𝐎𝐛𝐬𝐞𝐬𝐢ó𝐧 (Iris x Tierra)

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ACLARACIÓNES:

(Este miren quería aclarar algo, Iris y la tierra son personajes masculinos los dos, por lo tanto, es una historia entre chicos, pero veo que lo confunden demasiado porque pongo "la tierra" o sea es la forma correcta de referirme a la tierra porque tampoco puedo decir "El tierra" suena muy mal incluso en la propia serie de solar balls le dicen tierra o la tierra así que ya no tengas más confusión)

HISTORIA:

Sin embargo, mientras se sumergía en su soledad, alguien más lo observaba desde la distancia.

Iris, oculto entre las sombras del espacio, observaba cada movimiento con una mirada fría y fija. Había visto cómo Venus empujaba a la Tierra, cómo la Tierra se apartaba de Marte, pero fue cuando la Luna se acercó qué sintió su sangre hervir.

Iris
— ¿Qué crees que haces? —

murmuró para sí mismo

Iris había visto cómo la Luna envolvía a la Tierra en un cálido abrazo, consolándolo con una suavidad que él jamás había mostrado. El simple hecho de que la Luna estuviera allí, cuidando a su “hombre”, le desgarró el corazón. En su mente, la Tierra era suyo, solo suyo. Nadie más debía acercarse a él, nadie más tenía el derecho de consolarlo.

Iris
— No… no puedo permitirlo.

Desde su escondite, Iris vio cómo la Luna susurraba algo en el oído de la Tierra.

Sus ojos brillaron con una furia oscura, el sentimiento de posesión apoderándose de él. Nadie, ni la Luna ni Venus, debía acercarse a la Tierra. La Tierra era suya, y solo él podía tocarlo.

Lo que no sabía Iris era que la Tierra no necesitaba su consuelo en ese momento.
El abuso que le había causado lo había marcado profundamente, y las heridas que Iris le había dejado eran más grandes que cualquier acto de cariño. La Tierra solo quería espacio, quería procesar sus propios sentimientos, y no estaba listo para enfrentarse a la presencia de Iris.

No quería pensar, no quería sentir. Había demasiada confusión en su mente, demasiado dolor. Las palabras de Venus seguían martillando en su cabeza, pero lo que más le atormentaba era la presencia de Iris.

Mientras tanto, cerca de la Tierra…

La Luna abrazó a la Tierra, rodeándolo con su luz suave, su presencia cálida, y aunque sabía que la Tierra no quería hablar, su consuelo era el único que podía ofrecerle ahora.

Tierra
— Gracias… —susurró, sintiendo que sus lágrimas caían sin cesar.
— No sé qué haría sin ti, Luna.

Pero, detrás de ellos, Iris no podía soportar más. El dolor en su pecho lo quemaba. La imagen de la Tierra siendo abrazado por la Luna le era insoportable. Nadie más tenía derecho a consolarlo. Nadie más lo tocaría.

Iris veía la escena con una mezcla de rabia y desesperación.
La Luna, suave y serena, abrazaba a la Tierra, envolviéndolo en su luz tranquilizadora. La Tierra, con su rostro cubierto de lágrimas, descansaba en el consuelo de su Luna, buscando la paz en su abrazo.
Pero para Iris, esa imagen era un golpe directo al corazón, un recordatorio doloroso de lo que había perdido, de lo que sentía que le pertenecía por derecho.

Iris
— ¿Por qué? —murmuró, su voz quebrada por la ira.
— ¿Por qué él? —su tono se volvió más bajo, más sombrío.
— ¿Por qué él, y no yo?

Su cuerpo temblaba de furia mientras sus ojos se clavaban en la escena. Sentía cómo su corazón latía más rápido, la ansiedad y el deseo de controlar todo lo que sucedía en ese momento. La Tierra no podía ser consolada por nadie más que por él.

Nadie podría acercarse a su “hombre” de esa manera, nadie podría abrazarlo, tocarlo, calmarlo… solo él tenía ese derecho.

Tierra, sintiendo una extraña inquietud, levantó la vista por un momento, pero no vio nada. La sensación persistía, una sensación de peligro que no lograba identificar, pero que lo hacía sentirse vulnerable. Sin embargo, la Luna lo mantenía anclado en el presente, abrazándolo con la calma que necesitaba.

Luna
— Tierra, aquí estoy… No estás solo. Todo va a estar bien. —susurró suavemente

Con Marte y Venus

Venus, caminando al lado de Marte, no podía evitar seguir pensando en lo que había ocurrido.
La forma en que la Tierra había empujado a Marte, como si no quisiera la ayuda de nadie, lo había golpeado de manera inesperada.

Venus
— ¿Qué diablos fue eso? —murmuró, mirando a Marte de reojo.

Marte suspiró, sintiendo el peso del momento. Había intentado acercarse a la Tierra, ofrecerle su apoyo, pero todo había terminado con un empujón frío y distante.

Marte
— No lo sé, Venus. —su tono era grave, como si las palabras estuvieran atrapadas en su garganta…

Venus
— No creo que la Tierra no quiera nuestra ayuda. —

Marte
— Pero Venus, no crees que fuiste demasiado grosero con esos insultos… —dijo Marte, su voz sincera, aunque llena de cierta tensión.
— Sé que la Tierra estaba actuando raro, pero… los insultos no ayudaron en nada. Solo lo hiciste sentir peor.

Venus
— ¿Y qué quieres que haga, Marte? —respondió Venus con tono áspero, su voz cargada de frustración.

Marte
— Lo entiendo, pero… —Marte trató de buscar las palabras adecuadas, con un suspiro.
— Tal vez no necesitamos empujarlo de esa manera. Lo que más necesita ahora es comprensión, no más distancia.

Venus no respondió de inmediato, pero su rostro se suavizó un poco al ver la seriedad de Marte. Sabía que, en el fondo, Marte tenía razón. La forma en que había actuado no había sido la mejor, y aunque sus intenciones eran buenas, las palabras no siempre llegaban de la forma que uno esperaba.