Taehyung.
— ¡Oh, por Dios! ¿Qué hora es?
La voz aterrorizada de Hoseok me hizo despertar de inmediato. Me incorporé en la cama, medio aturdido, con los ojos entreabiertos. Vi cómo se levantaba apresurado, sus manos moviéndose frenéticamente por la habitación, buscando algún reloj, algún indicio del tiempo. Al ver la expresión de pánico en su rostro, me levanté también, con calma, para acercarme a él. No quería que se asustara más de lo necesario.
— Hoseok, tranquilo —dije, mi voz grave pero suave, tratando de que mi tono le transmitiera calma— No tienes de qué preocuparte.
Al escucharme, él se giró hacia mí, su mirada era pura ansiedad, llena de desesperación. Por un instante, vi cómo sus ojos se llenaban de un miedo tan profundo que no supe si lo que más me asustaba era el hecho de que yo pudiera hacer algo por calmarlo o si simplemente la situación lo estaba desbordando completamente.
— ¿Cómo qué no? —replicó, su voz vibrando con la mezcla de pavor y frustración que sentía—Si alguien se da cuenta de que no estoy... Si Yuna, ya fue a llevarme el desayuno y vio que no estoy en mi cuarto, le va a decir a él.
Hoseok no necesitaba decir más. Sabía exactamente a quién se refería con "él". El miedo que veía en sus ojos no solo era por haber desaparecido sin previo aviso; era por la posibilidad de que Jackson, su esposo, descubriera cualquier cosa fuera de lo común, cualquier movimiento que pudiera ponerlo en peligro. La forma en que Hoseok decía su nombre, el rencor y el miedo en su voz, me desgarraban por dentro. Era un hombre atrapado en una relación que el nunca elegio, un matrimonio que lo había marcado de manera irreversible. No podía quedarme de brazos cruzados mientras él vivía con esa angustia.
Me acerqué más a él, intentando que no se desbordara, tratando de que la situación no se volviera aún más tensa. Mi cuerpo estaba cerca del suyo, con los dos respirando entrecortadamente, pero aún pude mantener la calma.
— Hoseok, escucha —dije, manteniendo mi tono suave pero firme—Nadie tiene por qué enterarse. Y aunque lo hicieran, no voy a dejar que te pase nada, ¿entiendes?
Mis palabras parecían llegar a su corazón, aunque su ansiedad no desaparecía por completo. Él levantó la vista hacia mí, sus ojos reflejaban una lucha interna, como si estuviera tratando de convencer a sí mismo de que podía confiar en lo que le decía. Pero la incertidumbre seguía acechando en su mirada, el miedo a lo que podría pasar si alguien, especialmente Jackson, llegaba a descubrirlo.
— No entiendes cómo es él, Taeyong —dijo, la voz quebrada, como si cada palabra le costara un esfuerzo monumental. Dio un paso atrás, como si el miedo lo obligara a distanciarse de cualquier cosa que pudiera ofrecerle seguridad— Si sospecha algo, aunque sea mínimo...
No pudo terminar la frase, pero no hacía falta. Sabía lo que significaba. Jackson no era un hombre fácil de tratar. Y por lo que Hoseok había contado, no había duda de que cualquier mínimo desliz lo llevaría a enfrentarse a una situación aún más peligrosa.
No me aparté. De hecho, me acerqué aún más a él, sin dejar que se alejara. Con un gesto suave, le tomé las manos, deteniéndolo en su huida mental y física. Miré profundamente a sus ojos, con la intensidad de alguien que está dispuesto a luchar por lo que más importa.
— No voy a dejar que te haga daño —afirmé con rotundidad, mi voz firme, cargada de una convicción que sentí de manera visceral—Lo que sea que pase, lo enfrentaremos juntos. Lo prometo.
Hoseok no dijo nada por un largo momento, como si mi promesa tuviera un peso que aún no lograba comprender por completo. Finalmente, sus ojos se suavizaron, y pude ver cómo el miedo en su rostro comenzaba a desvanecerse lentamente, reemplazado por una frágil esperanza. Su respiración, que antes estaba errática, comenzó a calmarse, y pude ver cómo se relajaba un poco.

ESTÁS LEYENDO
EL DONCEL Y LA BESTIA
FanfictionLos cuentos de hadas no existen. Solamente existe la crueldad y la asfixiante realidad. Por lo menos así, lo veía Jung Hoseok. El chico cuyo destino, fue marcado por las infidelidades y el constante maltrato de su esposo. Quería huir y perseguir...