encendiendo la luz.

- ¡Hija! – La puerta de la habitación se abrió de golpe, lo que me asustó.- ¿Qué te ha pasado? ¿Estás bien?

- Solo era un sueño, o eso creo. Estoy bien esto... papá.

El hombre me abrazó y me acercó un vaso de agua fría, me la bebí de un trago.

- ¿Puedes volver a dormirte? ¿O prefieres ducharte y hacer algo?

- Creo que iré a darme una ducha.

- Claro, iré a ayudar a tu madre a preparar el desayuno.

Cuando se fue del cuarto me levanté y me duché. Mi pelo color rubio oscuro y levemente rizado me llegaba por los hombros y mis ojos verdes claros estaban rodeados de lágrimas cuando me miré de nuevo al espejo.

¿Por qué no recordaba ni el color de mis ojos?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 03, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

drawingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora