Capítulo 4: Malteada para el afortunado.

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Capítulo 4: Malteada para el afortunado

Lo que ellos vieron, ¿realmente era lo que sus ojos creían? ¿O solo era que todo lo estaban imaginando? Pero no podía ser algo así, no era su imaginación que les estaba jugando sucio y mucho menos se trataba de una pesadilla, porque aquella escena era ni más ni menos que real y les había caído de sorpresa.

Lo que veían era la cruda verdad, y nada más.

Y es que aquella chica que le había robado el corazón a su amigo, estaba siendo besada por Michael, aunque lo que más los sorprendió fue que ella lo separó de un fuerte empujón, seguido de ello le dio una bofetada. Calipso rápidamente se paró de esa mesa y se alejó de ahí, no sin antes dirigirse a Michael

-¿A qué juegas? -espetó en su cara, con decepción en el tono de su voz.

Se fue de ahí dando pasos largos y pasando por donde los chicos estaban sentados, algunos pudieron notar que lágrimas corrían por las mejillas de Calipso.

Leo, que estaba sentado en la esquina del otro banco, pudo notar aquello cuando ella pasó cerca de él, y de inmediatamente se levantó dispuesto a seguirla pero Jason lo detuvo, ya que era el que estaba cerca de Leo para hacerlo, y negó con la cabeza para que su amigo no la siguiera.

Él obedeció y volvió a tomar asiento, pero se enfadó mucho más al ver que en la otra mesa todos reían por lo sucedido, como si fuera de lo más divertido.

¿Cuál era su maldito problema? Se preguntó Annabeth al ver también en la dirección en la que Leo observaba furioso.

-Esto no se queda así -murmuró Annabeth, ya no lo soporto más y se levantó furiosa para enfrentarse a ellos que habían semejante tontería a alguien como Calipso, y con ella llevaba su malteada de fresa; que se encontraba llena hasta la mitad del vaso

Pero antes de que diera un paso más, fue tomada por la muñeca, ella se giró para ver a ese alguien que le impedía el paso, al hacerlo se encontró con Jackson, sus amigos observaban la escena y no faltaba uno que otro estudiante curioso que también los veía.

-¿A dónde vas? Y específicamente con eso -preguntó Percy señalando el vaso con su mano izquierda, mientras que con la otra sostenía la muñeca de Annabeth, quien intentaba zafarse de él, pero aquello era en vano pues el chico era fuerte.

-Sólo iba a hablar con ellos, ¿hay algún problema? Y si así es, adelante, ¡dímelo! -exigió saber Annabeth, estaba harta de él. Y no le molestaría decírselo en su cara; pero sabía contener su enojo, a menos que llegara a colmar su paciencia, y la que ella tenía con él era más corta que lo que uno tardaba en convertirse en piedra tras ver a Medusa.

-Que llevas una malteada y vas directo a esa mesa -respondió Percy, señalando la mesa de donde habían provenido las sonoras risas que ahora ya eran escasas.

-Oh y ¿acaso tú eres el defensor de ellos o qué? Porque si son tan importantes para ti, deberías irte junto con ellos -lo señalo de manera acusatoria, con la mano que era retenida por Percy, fue algo de suerte el que él hubiera estado cerca suyo.

-Sólo estoy evitando que vayas a cometer cierta tontería, y además, no ganarías nada echándole una malteada al afortunado -ironizó el chico.

¿Era en serio? ¿Tanto así era su preocupación? No era necesario que se lo preguntara, ella misma sabía la respuesta. Y ahí la tenía Percy, reteniéndola, ¿que no hace rato no la había tratado de mal manera y mostrado lo poco que le importaba lo que ella hiciera?

-¿Y? No estaría mal hacerlo ¿y sabes una cosa? Eso ya lo sé, pero ¿por qué no dices el otro motivo por el cual no debo ir a aquella mesa? Adelante, dilo, te escucho -dijo Annabeth levanto su tono de voz.

-Chicos cálmense, esto no... -Frank se levantó e intentó calmarlos, pero no tuvo éxito.

-¡Cállate Frank!! -consiguió un grito por parte de ambos lo que lo hizo volver a sentarse.

-¡Hey! Yo soy el único que lo calla aquí -demandó Leo, haciéndose el ofendido, pero ambos hicieron caso omiso a su comentario; a excepción de Frank.

-¡Eso no es cierto!­ -recriminó él, Leo sólo lo ignoró y siguió viendo la discusión que se llevaban a cabo Percy y Annabeth. Vaya empeño que brindaban sus amigos por detenerlos; claro que el cómo trataron a Frank les hizo pensar dos veces.

-¡Anda y dime cual era el otro motivo! -insistió otra vez ella pues no había recibido respuesta por parte del chico, y no hubo puesto que Percy solo se limitó a mirarla arqueando una ceja, mostrándose confundido y sin entender nada de lo Annabeth se refería.

Ella al ver su cara de atónito rodó lo ojos, a veces enserio se pasaba de imbécil, pensó.

-¿Crees que no lo sé? ¡Ahg! Por favor si es tan obvio... ¡ella te gusta!, se puede notar a kilómetros de distancia, sólo hace falta ver cómo la miras para darte cuenta y lo sé porque he visto como ciertas personas tienen la mirada en mi amigas... -empezó a decir Annabeth, y dicho aquello sus amigas se sonrojaron, a excepción de Thalia, por lo que Piper y Hazel bajaron su la mirada, avergonzada; en cambio, los chicos miraron a las chicas preguntándose a quienes se refería Annabeth, que ellos ni siquiera ellos lo sabían.

-Y si quieres estar con ella, ¡adelante! -Percy juraría haber visto relámpagos destellar en aquellos ojos grises-. Tú también puedes irte, ¿es tan sencillo verdad? Simplemente dejar a las personas y creer que para ellos es fácil olvidar, ¡pero no lo es! Y si ninguno va a recibir esta malteada, otro será el afortunado -continuó Annabeth.

-Oh, ¿y quién...? -pero Percy no termino de hablar, pues la malteada le terminó justo en la cara.

Todos, incluidos sus amigos, se mostraron sorprendidos ante tal acto, incluso del carácter y actitud de Annabeth; pues nunca había hecho semejante cosa.

En ese instante Percy la soltó de la muñeca. Annabeth no lo peno dos veces y salió de la cafetería a paso rápido, dirigiéndose a los baños con las lágrimas corriendo por sus mejillas; no podía ignorar el motivo porque lo recordaba a la perfección.

Mientras tanto, Percy salió por la otra entrada de la cafetería, furioso y con la malteada de fresa escurriendo por su cara.

Ambos chicos habían dejado más que atónitos a sus amigos, quienes sólo fueron presentes de la escena, sin poder creer que tal disputa entre ambos chicos llegará hasta ese límite.

T & O es porque te odio || PercabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora