Parte 4.

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Estaba agotada de tanto andar, me había hecho recorrerme la mitad de la ciudad, sin exagerar.

Terminó acompañándome y llegué sobre las diez y media o así. Nos despedimos dándonos dos besos.

-Descansa.-Susurro sonriendo.

-Ya hablamos.-Sonreí y entré con cuidado a mi habitación, tal vez ni habrían notado que no estuve en toda la noche.

Fui hacia la cocina y me hice un café para seguir despierta, al menos hasta que fuera la hora de "la siesta". No suelo hacerlo, pero no había dormido, tenía que aprovechar.

Esa misma noche me volví a encontrar con Pablo, pero no por la calle no, esa noche pensaba quedarme durmiendo en mi cama, tenía demasiado sueño, pero ahí estaba, de pie en el portal, mirándome con una sonrisa de oreja a oreja.

Terminé aceptando salir con el aquella noche, y la siguiente, y la siguiente...

Me acostumbré a dormirme cuando llegaba de madrugada y por la tarde, no había otra forma.

Tan solo había pasado un mes desde que llegué aquí y creía que estaría aburrida en casa pero me alegro de que no fuera así y había algo peor que estar sola y aburrida... Creo que había empezado a sentir algo por Pablo. Pero sabía que no podía llegar a ser, y en apenas dos meses volvía a Murcia, así que...

Intenté aprovechar al máximo esos meses que me quedaban allí.

Un mes nos fuimos todos juntos de viaje a Benidorm a disfrutar de las playas. Todos los días eran iguales. Por la mañana y tarde playa, por la noche fiesta, y de madrugada a dormir.

Ya era Agosto. Último mes de vacaciones antes de volver de nuevo a la universidad, estudiar, etc.

Las primeras semanas intenté pasarlas con mis abuelos, así en plan familiar, ya me entendéis.

Para empezar, por la mañana, mi hermano y yo ayudábamos a mi abuela a limpiar la casa, siempre se ha dicho que las cosas se hacen más rápido cuando somos más y como no ha hacer la comida. Bueno a eso le ayudaba yo, mi hermano no tenía mano para cocinar, entonces el aprovechaba y ayudaba a mi abuelo a arreglar cosas o a inventar cacharritos de los suyos.

Después de comer nos poníamos a ver la tele un ratito. Ellos siempre querían ver las noticias. A mí no me gustaba verlas mucho pero siempre las veía alguna que otra vez.

Sobre las cinco cogíamos los juegos de mesa que guardaban en un armario bajo la tele y nos pasábamos las horas jugando y jugando hasta que se hacia la hora de la cena.

UN AMOR DE VERANO. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora